
VALE LA PENA
(Mateo 4:18-22)
Cuando uno vuelve a leer el texto bíblico acerca del llamamiento de Jesús a ciertos pescadores, para que sean sus discípulos y ser pescadores de hombres, viene al recuerdo el momento en el que el Señor nos llamó desde donde nos encontrábamos. Escuchamos su voz y acudimos a su llamado, tal como lo hicieron los primeros pescadores. Sentíamos una alegría inmensa haber tomado esa decisión. Todo era hermoso y simple. La vida tenía sentido y grandes oportunidades. Cuando regresamos a casa y contamos esta maravillosa experiencia, no toda la familia estuvo contenta, unos se enojaron y otros callaron con un silencio terrible. Lo peor vino, cuando lo contamos a nuestros amigos. No todos estuvieron de acuerdo, ni contentos ni conformes con nuestra decisión de seguir y servir al Señor. Se burlaron, se enojaron, hasta quisieron convencernos de volver atrás. No aceptaban perder un amigo del barrio. Fue muy difícil convivir con esa actitud hacia nuestra persona.
Ha pasado el tiempo, muchos de nuestros familiares nos han aceptado, hasta algunos han llegado a conocer al Señor; de igual manera ha sucedido con nuestros amigos. En el caminar, podemos decir que valió la pena haber conocido al Señor y haberle aceptado como nuestro Señor y Salvador. Tal vez, hemos dejado nuestros trabajos, nuestras comodidades y la buena posición social que teníamos. Pero, no fue en vano, a cambio recibimos muchas bendiciones, acompañamientos pastorales, conformamos una comunidad de fe, cumplimos con la misión, siempre con la ayuda del Señor, aún en momentos muy difíciles, la mano del Señor, siempre estuvo sobre nosotros. De ahí que podemos afirmar con autoridad, que vale la pena cambiar una vida de dolor, de sufrimiento, de vicios o de frustración, por una nueva vida de calidad en Jesús.
Hoy, gracias al Señor, podemos dar testimonio de este gran acontecimiento existencial. Sin duda que, no ha sido fácil el camino recorrido, es muy probable que haya habido insultos, vituperios, marginación, y hasta lesiones físicas, por anunciar el Evangelio de Jesucristo, sin embargo, podemos decir con mucha hidalguía, que valió y vale la pena haber escuchado el llamado del Señor y haberle seguido, tal como lo hicieron los primeros discípulos del Jesús. Todo nuestro caminar ha sido y será bendecido por el Señor. Somos instrumentos del Señor, somos los nuevos pescadores de personas para una grande salvación. Es un privilegio adquirido. Vale la pena tomar esta decisión hoy en día.
Agradecidos debemos estar siempre, por haber permitido el Señor, llamarnos para ser sus discípulos y proclamar el Evangelio a toda criatura. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
Copyright © 2018 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.