
EL PODER DE LA VERDAD Y LA INTEGRIDAD
(Proverbios 12:13-22)
Vivimos en un mundo donde la mentira y la falta de integridad parecen estar en todas partes. Sin embargo, la Palabra de Dios nos llama a vivir de manera diferente. En este texto bíblico encontramos una fuerte enseñanza sobre la importancia de la verdad y la justicia en nuestras vidas. Hoy meditaremos en cómo nuestras palabras y acciones reflejan nuestro compromiso con Dios.
"El impío es atrapado por la transgresión de sus labios, pero el justo saldrá de la angustia."
La mentira siempre tiene consecuencias. Puede parecer que trae beneficios temporales, pero tarde o temprano atrapa a quien la practica. Sin embargo, el justo, aquel que habla con verdad y rectitud, es librado de problemas. Dios nos llama a ser personas de palabra, fieles y confiables.
"El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo es sabio."
La sabiduría no solo consiste en hablar con verdad, sino en estar dispuestos a escuchar y aceptar corrección. El necio cree que siempre tiene la razón, pero el sabio busca consejo y aprende. Como cristianos, debemos estar abiertos a la dirección de Dios y de quienes nos aconsejan con amor.
"Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina."
Nuestras palabras pueden sanar o herir. Cuando hablamos con amor y verdad, edificamos a los demás. Sin embargo, las palabras llenas de ira y mentira pueden destruir. Dios nos llama a ser mensajeros de paz y esperanza, usando nuestras palabras para edificar y no para dañar.
"Los labios mentirosos son abominación a Jehová; pero los que hacen verdad son su contentamiento."
Dios se agrada de quienes hablan y viven en la verdad. No podemos ser cristianos auténticos si nuestra vida está llena de engaño. Dios nos llama a ser íntegros en todo momento, reflejando su carácter en nuestro diario vivir.
En conclusión, el proverbista nos muestra que nuestras palabras y acciones tienen consecuencias eternas. La mentira lleva a la destrucción, pero la verdad y la justicia conducen a la vida. Como hijos de Dios, estamos llamados a hablar con honestidad, a escuchar con humildad y a ser agentes de paz en este mundo.
Que nuestra oración sea: "Señor, ayúdame a vivir con integridad, a hablar con verdad y a ser un reflejo de tu amor en todo lo que hago." ¡Amén!
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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