
LOS HÁBITOS SAGRADOS
(Hebreos 10:37-38)
Cuando uno se refiere a un hábito, de inmediato se nos viene a la mente, el tema de la costumbre. El diccionario nos define que un hábito es una costumbre o práctica adquirida por frecuencia de repetición de un acto, de una manera inconsciente. Todo creyente de alguna manera tiene hábitos en su vida cristiana, que los practica de una manera inconsciente. Estos hábitos o costumbres, cuando tienen relación con Dios, les podemos llamar hábitos sagrados, y sirven para mantener una relación más estrecha con Dios y para con nuestro prójimo. Éstos, pueden ser practicados cotidianamente o de vez en cuando. Es mi intención describir algunos de estos hábitos, que, sin duda, su práctica, nos lleva a vivir una vida cristiana mejor. Por lo menos, señalaré siete hábitos cristianos. Estos, a saber, son:
1. La oración.- En la Biblia encontramos muchas citas bíblicas sobre la oración y su eficacia. Un hecho que refuerza nuestro hábito de orar es el ejemplo de Jesús. «Su fama se extendía cada vez más y una numerosa multitud acudía para oírle y ser curados de sus enfermedades. Pero él se retiraba a los lugares solitarios, donde oraba» (Lucas 5, 16). «De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario donde se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca; al encontrarle, le dicen: “Todos te buscan”» (Marcos 1, 35-37). La actitud de Jesús de retirarse a solas para orar, nos debe de servir de ejemplo. Muchas veces estamos muy ocupados, que no tenemos tiempo para estar a solas con el Señor. Queremos que, el Señor nos de su tiempo, pero no estamos dispuestos a darle nuestro tiempo. Jesús fortalecía su actividad con la oración, temprano por la mañana. Si queremos que durante el día, todo nos salga bien, debemos entonces, tener un tiempo de oración, a solas con Dios. Es un hábito que no debemos de dejar de lado en nuestra vida cristiana.
2. Creer en Dios.- La Biblia nos dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. (Hebreos 11:6). Creer en Dios es creer que le hay, y que Su Palabra es verdadera. Creer en Dios significa vivir conforme a Su Palabra. Creer en Dios significa agradarle solamente a Él. Esta fe debe ser cotidiana, ya sea, al levantarnos, durante el día y al acostarnos. Debemos considerar que hay un Dios que nos cuida y que nos bendice durante el día. Hay que vivir conforme a su Palabra y agradarle sólo a Él. Esta debe ser nuestra práctica diaria, y no una práctica esporádica.
3. Meditar la palabra de Dios.- La meditación en la Biblia es una clave perfecta para la transformación espiritual. De ahí que todo cristiano debe tener como disciplina personal, leer y meditar en la Palabra de Dios, para encontrar gozo divino, y la bendición de Dios (Salmo 1; Salmo 19:10). Este hábito es para practicarlo diariamente, muy temprano por la mañana y también por las noches, antes de acostarnos. Es necesario encontrar un lugar tranquilo. Al igual que la meditación secular, la meditación en la Palabra de Dios requiere que la aislemos del ruido y de las distracciones mundanas lo suficiente como para poder concentrarnos en lo que vamos a hacer. Mucha gente no toma en cuenta esta práctica, de ahí que pasan momentos muy difíciles y no saben qué hacer. No tienen una guía. Con razón decía el salmista: "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera en mi camino" (Salmo 119:105).
4. Obedecer a Dios.- Sobre la obediencia a Dios, hay muchas citas bíblicas como referencia. Tomaremos algunas: “¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.” (Romanos 6:15-18). “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.” (Santiago 4: 7-8). “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” (Filipenses 2:5-11). Un hábito del cristiano es la obediencia a Dios en toda su vida cristiana. Ejemplo de esa obediencia, lo encontramos en los textos arriba citados.
5. Llenura del Espíritu Santo.- Una práctica o hábito no muy común, es experimentar la llenura del Espíritu Santo. El apóstol Pablo aconseja: "Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu" (Efesios 5:18). Lamentablemente, esta experiencia no es muy frecuente entre los cristianos de hoy, se cree que es para algunos creyentes y en que se da en algunas ocasiones. La Biblia nos enseña que esta experiencia en una práctica común. Tal el caso de Elisabet (Lucas 1:41), Zacarías (Lucas 1:67), Jesús (Lucas 4:1), Los discípulos de Jesús (hechos 2:4, 13:52), Esteban (Hechos 7:55). En la medida que practiquemos este hábito en forma continua, podremos vivir una vida consagrada, en paz, sin temor alguno y confiando que siempre el Señor estará a nuestro lado.
6. Dar a Dios y a otros.- El apóstol Pablo nos dice que "Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría" (2 Corintios 9:7). Siempre el cristiano debe practicar este hábito, dar a Dios y dar a otros, ya que esto es una gran bendición. No debe ser una obligación, debe ser una actitud de amor. La Obra de Dios en la tierra se sustenta con las ofrendas de los creyentes, con ellas se puede seguir cumpliendo la Misión. El prójimo, es también beneficiario del amor de Dios y del prójimo. No debemos dejar de lado esta práctica de dar por amor. Dios nos bendice todos los días para compartir sus bendiciones con otros que necesitan de nuestra ayuda solidaria.
7. Perdonar.- Perdonar significa disculpar a alguien que nos ha ofendido o no tener en cuenta su falta. En la Biblia, la palabra griega que se traduce “perdonar” significa literalmente “dejar pasar”, como cuando una persona deja de exigir que se le pague una deuda. Jesús usó esta comparación al enseñar a sus discípulos a orar: “Perdónanos nuestros pecados, porque nosotros mismos también perdonamos a todo el que nos debe” (Lucas 11:4). Jesús enseña cómo perdonar al hermano (Mateo 18:15-22), de igual manera, en la parábola del esclavo que no mostró misericordia, Jesús explicó que el perdón es como la cancelación de una deuda (Mateo 18:23-25). Ahora, bien, es muy cierto que no es fácil perdonar a alguien quien nos ha hecho mucho daño. No estamos dispuestos a practicar este hábito del perdón. Sin embargo, el Señor nos llama a perdonar tanta vez se requiera, así como Él está dispuesto a perdonarnos tantas veces se lo pidamos. Muchas situaciones de violencia, se podrían resolver si el hábito de perdonar se hiciera cotidiano.
A estos hábitos descritos, los llamamos sagrados, porque provienen de Dios y están en relación con nosotros y con nuestro prójimo. En la medida que los practicamos, nuestra vida de santidad será mejor, podremos vivir, de esa manera, una vida consagrada y en paz. Roguemos al Señor que nos permita poner en práctica estos hábitos, para dar testimonio del gran amor de Dios. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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