
LA SABIDURÍA QUE PROVIENE DE DIOS
(1 Reyes 3:3-28)
Cuando uno se pregunta qué es la sabiduría, inmediatamente recibimos como respuesta que la sabiduría es un conjunto de conocimientos amplios y profundos que se adquieren mediante el estudio o la experiencia. Es decir, es una facultad innata del ser humano. En ningún momento se concibe que la sabiduría proviene de Dios. Para algunos, la sabiduría es una pericia para afrontar las cuestiones difíciles de la vida y la adaptación a las exigencias complejas. En las ciencias de la información, la sabiduría constituye el vértice de la pirámide constituida, de menor a mayor complejidad, por dato, información, conocimiento y sabiduría. Los antiguos griegos consideraban la sabiduría como una importante virtud, personificada como las diosas Metis (esposa de Zeus) y Atenea (su hija). Apolo también era un dios de la sabiduría. Para Sócrates y Platón, la filosofía era el amor a la sabiduría. Los romanos también valoraban la sabiduría y se personificaba en Minerva. Pareciera que el tema de la sabiduría era un tema meramente secular o que provenía de los dioses o diosas. Casi todas las culturas así lo consideraban.
En el cristianismo, la sabiduría es también importante. Jesús mismo hizo hincapié en ella (Mateo 11:19). Tomás de Aquino consideraba que la sabiduría era el "padre" (es decir, la causa, la medida y la forma) de todas las virtudes. En el siglo XVIII Immanuel Kant consideraba que el hombre no estaba en posesión de la sabiduría, solo tiende hacia ella. De ahí que, la filosofía sería un esfuerzo hacia la sabiduría, que nunca se cumple plenamente. En las tradiciones budistas, el desarrollo de la sabiduría desempeña un papel central en el que se proporciona una guía completa sobre cómo desarrollar la sabiduría. Según las Sagradas Escrituras, en especial en el libro de Proverbios, se menciona que el principio de la sabiduría es el temor de Dios; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza (Proverbios 1:8). Según el apóstol Pablo, la sabiduría es un don de Dios (1 Corintios 12:8). El capítulo 3 de 1 Reyes nos da un claro ejemplo de que la sabiduría proviene de Dios. Analizaremos a continuación, este capítulo.
El versículo 3, del capítulo 3 de 1 Reyes, empieza indicando que Salomón amaba mucho a Jehová, andaba en los estatutos de su padre David. Un día, en Gabaón, se presenta el Señor a Salomón en sueños, y le dice que le pida lo que quiera, que Él se lo dará. Ante eso, Salomón le dice al Señor que gracias a su misericordia y amor para con su padre David, fue muy bueno con él, debido a que él le sirvió fielmente, fue un buen rey y le obedeció en todo. Ahora, él es su hijo, y ha permitido que esté como rey en lugar de su padre David, pero que es muy joven, y no sabe qué hacer. Ahora está ahora al frente de un pueblo, que es tan grande y numeroso. Luego le pide a Dios que le dé sabiduría, para que pueda saber lo que está bien y lo que está mal. Sin su ayuda no podrá gobernar a su pueblo. A Dios le gustó que Salomón le pidiera esto, y le dice que como le ha pedido sabiduría para saber lo que es bueno, en lugar de pedirle una larga vida, riquezas, o la muerte de sus enemigos, entonces, le dará sabiduría e inteligencia. Será más sabio que todos los que han vivido antes o vivan después de él. Además, como algo adicional, le dará riquezas y mucha fama, aunque no haya pedido eso. Mientras viva, no habrá otro rey tan rico ni tan famosos como él. Pero, Dios le hace una advertencia, de que, si lo obedece en todo lo que hizo su padre, vivirá muchos años. Salomón se despierta, y comprueba que había estado soñando. Este relato (1 Reyes 3:3-15), es una primera parte, en la que Dios le otorga sabiduría a Salomón para gobernar a su pueblo. Es admirable, y ejemplar, la humildad de Salomón, al pedir, a Dios, solo la sabiduría para poder gobernar bien a todo un pueblo. Hoy en día, esto no se da, la mayoría de los que gobiernan un pueblo, lo menos que piden, es sabiduría. Buscan con ambición, el poder, la riqueza, el dominio, se enredan en la corrupción, quieren pasar a la historia como grandes líderes. En ningún momento, Dios está en sus planes. Menos, el establecer justicia e igualdad entre las personas. Se consideran súper poderosos.
Los versículos 16-28, de 1 Reyes 3, representan la segunda parte, donde Salomón pone en práctica la sabiduría otorgada por Dios. Pasado un tiempo, dos prostitutas van donde el rey Salomón, para presentar una queja. Una de ellas le dice que ellas viven en una misma casa. Ella tuvo un hijo, y tres días después, la otra mujer tuvo el suyo. Las dos estaban solas, agrega. Pero, una noche, el hijo de esta mujer murió porque ella lo aplastó mientras dormía. Y a media noche se despertó, y al ver que su hijo estaba muerto, lo cambió por el suyo. A la mañana, cuando despertó, y quiso darle leche a su hijo, se dio cuenta de que el niño estaba muerto, y cuando ya hubo más luz en la habitación, descubrió que no era su hijo. En ese momento, interrumpe la otra mujer para decir que no era cierto lo que se dice. Manifiesta que el niño que vive es su hijo, y el que está muerto es de la otra mujer. Se produjo una discusión al respecto ante el rey Salomón, cada una de ellas sostenían que el niño vivo era el suyo. Salomón al ver esta discusión que no tenía fin, dispuso que le trajeran una espada para que partan en dos mitades al niño vivo, y se le entregue a cada mujer una mitad. De pronto, la verdadera madre, llena de angustia, gritó al rey que por favor no matasen al niño. Prefería que se lo den a la otra mujer. Pero, la otra mujer dijo que mejor lo partan, así el niño no sería para ninguna de las dos mujeres. El rey Salomón ante la respuesta de esta mujer, ordenó que no mataran al niño y que se lo den a la mujer que no quiere que lo maten. Porque ella es su verdadera madre, concluyó. Esta solución al problema presentado, hizo que se ganara el respeto del pueblo, porque ellos se dieron cuenta de que Dios le había dado sabiduría para ser un buen rey. Sin duda alguna, que la sabiduría dada por Dios, le permitía a Salomón tomar esta sabia decisión. Cuantas veces, el ser humano, toma decisiones sin contar con la ayuda de Dios. Muchas veces se dejan llevar por sus propios instintos o por consejos equivocados, que al final, no es la voluntad de Dios.
Estas dos experiencias del rey Salomón nos ayuda a comprobar que la sabiduría proviene de Dios, aunque la ciencia se afane por encontrar respuestas a una serie de fenómenos extra naturales, no lográndolo, en la mayoría de casos. Dios es el dador de toda sabiduría. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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