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   EN BÚSQUEDA DE UN NUEVO HORIZONTE

(Génesis 12:1-4))

No siempre se encuentra un sermón sobre la búsqueda de un nuevo horizonte. Casi siempre se centra en el tema de la renovación personal, espiritual y comunitaria. En esta oportunidad reflexionaremos sobre este asunto. Muchas veces nos ponemos a reflexionar cómo alcanzar un nuevo horizonte, y casi siempre nos quedamos en eso. Es decir, hay la necesidad de un nuevo horizonte, pero nos frustramos al querer lograrlo, al considerar que ya tenemos mucha edad, que ya hemos caminado mucho y ya no hay nada nuevo, que estamos cansados de soñar sin lograr nada nuevo, que estamos solos sin ninguna compañía, que estamos enfermos y tenemos pocos días de vida, etc.

Ante estas circunstancias negativas, debemos reconocer la necesidad de un nuevo horizonte. Y para ello debemos dejar la autocomplacencia y el estancamiento, que a menudo, nos llevan a acomodarnos en nuestras zonas de confort, y esto puede llevarnos al estancamiento. De ahí que, debemos identificar áreas en nuestras vidas donde hemos dejado de crecer. dos ejemplos bíblicos los encontramos en la historia de Abraham, quien dejó su tierra y su familia en busca de la tierra prometida, a la edad de setenta y cinco años de edad (Génesis 12:1-4) y en la historia de Moisés, quien fue llamado por Dios para sacar a Israel de la esclavitud de Egipto, teniendo ochenta años de edad (Éxodo 3:1-10).

Un segundo paso, tiene que ver con la fe y la confianza en Dios. Este aspecto es dar un paso a lo desconocido por medio de la fe. Al igual que Abraham y Moisés, debemos tener fe en que Dios tiene un plan para nosotros, aunque no podamos verlo claramente. No debemos olvidar a los discípulos de Jesús que dejaron atrás sus ocupaciones y familias, por seguirlo (Mateo 4:18-22).  Es por eso que debemos de confiar en que Dios nos guiará siempre hacia nuevos horizontes y nuevas oportunidades.

Un tercer paso, es el compromiso con el cambio, que nos debe llevar a la búsqueda de un nuevo horizonte, y para ello se requiere tomar decisiones y actuar, no solo pensar o desear. Un ejemplo bíblico es el caso del apóstol Pablo, quien después de su conversión, dedicó su vida a difundir el Evangelio (Hechos 9:20-22). De ahí que, es necesario identificar una acción concreta que cada quien puede tomar para avanzar hacia su nuevo horizonte. Ese es el desafío.

El cuarto paso y último es la perseverancia y la resiliencia. Debemos tener en cuenta que la búsqueda de nuevos horizontes no estará exenta de desafíos y obstáculos. Tomemos como ejemplo a Moisés y los israelitas en el desierto, que tuvieron que enfrentar muchas pruebas en su camino a la Tierra Prometida (Éxodo 16:1-3). Siempre debemos recordar que no estamos solos; Dios está con nosotros y que la comunidad de fe nos apoya.

En resumen, podemos decir que, ante la necesidad de cambio, siempre debemos confiar en Dios, actuar con decisión y perseverar en el camino. Debemos tener un tiempo de oración para reflexionar sobre nuestros propios horizontes y tomar pasos concretos hacia ellos. Pedir a Dios guía, fortaleza y fe, para seguir adelante en la búsqueda de un nuevo horizonte. Por último, tengamos en cuenta lo dicho por el apóstol Pablo: "Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" Filipenses 3:14. No dejemos que los errores y fracasos del pasado nos detengan en nuestro propósito de buscar un nuevo horizonte. Mantengamos nuestros ojos en Jesús y que el Espíritu Santo nos ayude en nuestro diario caminar.

Quiera el Señor nos permita seguir buscando nuevos horizontes en medio de la incertidumbre y el caos en el mundo. Que podamos tener la fe necesaria para confiar en nuestro Dios, en la búsqueda de nuevos horizontes.  Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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