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VIAJANDO MÁS ALLÁ DE LA TIERRA

 

(Génesis 1:14-19; Salmo 8:3-6)

 

Hace 52 años, el hombre pisó la luna. Era el 20 de Julio de 1969 cuando sucedió esta gran hazaña del ser humano. Neil Amstrong y Buzz Aldrin, descendieron del módulo lunar Eagle a la superficie de la luna, mientras que Michael Collins los esperaba orbitando en el módulo de mando y servicio. Amstrong fue el primero en descender a la superficie lunar y pronunció su histórica frase: «Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad». Ambos, caminaron dos horas y media sobre la superficie. Gracias a Dios, pudieron regresar a la tierra, sanos y salvos. Sin duda que, esta es la mayor proeza humana desde la Creación. Ahora, el universo está al alcance del ser humano. Cuando Dios creó el universo, las estrellas, el sol y la luna, lo hizo para poner todo ello bajo sus pies, tal como lo señala el Salmo (8:6).

 

Desde hace miles de años, el ser humano ha querido auscultar el universo, comunicarse con otros lugares más allá de la tierra, recibir la visita de seres extraterrestres. Incluso, en la Biblia hay referencias de seres alados y vehículos que descendieron del cielo (2 Crónicas 3:13; Ezequiel 11:22; 2 Reyes 2:11; Salmo 68:17). Esto hace suponer que, desde algún lugar del universo, ha habido comunicación con el ser humano. Muchos astrólogos en tiempos pasados, han intentado interpretar los acontecimientos, observando las estrellas y las constelaciones. Las culturas antiguas, han tenido influencia cósmica en las construcciones de sus enormes edificios. Algunos estudiosos, sostienen que desde hace miles de años, ha habido comunicación con seres de otros lugares galácticos. Y no solo eso, que han venido a la tierra y han enseñado una serie de cosas y han dejado aportes tecnológicos. Toda esta situación, ha generado en el ser humano el deseo de viajar más allá de la tierra, hasta los confines del universo.

 

Desde la década de los cincuenta, el ser humano ha hecho una serie de experimentos para salir de la tierra y orbitar alrededor de la misma. Rusos y americanos han desarrollado diversas tecnologías y han presupuestado millones de dólares para tal fin. Este afán de conquistar el espacio, ha llevado a una carrera espacial, obviando la ayuda que muchos pueblos necesitan para salir de la pobreza y de la miseria. Algunos cosmonautas se han burlado de la existencia de Dios, al no encontrarlo en sus viajes. Otros, han reafirmado la existencia de Dios al contemplar la inmensidad del universo. Sin duda que, Dios está en algún lugar del universo y desde ese lugar se comunica con el ser humano. Su reino está en algún lugar, lejos de la vista humana y de su alcance. Él es el creador del universo y habita en él. Su espíritu viaja a lo largo y ancho del cosmos. Muchas veces Él ha descendido a la tierra para hablar con el ser humano, para dar a conocer su voluntad. Es el caso de muchos personajes que ha recibido la visita de Dios y que están registrados en la Biblia (Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Samuel, David, Salomón, Elías, Eliseo, los profetas, Pedro, Pablo, y muchos otros). En otros casos, Él ha enviado a sus ángeles para comunicar su mensaje. Jesús mismo, descendió del cielo y volvió a él. Dio a conocer que su Reino no era de este mundo. Hoy en día, son muchos los que tienen contacto con Dios, hasta reciben su visita, a través de muchas formas.  

 

El universo, está más allá de nuestros cálculos astronómicos. El infinito es inimaginable e inmensurable. Nuestra mente es finita para calcular la dimensión del cosmos. Solo Dios es el Señor y Amo del universo. Él tiene la potestad de acercarse al ser humano y revelar algunos secretos del universo. Su trono y la patria celestial están en algún lugar del universo, lejos del alcance del ser humano. De ahí que, cuando uno contempla el cielo y las estrellas, el sol y la luna, que son creación de Dios, surge la pregunta del salmista: "¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies" La ciencia pretende descubrir los misterios de Dios y quiere reemplazarlo con alguna teoría, en cuanto, a la creación del universo y de todo lo que respira. Nunca el ser humano alcanzará comprender la existencia de Dios y el conocimiento de las obras de sus manos. Nosotros somos creación suya y somos finitos ante su presencia. Aun así, Dios se manifiesta y nos revela su voluntad, su amor y su misericordia. Él está cercano a los que confían en Él y manda a su ángel para que acampe alrededor de los que le temen, y los defiende (Salmo 34:7).  

 

Recordar, esta gran hazaña humana, nos debe llevar a reconocer que, ante la inmensidad del universo, somos aún finitos ante la presencia de Dios. Todo lo creado ha sido puesto para que el ser humano lo disfrute. Por lo tanto, está en nuestras manos, cuidar de la Creación, aquí en la tierra y en el espacio. Hoy hemos llegado a la luna, mañana se espera llegar a Marte y otros lugares del universo. Mientras tanto, debemos vivir en paz, en armonía con la Creación, ayudar a los necesitados, a los pobres, a los marginados, a los violentados, para que puedan disfrutar las bendiciones que Dios da a su Creación. Es una pena, ver cómo se gastan millones de dólares para realizar viajes espaciales como turismo, con el propósito de satisfacer el ego. No se pretende estar en contra de dichos viajes exploratorios más allá de la tierra, lo que se quiere es que, primero se atienda la realidad de la población que no tiene acceso a los beneficios de la ciencia para ser felices. El Señor nos ha encomendado el cuidado de su Creación, esto incluye al ser humano, la naturaleza y el universo. Vivir en paz, sin dejar de lado, la presencia de Dios en nuestras vidas y adorarle como Señor y Creador del Universo, es nuestra responsabilidad.                

 

Demos gracias a Dios por su Creación, y por permitir explorar el universo, más allá de nuestras fronteras terrestres. Que podamos conservar la tierra como un espacio de paz y de amor, entre los habitantes, aquí, y en otros lugares. Amén.

  

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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