
RECHAZANDO LA AYUDA DE DIOS
(Números 14:1-19)
Un amigo que tiene una organización cristiana de ayuda a gente indigente, me compartió, que una familia muy pobre rechazaba todo tipo de ayuda de dicha organización. Preocupado por esta situación me pidió que le ayudara en buscar en la Escritura algún caso parecido. Inmediatamente me puse a buscar una situación parecida en la Escritura. En verdad hay muchos textos bíblicos. Pero, el que me llamó más la atención es el relato que está en el libro de Números 14:1-19. Comparto esta reflexión, ya que esta historia que tiene miles de años, nuevamente se repite. Personas necesitadas, rechazan la ayuda que Dios tiene para ellos. Ya sea por motivos, religiosos, sociales, culturales o ideológicos.
Demos una revisada al texto bíblico en mención. El contexto de este relato tiene su referente en el capítulo trece del mismo libro. Ahí se da cuenta que Dios le pide a Moisés que envíe algunos hombres a Canaán para que exploren el territorio que Él les va a dar. Moisés, en obediencia a Dios, envía a doce hombres a explorar el territorio de Canaán. Luego de cumplida la misión, que duró cuarenta días, los espías presentaron su informe a Moisés y a todo el pueblo. El informe es bueno en cuanto a los recursos y la calidad del terreno. El territorio es muy fértil, hay abundancia de alimentos. Ellos mostraron los frutos que habían traído. Pero, por otro lado, informan que la gente que vive en ese lugar es muy fuerte y han hecho ciudades grandes y bien protegidas. Hay gigantes que viven en esa zona. La gente al escuchar esto último, comenzaron a murmurar. Más, aun, cuando el otro grupo que habían ido también, empezaron a desanimar a la gente, diciéndoles que el territorio era malo y peligroso.
En la noche la gente comenzó a
gritar y a llorar. Se quejan contra Moisés y Aarón, diciendo: «¡Ojalá nos
hubiéramos muerto en Egipto, o en este desierto! ¿Para qué nos trajo Dios a este
territorio? ¿Sólo para que nos maten a todos, y se lleven como esclavos a
nuestras mujeres e hijos? ¡Mejor regresemos a Egipto!» Josué y Caleb, al
escuchar lo que el pueblo estaba diciendo, les animaron a confiar en Dios, que
Él ayudará a entrar en ese territorio y lo dará. Lo importante es no rebelarse
contra Dios ni tener miedo de la gente que vive en ese territorio. Pero, la
gente no les hizo caso; por el contrario, querían matarlos.
Es difícil comprender la actitud del pueblo. Dios había hecho muchos milagros a favor de ellos, ahora rechazan la ayuda que les está dando. Ante esta actitud del pueblo, Dios quiere castigarlos con una enfermedad que acabe con ellos. Moisés, intercede por ellos y le pide a Dios que los perdone, que muestre su poder, su amor y paciencia para con ellos, y les perdone, ya que su amor es tan grande que perdona al pecador. Dios escucha el clamor de Moisés y perdona al pueblo su rebeldía. Este hecho nos recuerda que Dios no nos rechaza, ni nos abandona, Él quiere darnos paz, esperanza y salvación.
Como decíamos al comienzo de esta reflexión, existen personas muy necesitadas, carentes de recursos para sobrevivir, pero rechazan la ayuda que Dios tiene para ellos, ya sea por motivos, religiosos, sociales, culturales o ideológicos. Ignoran que el amor de Dios es grande y no hace diferencia alguna, para dar su amor a quien lo pida. Tal es su amor por el mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16). Timoteo en su carta pastoral nos recuerda que todo lo que Dios ha creado es bueno, y podemos comer de todo sin rechazar nada, si le damos las gracias. Por tanto, podemos comerlos porque Dios así lo ha dicho, y porque nosotros hemos orado por esos alimentos (1 Timoteo 4:4-5).
Que el Señor nos permita dar a conocer del gran amor de Dios a todas las personas, sin ninguna distinción. Él provee lo necesario para nuestras necesidades (Filipenses 4:19). Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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