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VENCIENDO LA ESTERILIDAD

(Salmo 127:3-5)

 

La esterilidad es un problema que genera muchas dificultades, de todo tipo. La esterilidad en las mujeres es la más común. Ante esa situación, muchas mujeres consideran que es un mal o una maldición por algo malo que se ha hecho. Otras mujeres creyentes en Dios consideran que la esterilidad es un castigo de Dios por algo malo que se ha hecho mal.

 

Ante esa situación, se debe precisar que la esterilidad puede ser por causas naturales del organismo, o alguna deficiencia en la matriz, no es un castigo de Dios. Si revisamos las Sagradas Escrituras, veremos qué el propósito de Dios es la procreación (Génesis 1:29). Los hijos son bendición de Dios (Salmo 127:3-5).

 

Podemos ver algunos casos de esterilidad en las Sagradas Escrituras. Es el caso de Sara, Rebeca, Raquel, la madre de Sansón, Ana, y Elizabeth. Todas ellas pasaron por la experiencia de la esterilidad y sus consecuencias personales, familiares y sociales. Ellas vencieron dicho mal, teniendo puesta su fe en Dios y en su confianza de que Él las bendeciría con un hijo, quitándoles la afrenta. Veremos cada caso.

 

Sara.- Ella era medio hermana de Abraham, su esposo, era diez años más joven que él. Su nombre original era Sarai, pero Dios le cambió por Sara (Génesis 17:15). Compartió la fe de su esposo. Su condición era una mujer estéril (Génesis 11:30). Sin embargo, a pesar de ello y de su edad de noventa años, Dios le prometió que tendría un hijo. Después de un tiempo, de espera y dudas sobre la promesa, Dios la bendijo teniendo un hijo que llamaría por nombre Isaac, quien sería uno de los patriarcas de Israel (Génesis 21:1-7).

 

Rebeca.- Era mujer y sobrina segunda de Isaac. Dios la designó para que fuera la esposa de Isaac. Ella era una creyente en Dios. Su condición era una mujer estéril (Génesis 25:21). En este caso Isaac oró a Dios para que Rebeca pudiera concebir, y Dios escuchó su oración, y Rebeca concibió dos gemelos: Esaú y Jacob. Ella fue elegida por Dios para ser la esposa de Isaac y fue bendecida al ser la madre de dos hijos que harían historia en la historia salvífica.

 

Raquel.- Fue esposa de su primo Jacob. Era la hija menor de Labán, hermano de Rebeca. Ella también tenía la condición de ser estéril. Pero, Dios se acordó de la oración que Raquel hizo pidiendo tener hijos. Ella fue bendecida por Dios, y le quitó su afrenta, teniendo dos hijos, José y Benjamín (Génesis 29:31; 30:22-24; 35:17-19). Raquel a pesar de la adversidad y de la burla de las demás mujeres, logró engendrar dos hijos que también serían personajes importantes en la historia de Israel.

 

Mujer de Manoa.- En el lugar llamado Zora, había un hombre llamado Manoa, de la tribu de Dan, quien tenía una mujer, la cual era estéril. La esterilidad en ese tiempo no solo se limitaba a la incapacidad de procrear, sino como una deshonra o castigo divino. Este hecho generaba un sufrimiento familiar. De pronto, un ángel se le apareció a la mujer de Manoa, para decirle que iba a concebir un hijo. El nombre de ese hijo es Sansón, gran personaje que asumió el rol de juez y libertador de Israel (Jueces 13:2-3, 24).

 

Ana.- Elcana tenía dos esposas, Penina y Ana. Penina le había dado varios hijos y Ana era estéril. Ella sufría la burla de Penina, por no poder concebir. Un día, ella con una profunda angustia, lloraba amargamente mientras oraba al Señor para que le diere un hijo. Ella prometió a Dios que, si le daba un hijo, le sería dedicado a Él para que le sirva. Sin duda, que la fe de Ana era tremenda, tenía la confianza de que Dios escucharía su oración. A los pocos días, Ana sale embarazada y da a luz a Samuel, gran personaje en la historia de Israel (1 Samuel 5-6, 9-11, 19-20).

 

Elizabeth.- Ella es la esposa de Zacarías, un sacerdote. Ambos eran rectos e intachables delante del Señor; obedecían todos los mandamientos y preceptos del Señor (Lucas 1:6). La condición de ella como mujer era ser estéril (Lucas 1:7). De pronto, se le apareció a Zacarías el ángel Gabriel para anunciarle que su esposa daría a luz un hijo que se llamaría Juan (Lucas 1:11-13). Este hijo sería grande a los ojos del Señor y que convertiría a muchos de los hijos de Israel a Dios; además prepararía el camino del Mesías esperado (Lucas 1:17). Finalmente, Elizabeth concibió a su hijo Juan. La actitud de ella fue alabar al Señor porque se dignó quitarle la afrenta entre los hombres (Lucas 1:24-25).

 

Como podemos apreciar, la esterilidad siempre ha sido un problema entre las parejas. Tanto el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento nos dan cuenta de ello. Hoy en día, sigue siendo un problema, en muchos casos sin solución. En algunos casos ha generado separación de la pareja o el divorcio. La ciencia ha tratado de dar solución a este problema, pero, no con buenos resultados. Se ha llegado a establecer que la inseminación artificial es una de las grandes soluciones para las parejas. Luego de repasar la historia de estas mujeres que padecían y sufrían por ser estériles, podemos ver que hay una solución para este asunto. La fe en Dios, el clamor de concebir, a través de la oración, y la misericordia de Dios, hace posible que la esterilidad se convierta en fertilidad, generando gozo y alegría por ese gran milagro. Como decíamos al comienzo, el propósito de Dios es la procreación (Génesis 1:29). Los hijos son bendición de Dios (Salmo 127:3-5).

 

Demos gracias al Señor por darnos el don de la procreación, el don de la vida, y que podamos dar a conocer a aquellas mujeres o varones, que pasan por esta experiencia, que solo el poder de Dios puede revertir la esterilidad en fertilidad, ya que para Él no hay nada imposible (Génesis 18:14; Lucas 1:37). Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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