
CUANDO LA VENGANZA RONDA NUESTRA MENTE
(Deuteronomio 32:5)
Cuando uno lee este texto bíblico, lo primero que se viene a nuestra mente, es la impotencia de no poder responder de la misma manera como hemos sido agredidos. Esta es una reacción muy natural y humana, la cual es parte de nuestra naturaleza pecaminosa, a la que llamamos venganza. Cuando somos atacados por nuestros enemigos, muchas veces quisiéramos responder violentamente. Sin duda que, cuando damos paso a nuestras emociones negativas, estamos actuando de una manera necia e inmadura. Pero, la palabra de Dios nos habla claramente que a Dios le pertenece la venganza y nos exhorta a no tomar acciones por nuestra cuenta, sino a poner nuestra esperanza en Él, quien se encargará de nuestros enemigos.
Cada día, desde que nos levantamos, hasta que nos acostamos, no nos libramos de los ataques de nuestros enemigos. Ellos están en diversas partes, desde nuestra casa, hasta en cualquier lugar que estemos. Sus ataques son diversos, utilizan la envidia, el odio, el rumor, el desprestigio, la mentira, el engaño, trampas puestas para caer. En todo eso, sentimos un resentimiento que nace desde lo profundo de nuestro ser, con el deseo de acabar con quienes nos hacen daño. Es difícil soportar estos ataques contra nuestra persona, familia y amigos. Pareciera que tomar una acción de acuerdo a lo que nos dicta nuestra conciencia, sería el camino más adecuado.
Felizmente, la palabra de Dios nos dice: "Él me salva de la furia de mis enemigos, de los rebeldes que se alzaron contra mí. ¡Tú, Señor, me salvas de los hombres violentos! Por eso te alabo entre las naciones y canto himnos a tu nombre." (Salmo 18:48-49); Jesús nos dice también: "Pero yo les digo: No resistas al que te haga algún mal; al contrario, si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra." (Mateo 5:39). Estas palabras de Jesús refuerzan el principio establecido por Dios. Por eso, no podemos dejar llevarnos por las emociones, éstas sólo satisfacen la carne y van en contra de lo que desea Dios. En resumen, Dios nos dice en pocas palabras: "No hagas nada, Yo lo haré todo" Estas citas bíblicas, nos dan tranquilidad, nos alientan a buscar la paz, confortan nuestro espíritu, al conocer que Dios mismo es quien obrará a nuestro favor. Él hará justicia, porque es un Juez Justo.
De ahí que, debemos dejar en las manos del Señor, la venganza y el juicio justo. No debemos dar rienda suelta a nuestra ira y espíritu de venganza contra quienes nos hacen daño. Sólo así, tendremos paz y confortaremos nuestro espíritu. No hay nada mejor como vivir en paz y con alegría, en medio de los tiempos turbulentos, y de los ataques feroces de los enemigos, y en especial, de los dardos de Satanás.
Oremos para que el Señor nos ayude a no caer en la tentación de tomar venganza con nuestras manos, y que nos libre de todo mal. Dejemos todo en Sus manos. En el nombre de Cristo Jesús. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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