
LA PROSPERIDAD PROVIENE DE DIOS
(Deuteronomio 10:13)
El tema de la prosperidad es abordado por muchas disciplinas sociales y económicas. Cada una de ellas tiene su propio parecer sobre este tema. La Biblia y la teología, no son, tampoco, ajenas al tema de la prosperidad. Antes de abordar este tema, es bueno saber, a qué nos estamos refiriendo, cuando hablamos sobre la prosperidad. La palabra prosperidad, viene del latín prosperitas, es el éxito en lo que se emprende, la buena suerte en lo que sucede o el curso favorable de las cosas. Hoy en día, esta palabra es muy usada, especialmente en los círculos académicos y financieros de la sociedad. Sin embargo, en la iglesia, también se está utilizando como expresión de éxito y bonanza económica. Lamentablemente, en un sector de la iglesia, se ha concebido la prosperidad como una ganancia económica, creando una teología, llamada, la Teología de la Prosperidad. Esta teología difiere de lo que la Biblia dice al respecto. La teología de la prosperidad enseña que todos los cristianos deben ser ricos. Los que no son ricos, es porque no tienen fe, no saben la voluntad de Dios y porque no siembran las semillas de fe (dinero). Es interesante ver que el dinero o semilla, siempre va a parar en los bolsillos de los predicadores, llamados “apóstoles” y “profetas”. Para estos predicadores y maestros de esta teología, la pobreza es señal de maldición. Su fundamento está en textos bíblicos sacados de contexto o ignorando otros.
Veremos qué dice la Biblia sobre este tema. En principio, debemos afirmar que la prosperidad o el éxito, proviene de Dios Aquí debemos aclarar, que ser rico no es malo ni pecaminoso, el problema radica en distorsionar el mensaje bíblico, poniendo las riquezas materiales como el fundamento, sin tomar en cuenta la soberanía de Dios. Debemos tener en cuenta lo que nos dice el autor de los Proverbios: "Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios". (Proverbios 30:8-9). Pongamos atención en el texto siguiente: "Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella." (Deuteronomio 10:12-14). Podemos ver, que de Dios proviene la prosperidad. Pero, hay una condición para obtenerla: amarle, obedecerle y guardar sus mandamientos. Entonces, la prosperidad no es fortuita, como muchos creen. Es el resultado de la obediencia a Dios y la práctica de sus mandamientos.
Para el cristiano, todo pertenece a Dios, nada está ajeno a Él. Incluso, la prosperidad o éxito, también están en sus manos. Es lo que comúnmente se dice: "Son las bendiciones de Dios" Se debe aclarar, una vez más, que ser rico no es malo ni pecaminoso, así como, ser pobre, tampoco lo es. Desafortunadamente, mucha gente no toma en cuenta este principio bíblico de la prosperidad, y se afanan en lograrla a cualquier precio. Estas personas quieren obtener riquezas y tener éxito en la vida, en base a sus propios esfuerzos. En un mundo materialista, Dios no está en sus planes. Ignoran que, en la Biblia hay muchas situaciones de prosperidad, éxito, bendición, que provienen de Dios. Tal el caso de Job (42:10); David (Salmo 68:6). Es cierto que, Dios espera que nosotros nos esforcemos por lograr nuestras metas, el éxito y la prosperidad, siempre y cuando pongamos nuestra confianza en Él. El cristiano bendecido, prosperado y exitoso, no es la persona que ha estado esperando las bendiciones de Dios con las manos en alto y sin hacer nada. Ha confiado en Dios y ha peleado la buena batalla, para tener lo que tiene.
Debemos salir al frente de cualquier pensamiento, doctrina o teología que proponga la prosperidad o éxito, sin la intervención de Dios. Denunciar a aquellos que proponen, que para ser salvos, hay que "sembrar" o dar dinero. Sólo la salvación está en Jesucristo, no hay otro camino. La salvación no se compra con dinero o bienes materiales. Sí somos salvos en Cristo y obedientes en Su palabra, la felicidad, la alegría, el éxito y la prosperidad será una realidad en nuestras vidas. No permitamos que iglesias y predicadores sigan engañando a los creyentes, que les dicen que si dan más dinero, entonces tendrán mayor bendición de parte de Dios.
Roguemos al Señor para que se pueda enseñar con la Palabra en la mano, todo lo referente a la prosperidad y éxito. Que cesen los robos a la gente humilde y creyente en Dios. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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