
¿POR QUÉ ES NECESARIA LA SALVACIÓN?
(Romanos 3:12)
Mucha gente se pregunta: ¿Por qué es necesaria la salvación? La pregunta surge debido a que los cristianos y otros grupos religiosos mencionan en sus discursos o prédicas que es necesaria la salvación, ya que todos estamos en pecado o contra Dios. A partir de ahí, es que se reflexiona acerca de la salvación y el por qué es necesaria. Aparentemente, todos al nacer, nacemos sin ninguna atadura ni pecado alguno. Se es libre de toda condenación. Esas personas, consideran que no hay problema vivir como se vive, hacer lo que uno quiere hacer, no hay ningún peligro para sus vidas. No se proyectan a futuro con respecto a su alma. Por lo tanto, no hay necesidad de un Salvador. No consideran que nuestra vida se va contaminando en el caminar. Cuando nacemos, somos puros e ingenuos, y nos vamos ensuciando con la suciedad del mundo. Con el pasar de los años, vamos acumulando diariamente experiencias mediante los amigos, los grupos sociales y las diversiones, que incorporan a nuestra vida el egoísmo, la avaricia, los celos, el temor, la envidia, lascivia; es decir, tanta basura que acabamos contaminados. De ahí que, la Biblia nos recuerda que: "Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno." (Romanos 3:12). Así que, todos, sin ninguna excepción, necesitamos ser salvados, ya que todos somos pecadores, hacemos lo contrario a lo que Dios quiere, nos hemos alejado del favor de Dios. Todos somos merecedores de la condenación y del castigo eterno. Esa es la situación actual del ser humano.
Ahora bien, por más que nos esforcemos en hacer el bien, agradar a Dios, haciendo buenas cosas, no tenemos la capacidad de salvarnos por sí mismos, de agradar a Dios con nuestras buenas acciones. Nada de eso nos permite ser salvos. Solo hay una manera de lograr la salvación eterna, y esa es la persona de Jesucristo, el Hijo de Dios, quien fue enviado al mundo para nuestra salvación, muriendo en la cruz, por nuestros pecados. Consideremos lo que nos dice el evangelista Juan: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad." (Juan 1:1-14). Dios dispuso este plan de salvación, con el fin de salvar a la humanidad. De ahí que, solo Jesucristo es nuestro Salvador.
A pesar de que esta verdad, se viene proclamando y predicando hace más de dos mil años, mucha gente, prefiere vivir su vida como tal y no le interesa su salvación eterna. Un día, estando en Londres, Inglaterra, se me acercó un joven y me dijo que él no necesitaba a Dios para nada. Consideraba que todo lo tenía a la mano, y que cualquier dificultad podía recurrir a la ciencia. Por ejemplo, dijo: "Sí pierdo un brazo o una pierna, me ponen un brazo y pierna ortopédicos; sí tengo un problema emocional o espiritual, la psicología me da la solución; sí estoy enfermo, la medicina me sana y me da los mejores remedios; sí me encuentro solitario, la sociología me dará las pautas para salir de esa soledad e integrarme a algún grupo social; sí mi problema es económico, la economía tiene la solución para ello. Así que, no necesito a Dios para nada." Yo le respondí: "Hay casos en que la ciencia ha fallado y no tiene respuesta para ciertos asuntos existenciales; de pronto, personas desahuciadas por la medicina, son sanadas, por la acción de Dios; cuántos milagros suceden y la ciencia no sabe dar explicación. Solo la fe Jesucristo puede salvarnos totalmente." El joven inglés se quedó pensativo y se alejó. Así como este joven, muchos consideran que no necesitan ser salvos y que pueden vivir su vida como quieren, y si tienen algún problema, la ciencia les ayudará a resolverlos. Todas esas personas, necesitan saber que no hay condenación para los que creen y entregan su vida a Jesucristo. De lo contrario serán condenados por sus pecados.
Que en este tiempo de Navidad, podamos seguir anunciando al mundo entero que Jesús es nuestro Señor y Salvador y que Él nos da la vida eterna. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
Copyright © 2019 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.