
HACER PREGUNTAS A DIOS
(Salmo 13:1-2)
Muy pocas veces nos preguntamos si está bien hacer preguntas a Dios. Muchas veces, ignoramos que hacer preguntas a Dios es una parte importante de la fe y de la espiritualidad.
En esta reflexión quiero exponer sobre un aspecto fundamental de nuestra relación con Dios: hacer preguntas. Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos han buscado respuestas a sus inquietudes más profundas, y a menudo, esas preguntas se dirigen a Dios. Pero, ¿es correcto hacerle preguntas a Dios? ¿Cómo debemos hacerlo? Y, sobre todo, ¿qué respuestas podemos esperar?
En la Biblia, encontramos numerosos ejemplos de personas que hicieron preguntas a Dios. Moisés preguntó: "¿Quién soy yo para ir a Faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?" (Éxodo 3:11). El rey David preguntó en el Salmo 13:1-2: "¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre...?" Jesús mismo preguntó a Su padre: ¿Por qué me has desamparado? (Mateo 27:46). Estas preguntas no solo reflejan dudas y temores humanos, sino también una búsqueda sincera de entendimiento y dirección divina. Esta situación nos demuestra la importancia de las preguntas.
Hacer preguntas a Dios no es un signo de falta de fe; al contrario, es un acto de confianza. Muchas veces le preguntamos a Dios: ¿Por qué me pasa a mi esta desgracia? ¿Por qué a mí me toca pasar por todo tipo de pruebas? ¿Por qué tenemos que vivir en la pobreza? ¿Por qué hay muchos que no son creyentes y viven felices? ¿Por qué tanta violencia en el mundo? ¿Dónde estás Señor en los momentos más difíciles de nuestras vidas? Y así, podemos hacer una larga lista de preguntas. Es por eso que, al acudir a Dios con nuestras preguntas, debemos reconocer Su sabiduría y buscar Su guía. Jesús mismo nos enseñó a pedir, buscar y llamar (Mateo 7:7-8). Al hacerlo, fortalecemos nuestra relación con Él y nos abrimos a Su voluntad y propósito para nuestras vidas. De ahí que las preguntas nos acercan a Dios.
Ahora bien, hay muchas formas de preguntar. Es importante acercarnos a Dios con humildad y reverencia. Nuestras preguntas deben ser sinceras y respetuosas, reconociendo Su soberanía. Santiago 1:5 nos dice: "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada" Sin duda que Dios no se ofende por nuestras preguntas, sino que nos invita a buscarlas con fe. Siempre habrá preguntas por cosas que no sabemos, pero debemos confiar que Dios nos dará las respuestas adecuadas.
Dios siempre responde a nuestras preguntas de diversas maneras: a través de Su Palabra, la oración, los consejos de otros creyentes, y las circunstancias de la vida. A veces, Sus respuestas pueden no ser las que esperamos o no llegar en el tiempo que deseamos. Sin embargo, debemos confiar en que Sus planes son siempre para nuestro bien (Jeremías 29:11). Por ello, debemos aceptar con humildad las respuestas de Dios.
Finalmente, no tengamos miedo de hacer preguntas a Dios. Recordemos que nuestras preguntas son una puerta hacia una relación más profunda y significativa con Él. Al buscar Su guía, aceptemos con humildad y confianza las respuestas que Él nos da, sabiendo que Su amor y sabiduría son infinitos. Que Dios nos bendiga y nos guíe siempre en nuestro caminar de fe. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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