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SOMOS HEREDEROS DE LA REFORMA PROTESTANTE

 

(Romanos 12:1-2)

 

Después de quinientos años en que se produjo la Reforma Protestante, a cargo del monje Martín Lutero, el 31 de octubre de 1517, en Alemania, muchas cosas han sucedido en la Iglesia y en el mundo. Dios llamó a Lutero para reformar Su iglesia, que se había apartado del verdadero propósito que Él quería de ella. La corrupción en el interior de la Iglesia era evidente, hasta el punto de que la salvación y el perdón de los pecados, se podían comprar con un puñado de monedas. Ante esa situación, Lutero propuso en sus 95 tesis, un cambio radical de la Iglesia. El meollo de su teología se puede sintetizar en los cinco postulados: Sola Scriptura, Solus Christus, Sola Gratia, Sola Fide, y Soli Deo Gloria. Es claro, que toda reforma empieza en la persona y luego trasciende a su entorno social. Este, debería ser el propósito del movimiento reformador. De alguna manera, se logró reformar parcialmente a la Iglesia. El cambio, en las vidas de muchas personas fue grande, desde lo espiritual, lo social, lo cultural, y lo político. Este cambio, permitió transformar el orden religioso, social, cultural, y político, de las sociedades. A partir de ello, se dio lugar al surgimiento de las iglesias protestantes. Sin duda, que se cometieron una serie de errores, en la defensa del movimiento reformador, pero a pesar de ello, la Reforma Protestante significó un gran cambio para la humanidad. Esa es la herencia recibida.

 

Sin embargo, luego de 500 años de la Reforma Protestante nos debe llevar a evaluar el rol de la Iglesia, hoy en día. Preguntarnos, si la misión actual de la Iglesia, está cerca o distante de dichos postulados. Actualmente, la Iglesia está pasando por un proceso de crisis, a nivel teológico, doctrinal y misional. No está a la altura de las circunstancias. Por ejemplo, uno de los aportes de la Reforma Protestante a la Iglesia, fue, el considerar el sacerdocio universal de los creyentes. Este postulado, permite que todos los creyentes sean partícipes del sacerdocio, es decir, la tarea sacerdotal no sólo es deber de los sacerdotes, sino que es tarea de todos. Hoy en día, esta actitud ha cambiado en el seno de muchas iglesias. La mayoría de los creyentes y miembros de las iglesias tradicionales prefieren ser templarios en vez de ser discípulos. Se olvida, que, para el cumplimiento de la misión, Jesús mandó a sus discípulos que no lleven nada consigo, solo un bastón. Ellos deben salir a la tarea por fe, confiando que el Señor proveerá lo necesario para ellos, así como ocurrió en el éxodo bíblico. Hay otro mandato de Jesús a sus discípulos, es que deben hacer discípulos en todas las naciones...(Cf. Mt. 28:19-20). Esta es la tarea del discipulado. Sin embargo, no todos están dispuestos a realizarlo.

 

Pero, ¿Por qué la Iglesia se ha alejado de los postulados de la Reforma Protestante? Para encontrar la respuesta, sería bueno revisar los cinco postulados que Martín Lutero desarrolló: Sola Scriptura, Solus Christus, Sola Gratia, Sola Fide, y Soli Deo Gloria. Revisaremos cada uno de ellos.

Sola Scriptura: La Palabra de Dios es la máxima autoridad en materia de fe y práctica. Por tanto, nada que contradiga la revelación de Dios puede regular la vida del creyente (Gálatas 1:6-10; 2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:3).
Solus Christus: La salvación se encuentra solo en Cristo, excluyendo así todo otro camino para llegar a Dios (Hechos 4:12).

Sola Gratia: La salvación es un don de Dios. Por tanto, es algo que el pecador recibe de forma inmerecida basada en los méritos de Cristo alcanzados durante su vida, muerte y resurrección (Efesios 2:8).
Sola Fide: La salvación solo puede ser recibida cuando ponemos nuestra fe en Aquel que murió por nosotros, excluyendo la posibilidad de que nuestras obras puedan contribuir (Efesios 2:8-9, Romanos 3:28).
Soli Deo Gloria: El propósito de la salvación que recibimos es glorificar a Dios; poner de manifiesto las excelencias o virtudes de su carácter (Efesios 1:4-6; 1 Pedro 2:9).

 

Lamentablemente, la no puesta en práctica de estos principios, ha hecho que la Iglesia se desvíe del camino, pierda su rumbo, deje de lado la brújula, que es la Biblia. El problema de la Iglesia, hoy en día, es que pretende realizar la misión, con estrategias humanas caducas, y no con las del Espíritu, que son dinámicas y efectivas. Se está dando lugar a posturas ideológicas, tanto de izquierda, como de derecha. La Biblia está siendo dejada de lado, para dar paso a las doctrinas sociales y humanistas. Ya no se enfatiza, que el justo por la fe se salvará, basta con hacer buenas obras, y suficiente. Así se logra la salvación. El evangelio social y la teología de la prosperidad, están influenciando la misión de la Iglesia. Ya no es necesario hacer discípulos, ya que todos de alguna manera, creemos en Dios, vivimos en una misma aldea global, y no estamos comprometidos con el mal y el pecado.  

 

Felizmente, después de la Reforma Protestante, surgieron líderes que decidieron vivir y practicar los postulados ya enunciados. Uno de esos líderes, es John Wesley, quien se consideró heredero de la Reforma Protestante, y que, de alguna manera, puso en práctica la teología reformista, generando un cambio en las personas y en la sociedad, a partir de la prédica de la palabra de Dios, enfatizando que la que la salvación, se da por la fe en Cristo, no hay otro camino. Se glorifica a Dios sirviéndole a Él y sirviendo al prójimo. El movimiento metodista fue una respuesta coyuntural a la crisis que vivía la Iglesia de Inglaterra, en el siglo XVIII. Por extensión, su influencia logró alcanzar al resto del mundo. De ahí, que nosotros, los metodistas, somos herederos de la Reforma Protestante. Lutero, transformó la Iglesia Católica y su sociedad. Wesley, hizo también lo mismo. Entonces, vale la pena preguntarnos: ¿No será que el Señor nos estará hablando, a partir de estos hechos, para generar una nueva reforma?

 

Que el Señor nos permita poner en práctica Su palabra y tener en cuenta las palabras del apóstol Pablo: "Por lo tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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