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LA NECEDAD DE NEGAR A DIOS

 

(Salmo 14)

 

El Salmo 14, tiene su paralelo con el Salmo 53, ambos han sido escrito por el rey David. El tema es la negación de la existencia de Dios, para poder hacer el mal, en lugar de hacer el bien, que es la voluntad divina. Esa es la necedad del ser humano. Esta actitud del necio, al negar a Dios, le permite no reconocer a Dios como el Señor del universo y de todo lo creado, menos, acatar sus mandamientos. En esa situación, el necio se corrompe, hace cosas abominables ante los ojos de Dios. No hay nadie que le pueda llamar la atención o castigar por aquellas cosas abominables. Entonces, en esa situación, se puede robar, matar, mentir, oprimir, esclavizar, sin ninguna sanción. Tal es el nivel de corrupción, que ya nadie hace el bien. De ahí que, para las personas que viven en corrupción, es mejor negar la existencia de un Dios, que es justo y misericordioso. Esto mismo sucede hoy en día en nuestra sociedad. Hay personas que se declaran ateas, no tienen ningún temor de Dios y no están dispuestas a cumplir con sus mandamientos. Se consideran libres de hacer lo que les da la gana, y cometer todo tipo de atropello o delito, en contra de su prójimo. Como consecuencia de esta actitud, podemos ver como se roba, se abusa de las personas, se asesina sin piedad a gente inocente, se corrompe a personas, para lograr un beneficio ilícito. Al final de cuentas, no pasa nada con esas personas. La raíz de esos males es la negación de Dios, esta es la necedad del ser humano.  

 

El salmista David nos dice que Dios miró desde los cielos a los seres humanos, para ver si hay alguien con entendimiento, alguien que busque a Dios, pero no encontró a ninguno, todos se han desviado, se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Los que hacen iniquidad, los que devoran al pueblo de Dios, y no invocan a Dios, no tienen discernimiento. Pero todos ellos temblarán llenos de miedo, al saber que Dios está con la generación de los justos. Se han burlado del pobre, pero Dios es su esperanza. Esta es una realidad actual. Una vez más decimos que la consecuencia inmediata de la negación de Dios es una conducta perversa. Por otro lado, el salmista expresa su anhelo que del monte de Sion venga la salvación de Israel. Su esperanza está que cuando Dios cambie la situación de su pueblo, se alegrarán los descendientes de Jacob y todo el pueblo de Israel.      

 

Analizando el texto, uno puede ver que no se está haciendo alusión a un ateísmo declarado, pues las naciones paganas y los infieles de Israel creían en Dios, sino que, en lo profundo del corazón, en lo íntimo de la mente, Dios no es reconocido como tal. Es el caso, que muchos pueden afirmar que Dios existe, y sin embargo ser ateos. Ya que, al despreciar los mandamientos del Señor, al no someterse al gobierno de Dios, al desestimar el juicio divino, al suponer que él está distante e indiferente, toda la vida y acciones estarán orientadas por una filosofía ateísta: no hay rendición de cuentas, y no hay principios morales absolutos. Esta es la situación del necio. El problema no es conocimiento o razonamiento, el problema es ético y moral. Cuando se echa a Dios a un lado, entonces es posible la corrupción, y toda clase de maldad. Si no hay Dios, no hay normal moral que valga, ni voluntad para obedecerle.

 

Hoy en día, mucha gente que cree que no es necesario creer en Dios, ya que el ser humano de por sí es bueno, que solo necesita "encontrarse a sí mismo" para desarrollar el potencial divino que está dentro de sí. Basta mirar a nuestro alrededor para comprobar que esto es una realidad generalizada en nuestra sociedad. Pero, esto es una utopía, es una mentira, ya que no hay ninguno que haga el bien, todos se han corrompido, se han alejado de Dios, no hay discernimiento, y por eso la desobediencia, la maldad contra los que hacen el bien. Ahora bien, aunque muchos se alejen de Dios, y elijan vivir una vida en pecado, cometiendo todo tipo de injusticia y de maldad, existe un pequeño remanente que mantiene su fe en Dios y practica sus mandamientos, manteniendo su esperanza y seguridad del favor divino; y por más que en esta tierra le toque atravesar momentos de duras pruebas y dolor, la esperanza que está puesta en Dios, jamás será defraudada. 

 

Que el Señor se manifieste en todos aquellos que por falta de discernimiento se apartan de Dios y le niegan, viviendo, lamentablemente, una vida en corrupción y maldad. Que Su salvación les alcance también a todos ellos. Que el pueblo de Dios siga perseverando en obediencia a Dios y a sus principios, para que sirva como testimonio vivo de la existencia de Dios. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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