
EL ACOMPAÑAMIENTO PASTORAL EN TIEMPOS DE PANDEMIA
(Marcos 1:32-34)
Marcos, al iniciar su evangelio, destaca la actividad de Jesús, en especial, el sanar a muchos enfermos y endemoniados. Mucha gente venía a buscarlo, se agolpaban a la puerta, en busca de sanidad. Se nota que en la ciudad de Capernaum había muchos enfermos y endemoniados. Jesús sana a todos los enfermos y endemoniados, a pesar que ya era de noche, tiempo de descansar. Aquí, Jesús puso de manifiesto que el núcleo de su pastoral es el amor de Dios hacia el prójimo. Este es el legado que él ha dejado a la Iglesia.
En este tiempo, la Iglesia, ha sido afectada por el impacto global del coronavirus. Mucha gente está muriendo, muchos están enfermos y recluidos en un hospital, familias enteras están sufriendo por la pérdida de un ser querido, otros están encerrados en sus casas. Se ha prohibido las reuniones públicas, entre ellas, la de celebrar comunitariamente la liturgia y otras actividades eclesiásticas en el templo, imposibilitando la vivencia comunitaria de la fe.
Ante esta situación, como Iglesia estamos desafiados a ir más allá de este dolor y reflexionar sobre el sentido profundo de este tiempo de pandemia. Eso implica volver al núcleo de nuestra fe y discernir cómo Dios se hace presente en estos acontecimientos.
Como cristianos, hemos de reconocer en la pandemia un “signo de los tiempos” que exige recrear las formas en que somos Iglesia y cómo encarnamos el Evangelio. Esta tarea no es fácil, estamos ante una cuestión donde no existen recetas predeterminadas. Estamos exigidos de responder con fidelidad creativa y audacia pastoral. Debemos generar la esperanza de que esta pandemia será eliminada con la ayuda de Dios y de la ciencia, en un tiempo muy corto. Es cuestión de ayunar y estar en oración. No es la primera vez que sucede esta pandemia, ya ha habido varias en la historia humana. Felizmente, todas fueron controladas y eliminadas.
El testimonio de la Iglesia, hoy en día, nos da señales de creatividad para tener los cultos y la oración comunitaria por medio de plataformas virtuales. En todo esto sentimos la presencia de Dios, en especial en aquellos que están arriesgando sus vidas para proteger a los vulnerables. Como Iglesia, hay varios hermanos y hermanas que están en la batalla contra el COVID-19, están contribuyendo a mitigar los efectos de la crisis entre los más pobres.
Ahora bien, los que estamos recluidos en nuestras casas, podemos participar de este testimonio de una “Iglesia servidora”, expresando solidaridad en gestos cotidianos, como dar de comer al hambriento, estar en contacto (virtual) con quienes están solos, auxiliando al vecino adulto mayor; en general, solidarizándose con las historias de aquellos que tienen necesidades tan apremiantes y básicas.
El acompañamiento pastoral se debe dar, teniendo en cuenta algunas consideraciones:
- Debemos tener en cuenta la ayuda de Dios (Deuteronomio 31:6), y la capacidad humana para realizar el apoyo necesario con cada uno de los ciudadanos y hermanos cercanos (1 Corintios 12:12).
- Se debe considerar el peligro del contagio del coronavirus y las exigencias del aislamiento social, para brindar el apoyo adecuado.
- Recurrir a los recursos de la fe: la oración, el ayuno, la consolación, el fortalecimiento de la fe en Dios y la misericordia.
- Desarrollar formas nuevas y renovadas de expresar la esperanza y la fe en un Dios vivo y misericordioso.
- Que esta pandemia, sea una oportunidad para reforzar los fundamentos de la fe y el seguimiento a Jesús, en estos momentos de dolor, con tiempos de oración y la lectura de la palabra de Dios, en forma personal, familiar y comunitaria.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, las acciones pastorales se deberían realizar en tres: la pastoral de la salud, la pastoral de escuchar y la pastoral social.
a) Pastoral de la salud.
- Presencia física de pastores y laicos, de preferencia jóvenes, en los hospitales y centros de salud, para realizar asistencia espiritual y administrar los sacramentos, teniéndose en cuenta los protocolos, procedimientos, equipamiento e indumentaria adecuada.
- Conformación de un equipo de salud, conformado por personal asistencial de salud (médicos, enfermeros y técnicos) para realizar tareas pastorales y de asistencia espiritual a personas contagiadas. Para lograrlo, debe haber un proceso de capacitación y acompañamiento, además de elaborar guías de trabajo.
- Acompañamiento espiritual al personal de salud, tanto del sector público y particular.
- Campañas de oración, promovida en las familias, en favor de los médicos, enfermeros y técnicos, que trabajan en situación de riesgo, atendiendo a personas infectadas.
b) Pastoral de escuchar.
- Acompañamiento espiritual a las personas infectadas y en necesidad, mediante llamadas telefónicas y otros medios virtuales, a cargo de los pastores y laicos.
- Tener un tiempo para escuchar a las personas infectadas o en necesidad, y brindar reflexiones de esperanza, de ánimo, de superación del miedo, y de consuelo, a cargo de pastores y laicos.
- Dar a conocer a los fieles y público, los teléfonos disponibles para la atención pastoral, así como los medios virtuales.
c) Pastoral social.
- Conformar un equipo de voluntarios para ayudar a las personas infectadas y a sus familias, en especial a los más vulnerables.
- Proveer un fondo para la adquisición de medicamentos, mascarillas, oxímetros, balones de oxígeno, a precio de costo, y ser entregados a los fieles y a las personas carentes de recursos económicos.
- Ayudar a los fieles y personas infectadas, con alimentos no perecibles, de acuerdo a un registro.
- Si estuviera al alcance de la iglesia, proveer un espacio para brindar una alimentación básica a los fieles y personas carentes de recursos económicos.
- Proveer ayuda a las familias de los fieles que han perdido un familiar por causa del COVID-19.
Qué el Señor nos anime a ejercer nuestro acompañamiento pastoral, como Iglesia, para con aquellos que están padeciendo los efectos de esta pandemia y para con las familias que han perdido un ser querido. Que podamos estar en todo tiempo y lugar, al igual que lo estuvo Jesús en su ministerio terrenal. Amén.
Rev. Jorge Bravo C.
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