
SI FUÉSEMOS EXPRIMIDOS
(Mateo 15:18)
Leí en internet, el ejemplo del profesor Enrique Pimentel, que daba a sus alumnos en una conferencia. Sin duda que me llamó mucho la atención. La lección trataba sobre lo que hay dentro de nosotros y cómo reaccionamos en tiempos de presión. El profesor tomó una naranja y preguntó a un alumno: Si yo exprimiera la naranja tan fuerte como pueda, ¿qué podría salir? El alumno respondió: Jugo, ¡por supuesto! El profesor volvió a preguntarle al alumno: ¿Por qué cuando exprimo la naranja sale jugo de naranja? El alumno le dijo: Bueno, es una naranja y eso es lo que hay dentro. Con esta respuesta, el profesor le dijo: Cierto. Vamos a suponer que esta naranja no es una naranja, sino que eres tú y alguien te aprieta, te exprime, pone presión sobre ti, y te dice algo que a ti no te gusta; te ofende y fuera de ti sale ira, odio, amargura, miedo. ¿Por qué sale esto? La respuesta del alumno fue: Porque eso es lo que hay dentro.
Este ejemplo sirvió para afirmar, que la vida nos da grandes lecciones. Debemos preguntarnos: ¿Qué sale de nosotros cuando la vida nos aprieta, cuando alguien nos produce dolor o nos ofende? Si la ira, el dolor y el miedo salen de nosotros, es porque eso es lo que hay dentro. Ahora bien, no importa quién nos exprima, si es nuestra madre o padre, hermano o hermana, nuestros hijos, nuestra esposa o esposo, algún amigo, el jefe del trabajo, etc. Lo que importa es la reacción que tomamos. Si alguien dice algo no agradable sobre nosotros, lo que sale de nosotros es lo que hay dentro. Es lo que Jesús dijo: "Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre" (Mt. 15:18). Es nuestra elección decidir sacar lo que está dentro de nosotros. Si cuando alguien nos presiona y sale de nosotros amor, eso es lo que existe en nuestro interior.
Esta excelente lección, es bueno tenerla en cuenta hoy en día, cuando vivimos momentos difíciles, de presión, de abuso, de violencia, de marginación, de dolor, de enfermedad, etc. Muchas veces, se reacciona de una forma violenta. Queremos resolver el asunto con violencia, ignorando que la violencia genera más violencia. Esta actitud que tomamos, es porque dentro de nuestro interior, albergamos violencia, rencor, odio, maldad, envidia, dolor, miedo, sufrimiento, etc. He visto casos, cómo una palabra mal dicha o un gesto inapropiado, ha generado un problema, que ha llevado a situaciones de violencia verbal o física. Lamentablemente, esta situación se da en el seno de la familia, en el barrio, en el trabajo, en el centro de estudio, entre amigos, en los partidos políticos, en el gobierno de un país., y otros espacios sociales. La violencia, la guerra, tienen sus orígenes en estas actitudes. ¡Cuánto de eso vemos a diario! Nuestra sociedad sufre las consecuencias de la violencia.
Como cristianos, estamos llamados a ser instrumentos de amor y paz. La Biblia nos dice que Dios es amor y que es perfecto, que debemos amarnos unos a otros. Nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano (Cf. 1 Jn. 4: 7-21). Jesús mismo dio ejemplo del amor. A Él lo exprimieron y sólo salió de su interior, perdón, amor, misericordia, compasión, por nosotros. Nos dio ejemplo de amor y paz, a pesar de que lo insultaron, lo humillaron, lo traicionaron, lo laceraron, lo clavaron en una cruz como un criminal. De Él solo salió amor y perdón. Ese es el ejemplo que nos toca imitar, como cristianos, en medio de un mundo en que predomina la maldad, el odio, la violencia, el rencor, la falta de perdón, la injusticia, la discriminación. Es hora de preguntarnos: ¿Qué atesoramos en nuestro interior cuando vivimos tiempos de presión?
Roguemos al Señor para que nos de la capacidad de amar a pesar de las dificultades o presiones que nos toque vivir. Que podamos ser instrumentos de paz y amor en todo momento. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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