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NO ES BUENO ACUMULAR RIQUEZAS

 

(Lucas 12:13-21; Salmo 49:1-12)

 

En este texto bíblico, Jesús está enseñando a sus discípulos, en medio de una gran multitud, acerca de la hipocresía de los fariseos, sobre a quien se debe temer y cual el resultado de confesar Su nombre ante los hombres. Al terminar sus enseñanzas, de pronto, entre la multitud, un hombre rico le pide que interceda ante su hermano para que  le dé la parte de la herencia. Pareciera que a este hombre rico poco le interesaban las enseñanzas de Jesús. Vio a Jesús como un rabino, a quien podía pedirle un favor personal. Dentro de las funciones de un rabino, estaba la de orientar o aconsejar a quien estaba pasando por una prueba o afrontando un problema. La reacción de Jesús no se hace esperar. Le pregunta al rico, acerca de quién lo ha puesto sobre ellos como juez o partidor. No hay respuesta al respecto. Ante ese silencio, Jesús le responde que no es bueno la avaricia, ya que la vida no depende del poseer muchas cosas. Para ilustrar mejor esta afirmación cuenta una parábola.

 

Es bueno destacar, que esta parábola está dirigida a este hombre rico que ha pedido la intervención de Jesús para obtener más riqueza. La parábola empieza describiendo a un hombre rico, que había obtenido de sus tierras una gran cosecha. Este hombre rico se puso a pensar que debería hacer con tal cosecha abundante y dónde guardarla. Se le ocurre derribar sus actuales graneros para construir otros más grandes, para acumular toda su riqueza. Pero reflexiona y se dice a sí mismo, que al tener tantas cosas guardadas, entre ellas su cosecha y sus bienes, que tiene para muchos años, entonces es bueno descansar, comer, beber y gozar de la vida. Para este hombre rico, todo está resuelto y seguro su futuro. Esta reflexión del hombre rico es muy común entre los ricos de hoy. Sólo quieren acaparar riquezas para sí mismos, sin considerar a los que no tienen nada. Es la soberbia del que acumula riquezas sin compartir nada.

 

Para terminar la parábola, Dios aparece y le dice al hombre rico que es un necio, ya que esa misma noche perderá la vida y todo lo que tiene acumulado ¿para quién será? Con esta enseñanza, Jesús advierte que así le pasa al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero es pobre delante de Dios. En pocas palabras le dice al hombre rico que es un necio, que carece de inteligencia para discernir las bendiciones de Dios, que teniendo abundancia, no es capaz de compartir con aquellos que carecen de lo suficiente para vivir bien. Amar al prójimo, es compartir con aquel que necesita. ¿De qué vale acumular las riquezas, sin compartir, si de pronto esta noche se puede perder la vida? ¿Quién disfrutará de ellas? Dios no se opone a tener riquezas, está bien si se obtiene de buenas maneras y éstas sirven para compartir con los necesitados. El Salmo 49 y John Wesley en su sermón 50, nos advierten del peligro del mal uso de las riquezas. Lamentablemente, esta es la actitud de muchas personas, acaparan riquezas para sí mismos, guardan en bancos para obtener intereses, prestan al pobre y le sacan más de lo entregado, en algunos casos, si no pagan lo prestado se mata sin piedad. Lo contradictorio es que hay creyentes en la iglesia, y la misma Iglesia, que tienen esta misma actitud de acaparar riquezas. No son capaces de compartir las bendiciones de Dios, se prefiere disfrutar de las riquezas del mundo y no de las riquezas de Dios. Hay tanta pobreza y miseria en el mundo. Se puede ver grandes propiedades como fortines en posesión de personas. Pero también podemos ver grandes templos y lujosos de propiedad de iglesias. Si hoy viniera el Señor y se produjera el arrebato, ¿de quién será toda esa riqueza y propiedades?

Jesús nos dice hoy, que no es bueno acumular riquezas por el hecho de acumular, sin tener en cuenta que las riquezas pueden ser usadas para ayudar al necesitado y disminuir la pobreza y miseria en el mundo. Cuidémonos de no ser insensatos y de no caer en la tentación de dar mal uso a las riquezas. Que el Señor nos de la sabiduría necesaria para ser ricos delante de Dios. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                 


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