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EL PECADO GENERACIONAL

 

(Génesis 45)

 

Un problema serio en la historia familiar, es la transmisión de los problemas, errores, odios, broncas, pleitos, resentimientos y peleas, a los hijos e hijas de generación en generación. Esto, en realidad es un pecado generacional. Muchas familias son afectadas por este tipo de pecado. Por muchos años se transmite este pecado de generación en generación, generando una herencia pecaminosa de todas esas cosas negativas. Lamentablemente, los padres, los tíos, los abuelos, los hermanos o los primos, cuentan a las nuevas generaciones, todas las cosas negativas, que como familia se ha vivido, sin darse cuenta del gran daño que se está haciendo. La nueva generación crece en el seno del hogar con todas esas cosas negativas, que se anidan en la mente y en el corazón. A través del tiempo, la nueva generación empieza a manifestar odios, resentimientos y peleas entre los miembros de la familia. Las consecuencias de este pecado son impredecibles, no tiene límite y carcome la paz familiar. ¡Cuántos casos existen al respecto! ¿Cómo podemos evitar que este pecado generacional afecte a nuestras familias?         

 

Al revisar la historia de José con relación a sus hermanos, podemos notar en José, una actitud de misericordia hacia ellos. Él, bien podría tomarse la venganza, mostrar su odio y resentimiento contra sus hermanos, sin embargo, se llenó de compasión y estaba dispuesto a perdonar, todo lo malo que hicieron contra él. Se tomó un tiempo para reflexionar y lloró a solas, antes de darse a conocer ante sus hermanos. José estaba dispuesto a perdonar a sus hermanos todo lo que le habían hecho. Llegado el momento, los perdonó, sin guardar ningún rencor o resentimiento. ¡Eran sus hermanos! De esta historia, podemos aprender una hermosa lección: José no contó nada de lo que habían hecho sus hermanos a su esposa, a sus hijos y a sus servidores, menos al Faraón. El mismo cerró el caso, no transfirió a nadie lo que había sucedido en su familia. Esta actitud, es la que debe imitarse, hoy en día, en medio de tanta violencia familiar. José perdonó a sus hermanos, no les guardó rencor ni odio. Tuvo compasión y misericordia por ellos.

 

Hoy más que nunca, debemos aprender esta lección. Hay muchas familias afectadas y heridas por este pecado generacional. Es urgente y necesario restaurar a la familia de este pecado generacional. En vez de guardar rencor, seamos amorosos, amables y perdonadores. Con amor se puede superar el resentimiento. Sin embargo, tengamos cuidado para no reabrir viejas heridas en los demás. Tengamos en cuenta algunos pasajes bíblicos que nos pueden ayudar: "No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo." (Levítico 19:18); "El que cubre la falta busca amistad; Mas el que la divulga, aparta al amigo." (Proverbios 17:9); "Si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, su Padre que está en el cielo los perdonará también a ustedes; pero si no perdonan a otros, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus pecados." (Mateo 6:14:14-15); "Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia. Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo." (Efesios 4:31-32).           

 

Procuremos vivir en paz en nuestras familias, no permitamos que los problemas, errores, odios, broncas, pleitos, resentimientos y peleas, prevalezcan y sean transmitidos de generación en generación. Que la paz de Dios predomine en nuestros hogares, que Jesucristo se enseñoree en nuestras casas y que el Espíritu Santo reine en nuestros corazones. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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