
CELEBRAR EN MEDIO DE LA ADVERSIDAD
(Salmo 23:4-6)
Muchas veces hemos leído y recitado el Salmo 23, y hemos interpretado que el Señor es nuestro Pastor y que nada nos faltará, porque Él nos cuida. En esta oportunidad quisiera compartir otro énfasis acerca de este salmo. Es el hecho de tener la actitud de celebración en medio de cualquier adversidad. El Señor como anfitrión nos prepara un banquete para que nos sentemos con Él junto con nuestros enemigos que nos rodean. Lo hace para que tengamos plena confianza en su amor y fidelidad. Podemos estar pasando terribles pruebas, tener luchas contra la adversidad, pasar por valles oscuros, pero en todo eso, no tendremos temor alguno, porque el Señor está con nosotros. Tal vez, es impensable estar sentados en un banquete con nuestros enemigos, y hay que tener mucho coraje para hacerlo, pero el salmista nos quiere decir que el Señor, en cada prueba o lucha, nos dice "Venid, siéntate a mi mesa y descansa. He preparado un lugar para ti en presencia de tus enemigos"
Ahora bien, ¿Qué puede impedir que nos sentemos a la mesa de Dios y celebrar en medio de la adversidad? Nada debe impedir que nos sentemos a la mesa del Señor, aun estando nuestros enemigos presentes. En pleno banquete el Señor vierte perfume sobre nuestras cabezas, en señal de amistad y hospitalidad. Esta actitud amorosa y solidaria del Señor debemos celebrarla con gozo y alegría para declarar que el Señor siempre está con nosotros y derrama sus bendiciones sobre nuestras cabezas. Celebrar en medio de las adversidades y ante nuestros enemigos es demostrar que nada ni nadie nos separará del amor de Dios. ¡Somos más que vencedores!
Hoy en día, hay mucho miedo, temor,
ante la aparición de enemigos que pretenden hacernos daño, alejarnos del camino
del Señor, perturbar nuestra tranquilidad. Esos enemigos están a nuestro
alrededor, en nuestro caminar, y no sabemos cómo escapar de ellos. Nos persiguen
en cada momento, están al acecho. Toda esta situación, sin duda que nos causa
temor y miedo. Sin embargo, el Señor nos invita a sentarnos en su mesa junto con
nuestros enemigos, para decirnos que no debemos tenerles miedo, porque Él estará
cuidándonos. En estos tiempos han surgido extorsionadores que amenazan y
asesinan a aquellos que no satisfacen sus exigencias. Las adversidades han
aumentado por doquier, no hay paz, no hay tranquilidad, ni confianza en nadie.
En esas circunstancias, el Señor nos invita a su mesa ante nuestros enemigos
para descansar y celebrar su fidelidad. Esa debe ser nuestra confianza en el
Señor ante nuestros enemigos y en medio de las adversidades.
El Señor, de alguna manera nos alienta a seguir batallando por el logro de nuestros objetivos, de nuestras metas, en medio de las adversidades y de nuestros enemigos. Bien sabemos que no es fácil celebrar ante tanta adversidad, maldad y enemigos. Generalmente, ante todas esas cosas, cunde el pánico, la frustración, la tristeza, que no permiten que vivamos en paz. No debemos sentirnos derrotados, apabullados por las amenazas, tristes y desconsolados. Debemos sacar fuerzas y apelar a nuestra fe, de que el Señor está con nosotros en todo momento. Nada ni nadie nos debe impedir celebrar con gozo y alegría la compañía de nuestro Dios, en medio de las adversidades y de nuestros enemigos. Que todos sepan que el Señor es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza (Salmo 46:1-3).
Que el Señor nos permita sentarnos a su mesa para celebrar, en medio de las adversidades y de nuestros enemigos, su fidelidad y misericordia. Que nada ni nadie nos aleje de su gracia y de su amor. ¡Somos más que vencedores! Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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