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żDISCÍPULOS O AMIGOS DE JESÚS?

 

(Lucas 14:25-33)

 

Este pasaje bíblico, muchas veces lo hemos estudiado, reflexionado y predicado en nuestras iglesias. Sin duda que hay muchas interpretaciones al respecto. En principio, la primera reflexión es sobre el precio del discipulado; en segundo lugar, quiero reflexionar sobre si somos discípulos de Jesús o simplemente amigos de él. En este relato, vemos que Jesús quiere decirle a la multitud que le sigue, por diversos motivos, que si alguien quiere ser su discípulo, entonces debe amarlo más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun más que a sí mismo. Esta es una exigencia radical de Jesús para el cumplimiento del ministerio que él está realizando. Él quiere conformar un equipo especial, un staff, un grupo selecto, un grupo de personas que estén libre de toda atadura. Ser discípulo es seguir al maestro a donde vaya y obedecerle sin cuestionamientos. Para lograr eso, hay un costo que asumir, un sacrificio que realizar, hacer cálculos, en resumen, es llevar su propia cruz.

 

Pero, lo que muchos biblistas, teólogos y hermeneútas, no quieren considerar en la reflexión, es que si no se desea ser discípulo de Jesús, żen qué condición se está?  Para precisar la situación, en principio, no ser discípulo, no es ser enemigo de Jesús, ni menos estar en contra de Él; y en segundo lugar, no es odiar su persona. Simplemente, el creyente o seguidor de Jesús, se queda en la condición de ser su amigo. Creo que esta es la diferencia en el cumplimiento de la misión, o somos discípulos o somos simplemente amigos de Jesús. Recordemos que en el Evangelio de Juan, Jesús les dice a sus discípulos, que ya no son siervos, sino amigos (Juan 15:14-15). En el primer caso, ser discípulo, si hay un compromiso y un dejarlo todo para seguir a Jesús a donde él vaya. En el segundo caso, no hay una obligación de seguir a Jesús, ni dejarlo todo, pero sí, una responsabilidad, obedecerle y dar frutos. Es lo que la mayoría de cristianos y cristianas asumen en el cumplimiento de la Misión.

 

De ahí que, muchas veces entramos en angustia cuando vemos que no toda la iglesia o la congregación son discípulos de Jesús. Muchos son los miembros que declaran ser cristianos, que han sido bautizados, que viven en obediencia al Seńor, inclusive, realizan el ministerio de evangelización y ayudan a la comunidad, pero, no se declaran abiertamente discípulos de Jesús. Son hermanos y hermanas que forman parte de la iglesia, pero viven su vida rutinaria. No se sienten obligados a priorizar la persona de Jesús antes que sus familias, menos, dejarlo todo. En verdad, son los amigos de Jesús. Diferente, a aquellos que si desean ser verdaderos discípulos de Jesús, y están dispuestos a priorizar la persona de Jesús antes que sus familiares, que pueden dejarlo todo. Estos son los diáconos, predicadores, pastores, evangelistas y misioneros. Creo que hoy en día, esta es la realidad de la iglesia de nuestros tiempos. Hoy, hay más amigos de Jesús que discípulos de Él.

 

Por eso, la advertencia de Jesús al decir que si cualquiera que no renuncia a todo lo que tiene no puede ser su discípulo. Esto nos lleva a reflexionar, que no todos están llamados a ser discípulos de Jesús y que más bien prefieren quedarse en la condición de amigos de Él. Roguemos al Seńor que anime a sus seguidores a asumir una actitud ante su llamado para el cumplimiento de la Misión. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                 


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