
TIEMPO DE PODAR PARA FLORECER
(Juan 15:1-8)
En la Biblia encontramos varias citas sobre la poda. Esta es una acción que se da en la siembra, pero que también, es tomado como una metáfora para nuestra vida espiritual. Revisaremos algunos versículos relevantes sobre este tema. En Levítico 25:3-4, se nos habla acerca del tiempo de la poda. Seis años de siembra y seis años de poda, luego de recoger los frutos, el séptimo año, la tierra descansará. En Isaías 18:5, el profeta nos dice que antes de la siega, cuando el fruto sea perfecto, y pasada la flor se maduren los frutos, El Señor podará con podaderas las ramitas, y cortará y quitará las ramas. Miqueas 4:3, refiere que el Señor juzgará a las naciones poderosas y lejanas; forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No habrá más guerra. En el evangelio de Juan 15:2, Jesús nos dice que su Padre, que es el labrador, quitará todo pámpano que en Él no dé frutos; y todo aquel que dé fruto, lo podará, para que dé más fruto.
Como se podrá ver, la poda tiene una función, limpia la planta de todo aquello que impide su crecimiento y no le permite dar buenos frutos. Sí uno observa a un granjero, a un agricultor, o a un jardinero, cuando empiezan la poda, veremos que, con mucha fuerza y cuidado empiezan a cortar aquellas hojas que se están marchitando y han cubierto todos los retoños de la planta o árbol. En un primer momento, pensamos que la planta o árbol serán dañados y podrían morir. Sin embargo, para el que poda, le es necesario cortar dichas ramas con cuidado y echarlas al fuego, para que los nuevos retoños crezcan y den muchos frutos. Es decir, que haya una cosecha abundante. En la Biblia, encontramos que Dios es el labrador y realiza la poda a su tiempo. En la parábola de la vid verdadera (Juan 15:1-8), Jesús nos dice que Dios, su Padre, es el labrador y Él es la vid verdadera, donde todo pámpano que no dé fruto será podado; y todo pámpano que da fruto, será limpiado para que dé más fruto. En la parábola, nosotros somos los pámpanos.
Ahora bien, estas referencias de la poda, nos deben ayudar a entender el por qué el Señor actúa a veces con una operación de poda en nuestras vidas. Sin duda, que el propósito de Dios es que seamos sus discípulos que demos buenos frutos y en abundancia, pero, hay un momento, que Él tiene que quitar todo aquello que nos distrae, nos aleja de Él, nos aparta de la misión o perturba nuestra vida espiritual. Mejor dicho, el Señor realiza una poda en nuestra vida para poder tener una cosecha abundante. El proceso, muchas veces es doloroso, pero, es necesario que el Señor corte de nosotros un mal hábito o un pecado, si queremos ser limpiados, ser mejores y buenos discípulos de Jesucristo.
En la vida cristiana, no todo es color de rosa; no siempre Dios nos engríe por ser sus discípulos. Hay un momento, así como el agricultor que debe podar el árbol para lograr una cosecha abundante, igualmente, Dios permite a veces que sintamos dolor o pasemos pruebas y tribulaciones, para producir mayor crecimiento y más fruto espiritual en nosotros. De ahí que, siempre debemos estar listos, para cuando el Señor decida realizar una poda en nuestra vida. No busquemos encontrar respuestas a nuestras preguntas sobre nuestros “por qué” de nuestros problemas o circunstancias, sino más bien el “para qué” de las cosas que nos están sucediendo.
¿Cuántas veces, el Señor ha podado nuestras ramas? ¿Cómo estaba nuestra vida antes de la poda? ¿Cómo es nuestra vida hoy, después de la poda? Oremos al Señor, para que, en este proceso de poda, podamos seguir confiando en Él y nos dé la paciencia necesaria, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengamos las promesas (Hebreos 10:35-36). Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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