
EL PLAN B DE DIOS
(Jeremías 29:11)
¿Quién no ha hecho planes en su vida? En nuestro diario vivir surgen preguntas: ¿Cuántos de nuestros planes se han hecho realidad? ¿Son los planes de Dios diferentes a los nuestros? ¿Por qué los planes no son puestos en las manos de Dios? Muchas veces, hacemos planes para nuestra vida, ya sea para el estudio, profesión, trabajo, noviazgo, matrimonio, viajes, etc. Para ello empleamos mucho tiempo para elaborarlos, recurriendo a nuestra imaginación, necesidad y recursos. Cuando ya los tenemos hechos, decidimos ponerlos en práctica, esperando que sea tal como lo hemos planeado. Pero, de pronto, el resultado no es el esperado. No es el tipo de estudio que se esperaba, no es la profesión que se estaba pensando, no es el trabajo que se quería, no es la novia que se esperaba tener y casarse, no es el lugar dónde se quería viajar. En algunos casos, estos planes han sido puestos en las manos de Dios, pero no es lo que se esperaba. Aparentemente, Dios no ha dado lo que se le pidió. Es la reacción que tenemos al surgir algo diferente a lo que hemos planeado. Aquí, es bueno precisar que muchas veces los planes que hacemos no siempre son los planes de Dios. Él tiene siempre un plan para nosotros, y éste es un plan B que nos tiene preparado para cualquier contingencia. El profeta Jeremías nos dice que Dios tiene un plan para nosotros: "Yo sé los planes que tengo para vosotros, planes para vuestro bienestar y no para vuestro mal, a fin de daros un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo." Lamentablemente, en un primer momento, reaccionamos negativamente contra Dios, porque lo que tenemos no es lo que planeamos.
Si revisamos las Escrituras, encontraremos que muchos personajes tenían un plan para sus vidas, pero, Dios tenía un plan B para ellos. Veremos algunos ejemplos: Noé vivía en compañía de su esposa y sus tres hijos, viviendo una vida piadosa y de buen testimonio ante los demás. De pronto, Dios le encarga una misión, que él nunca imaginó, construir un arca para salvar la especie humana y la especie animal de la destrucción (Génesis 6:13-19); Abraham, vivía en la ciudad de Ur con su familia, teniendo un buen testimonio ante los demás. Tenía todo lo necesario para vivir una vida cómoda y sin problemas económicos. Un día, Dios lo llamó para ser el padre de Su pueblo (Génesis 11:28-25:18); José fue vendido por sus hermanos a unos comerciantes, con el propósito de deshacerse de él, sin embargo, Dios tenía un plan B para él, llegó a ser el administrador del Faraón (Génesis 37-50); Moisés, había huido de Egipto al desierto, debido a que había cometido un asesinato. Durante cuarenta años vivió con su esposa e hijo como pastor de ovejas. En un momento dado, Dios lo llamó para una gran misión: liberar a Israel de la esclavitud de Egipto y llevarlo a la Tierra Prometida (Éxodo 2-40). Dios tenía un plan B para Moisés; David era un joven pastor de ovejas y esa era su vida rutinaria, de pronto, Dios lo seleccionó para ser rey de Israel (1 Samuel 16-31). Dios tenía para David un plan B; Saulo, luego Pablo, se desempeñaba como funcionario de Roma y perseguía a los cristianos. Esa era su tarea cotidiana; un día camino a Damasco, tuvo un encuentro personal con Jesús y a partir de eso, su vida cambió radicalmente (Hechos 8-28). Dios tenía un plan B para Pablo; Un hecho sorprendente, es el caso de Constantino I, emperador romano, que tomó la decisión de seguir a Jesús y convertirse en un cristiano (272-337 d. C.). Sin duda que Dios tenía un plan B para la vida de Constantino. Ahora, bien, ¿Cuántos de ellos supieron de los planes de Dios? ¿De qué manera el plan de Dios fue de bienestar para cada uno de ellos?
De estos ejemplos, podemos deducir que muchas veces nuestros planes no son los planes de Dios. Aquí es bueno tener en cuenta lo que el profeta Isaías nos dice: "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos." (Isaías 55:8-9). Él tiene preparado un plan para nuestra vida, hasta antes que fuéramos engendrados, tal el caso de Jeremías (Jeremías 1:5) y David (Salmo 139:13-16). Muchas veces pensamos que lo que hemos decidido realizar, es lo mejor para nosotros; sin embargo, Dios puede tener otro plan diferente para nosotros. No es fácil aceptar los planes de Dios, si éstos no coinciden con los nuestros. Siempre los planes de Dios son buenos, nunca para hacernos mal, tal como lo afirma el profeta Jeremías. Sin embargo, mucha gente elige elaborar sus planes sin considerar a Dios; prefieren confiar en sus capacidades y destrezas y no ponerlos en las manos del Señor. De ahí que, muchos planes no son la voluntad de Dios. De lo que estamos hablando, existen muchos testimonios acerca de planes puestos en las manos de Dios y de aquellos donde Dios no tiene nada que ver. Sería bueno, que cada uno de nosotros pudiera hacer un alto en sus vidas y recordar cómo se forjaron los planes y cómo éstos fueron la voluntad de Dios. Conozco muchos casos sobre este tema. Personas que llegaron a destacar en una función, diferente a las que se habían propuesto; parejas que, al conocerse, decidieron unir sus vidas, pero en el camino, no eran el uno para el otro; vocaciones que son cambiadas en el camino. Hay personas que pusieron sus planes en las manos del Señor y él hizo posible que dichos planes prosperaran. En otros casos, la voluntad de Dios ha sido diferente, pero siempre para bien. Dios tiene siempre un plan B a la mano. Es cuestión de ponernos en oración para conocer dicho plan.
Así como los profetas, reyes, discípulos y siervos, fueron llamados por el Señor para realizar una misión, respondiendo a un plan de él y no a los planes de ellos; así también, hoy el Señor, nos sigue llamando según sus planes para nuestras vidas. Pongamos siempre en oración nuestros planes de vida, para saber cuál es la voluntad de Dios. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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