
NAVEGANDO EN MEDIO DE LA TORMENTA
(Hechos 27:9-25)
Este relato bíblico nos da cuenta de que Pablo va preso a Roma para ser enjuiciado junto con otros presos. En el trayecto, de pronto el barco donde están viajando, es azotado por un viento huracanado que amenaza hundirlo. La situación es caótica, el barco empieza a ser arrastrado, peligra la gente que está en el barco. Hay que tomar medidas para sobrevivir. Se empieza a arrojar la carga y otras cosas del barco. En medio de la tempestad se ha perdido toda esperanza de salvarse. En la vida cotidiana, muchas veces nos toca afrontar tormentas, que de pronto aparecen en el horizonte. Situaciones que amenazan nuestra existencia, que ponen en peligro nuestra familia, nuestro trabajo y muchas veces nuestra razón de ser. Ante ello, intentamos realizar una serie de acciones para salvar la situación, pero apenas podemos controlar la furia de la tormenta. De pronto, sentimos que ya no hay nada que hacer para salvarnos de los estragos de la tormenta. Se pierde toda esperanza. Pueden pasar horas y días sin tener el auxilio, la ayuda de alguien que nos pueda salvar. Esa es la angustia que deja toda tormenta en nuestras vidas.
En el relato bíblico, se nos informa que de pronto Pablo se levantó en medio de todos y dio palabras de esperanza. Exhorta a la tripulación a tener buen ánimo, porque no habrá ninguna pérdida, solamente se perderá la nave. Seguramente que la gente atemorizada, se preguntaría cómo Pablo puede decir tremendas palabras en medio del temor. Pablo les revela que el ángel del Dios a quien sirve le ha dicho que no tema, ya que es necesario que comparezca ante César; por lo tanto, todos se salvarán con él. Con esta seguridad es que les pide a todos que tengan buen ánimo, porque así lo ha prometido Dios y así será. Esa es su confianza. Cuántas veces, en medio del temor, el miedo por sucumbir en la tormenta, de pronto alguien nos da palabras de consuelo, de esperanza. Es como si Dios estuviera hablando a través de esa persona. Tal vez, un ángel del Señor. Él nos anima a tener buen ánimo y a confiar de que no pareceremos, que seremos salvados de en medio de la tormenta, por más peligrosa que sea. La fe en nuestro Dios es la que nos puede ayudar a salir de la tormenta, a salir de los problemas que estemos afrontando, por más complicados que sean. Dios no nos abandona, siempre está a nuestro lado; sus ángeles acampan a nuestro alrededor (Salmo 4:7). Si estamos pasando por alguna dificultad o necesidad, no dudemos de acudir a nuestro Señor, en busca de ayuda, auxilio, Él proveerá el socorro oportuno.
Nadie está exento de pasar por pruebas o tormentas, siempre debemos estar listos a afrontarlas, confiando que el Señor cuidará de nosotros, como cuando el pastor cuida de sus ovejas. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
Copyright © 2019 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.