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EL CLIMA PARA LOGRAR LA SANIDAD

 

(Mateo 13:53-58)

 

El relato bíblico nos sitúa en la ciudad de Nazaret, donde Jesús, después de haber dicho y explicado varias parábolas acerca del reino de los cielos, vino a pasar un tiempo en su tierra natal, para enseñar a su pueblo en la sinagoga y hacer milagros. La gente se quedaba maravillada de dichas enseñanzas y maravillas, hasta el punto de preguntarse: ¿De dónde él tiene tanta sabiduría y poder para hacer milagros? Además, se seguían preguntando acerca de su familia, la cual era conocida por ellos, llegando al punto de cuestionar y escandalizarse de los atributos de Jesús. No consideraban a Jesús como un hijo del lugar, menos, como el Hijo de Dios. Podemos ver, que el ambiente o el clima, no era favorable para realizar milagros. Había mucha incredulidad de parte de la gente. No tenían la disposición de seguir escuchando las enseñanzas de Jesús, menos, ser testigos de milagros de sanidad. De ahí que Jesús, al ver la incredulidad del pueblo, les llega a decir que en todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra y en su propia casa. Según el relato, Jesús no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de la gente, es decir, porque ellos no creían en él. En estas condiciones, no es posible cumplir con una misión. La adversidad, la incredulidad, la desconfianza y la envidia, muchas veces, son factores que no ayudan a tener un clima favorable para el cumplimiento de una tarea. Así lo entendió Jesús. Su actividad fue limitada. 

 

Hoy en día, también podemos ver cuánta incredulidad existe en la gente acerca de las cosas de Dios. Están enfermos, con problemas familiares, viven en pobreza, no tienen esperanza, no saben qué hacer; pero, cuando alguien va ellos con la palabra de Dios, para enseñarles sobre el amor de Dios y realizar sanidad en sus vidas, rechazan a dichos mensajeros del Señor. No quieren escuchar, son incrédulos, desconfiados, prefieren vivir a su manera, con sus costumbres y ritos. Dicen tener fe en Dios, pero viven alejados de Él; afirman conocer de la palabra de Dios, pero no la ponen en práctica; manifiestan asistir al templo para orar, pero es solo una costumbre. En esas condiciones, bien podemos decir, que no hay un clima para realizar milagros que permitan sanar sus heridas y aliviar su sufrimiento. Para que haya el clima apropiado, debe haber humildad, fe, amor, unión, y disposición de escuchar la voz de Dios. Sin esas condiciones, en vano se podrán ver las maravillas de Dios obrando en las vidas de esas personas.  

 

De ahí que, Jesús llegó a decirles a sus discípulos que por la poca fe que se tiene, no puede haber milagros, que es necesario tener una fe verdadera, aunque sea pequeña, pero fe verdadera. También les dijo otra gran verdad, que todo género o demonio, no sale sino con oración y ayuno (Mateo 17:20-21). Estas enseñanzas de Jesús debemos tenerlas muy en cuenta en el cumplimiento de la misión. Muchas veces, nos pasa lo mismo que a Jesús, no nos aceptan como discípulos del Señor, no existe el clima para la enseñanza de la palabra de Dios, menos, el poder realizar milagros de sanidad. Nos sentimos frustrados, decepcionados, sin fuerzas, y sin motivación, para seguir cumpliendo la Gran Comisión. Ante esto, Jesús nos dice que: "Si dos de vosotros os ponéis de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo os lo dará. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18:19-20). ¡Esa es nuestra fortaleza, nuestro aliento! Debemos continuar con nuestra misión, aun así no haya las condiciones favorables, es decir, el clima apropiado. Jesús, a pesar de la incredulidad de la gente, siguió enseñando y haciendo milagros. Ejemplo tenemos en nuestro Maestro, no debemos dejar que el enemigo nos tiente en abandonar la misión. Hay muchos que aún necesitan escuchar la palabra de Dios y recibir sanidad para sus vidas atormentadas.

 

Sin embargo, es lamentable ver cómo mucha gente prefiere ir tras los charlatanes, curanderos, adivinos y falsos profetas, para salir de su triste situación. Están cegados, tentados por Satanás a no querer escuchar de Dios, ni de sus maravillas. En este tiempo, estamos sufriendo los efectos de una pandemia a nivel mundial, están muriendo mucha gente; otros están abandonados en las calles; no hay sanidad ante esta pandemia. Son muy pocos, los que recurren a Dios para pedir perdón por sus pecados y lograr verdadera sanidad. Muchos prefieren seguir viviendo de acuerdo a sus estilos de vida; deambular de un lugar a otro, sin encontrar alguna solución a sus necesidades; se prefiere gastar grandes cantidades de dinero para sanar, en clínicas y farmacias que son abusivas, al aprovecharse de esta situación pandémica. En resumen, se resisten a abrir sus corazones para encontrar paz, que sólo Dios la puede dar. Hay una incredulidad generalizada acerca de las cosas de Dios. Ya no hay confianza en la Iglesia; se rechaza toda invitación de volver al Señor; se desconfía de los siervos y siervas del Señor. Este es clima actual en nuestra sociedad. 

 

Roguemos al Señor para que la gente abra sus corazones al Señor, en medio de esta pandemia, y que la fe en Él quite toda incredulidad. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                 


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