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HIMNOS DE ALABANZA AL DIOS CREADOR

 

(Salmos 8:1-9; 19:1-6)

 

En las Sagradas Escrituras existen muchas expresiones de alabanza al Dios creador, en especial en los salmos. En esta oportunidad voy a tomar dos salmos (8 y 19) para destacar la actitud del rey David, hacia el Dios creador. En el salmo 8, David empieza su canto destacando cuán glorioso es el nombre de Dios en toda la tierra. La gloria de Dios está en todos los cielos. Luego, en el salmo 19, David nos dice que los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento proclama la obra de sus manos. Hay un reconocimiento de la grandeza de Dios y cómo su gloria está expandida en Su creación. El salmo 19, en sus primeros seis versículos expresan cómo se manifiesta la Creación en forma cotidiana. Un día se comunica con el otro y una noche, hace lo mismo con la otra noche. Aquí se destaca la secuencia del tiempo que es eterno. Todo el universo está en silencio, no hay ruidos, ni gritos, todo está en paz. Sin embargo, este mensaje de paz llega a toda la tierra, hasta el último rincón del mundo, para que también sea manifiesto en toda la humanidad. Así también, en la tierra debe existir esta paz que proviene de Dios.

 

En un segundo momento, el salmista David, coloca al sol como creación de Dios, contrario a lo que creían los pueblos del antiguo Oriente y en otras latitudes, donde se consideraba al sol como un dios. Esta situación es muy importante destacar en la fe y sabiduría hebrea. El sol no es dios, no tiene ningún poder, es un astro, es parte de la creación de Dios. Él es el creador de todo el cosmos y de todo lo que hay en él. Sin duda, que esta sabiduría ha sido comunicada por Dios, en este caso especial, al rey David. Aclarado este asunto, el salmista David, en su himno, destaca el rol que cumple el sol como creación de Dios. Metafóricamente es puesto como un novio que sale de su habitación nupcial y que se alegra al correr su carrera como atleta. Sale de un extremo del cielo y sigue su curso hasta el otro extremo del mismo, nada hay que se esconda de su calor.

 

Y, en tercer lugar, el mismo David, en su himno del salmo 8, destaca que hasta los niños y los que maman del pecho de sus madres, dan a conocer el poder de Dios a los enemigos y rebeldes. Estos pequeñitos son parte de la creación de Dios y son capaces de dar a conocer, en actitud de alabanza, el poder del Creador. Cuánto más deberían hacer las personas mayores, para dar a conocer la grandeza de Dios. Luego, el salmista, da su propio testimonio. Al ver el cielo, la luna y las estrellas, creación de Dios, se pregunta: "¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?" Y él mismo se responde: "Pues lo hiciste poco menos que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra, lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; todas las ovejas, todos los bueyes, todos los animales del campo, las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar". Termina David su alabanza, expresando su admiración al Dios creador: ¡Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
 

Estos himnos de alabanza al Dios creador, nos debe llevar a la reflexión acerca de nuestra actitud ante lo creado por Dios. Cada día gozamos de esa creación, disfrutamos ver al sol salir muy temprano, experimentar su calor, de sus rayos luminosos, y esconderse en el horizonte; contemplar la luna y las estrellas; viajar por el espacio sideral en busca de otros planetas y querer llegar hasta ellos; disfrutar de la vida cotidiana y tener salud. Sin embargo, no somos capaces de hacer un alto en nuestro diario quehacer para dar gracias a Dios y rendirle alabanza. Muchas personas, consideran que todo ha sido creado de la nada, que todo ha sido producto de la casualidad o por una explosión en el espacio. Dios no es una realidad para ellos. En estos tiempos de racionalismo, incredulidad, logros científicos, viajes al espacio, búsqueda de la inmortalidad, debemos considerar que el mundo es un gran libro abierto en el cual Dios se da a conocer a sí mismo. En la naturaleza están escritas las maravillas del universo y que cualquiera puede apreciarlas. Pero no solamente es eso, sino que también se puede comprobar la perfección que solo puede provenir de un Ser creador y superior al ser humano. El firmamento, con todas las estrellas y cuerpos celestes, declara la inmensidad y magnificencia, el poder y la sabiduría de Dios creador. Los diversos fenómenos naturales manifiestan su poder y control sobre ellos. Ahora bien, nadie puede llegar al verdadero conocimiento de Dios simplemente contemplando el mundo creado, sino es por su revelación al ser humano.

 

Que cada mañana al levantarnos o en cada noche al acostarnos, demos gracias a Dios por su infinita bondad y misericordia, de permitirnos gozar de Su creación y vivir plenamente. Que su paz no sólo se dé en los cielos, sino aquí también en la tierra. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                 


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