JESÚS RESUCITADO CAMINANDO ENTRE NOSOTROS

(Mateo 28:20b)

En este pasaje bíblico se encuentra una promesa de Jesús a sus discípulos y que por extensión nos alcanza también. Él promete que estará con nosotros, todos los días, hasta el fin del mundo. Es una promesa llena de esperanza para el cumplimiento de la Gran Misión. Esta promesa de Jesús es una realidad, desde sus comienzos hasta el presente. Recordemos que luego de Su resurrección, él se apareció varias veces a sus discípulos (Juan 20:19-31; 21:1-19), a los guardias (Mateo 28:11), a las mujeres (Lucas 24:1-10), a quinientos hermanos (1 Corintios 15:6) y a Saulo de Tarso, también (Hechos 9:1-9). Hoy, el Cristo resucitado sigue apareciéndose y caminando con nosotros de diversas maneras. Algunos pueden reconocerle tal como el discípulo amado (Juan 21:7a), otros tienen la actitud de Tomás (Juan 20:24-29), y otros caminan con él, pero no se dan cuenta de su presencia, tal como lo sucedido con los caminantes de Emaús (Lucas 24:13-35). Para muchos, hoy en día, la resurrección de Jesús es un mero hecho histórico, no toman conciencia de que Jesús está en medio de nosotros, caminando, sanando, consolando, restaurando, respondiendo a nuestras oraciones, generando paz en medio de la violencia. Jesucristo resucitado entre nosotros hoy, es el cumplimiento de Su promesa.

Es cierto que cuesta aceptar la realidad de Jesús resucitado entre nosotros. Nuestra mente no nos permite experimentar la resurrección de Jesús. Incluso, en los medios académicos de los seminarios teológicos o universidades cristianas, la resurrección de Jesús entre nosotros, es una mera reflexión académica. Bien sabemos que el Espíritu Santo es el que nos convence de que Jesús resucitado está en medio de nosotros. No es una mera concepción académica, es la experiencia cotidiana con Él lo que nos hace afirmar de que, sí es verdad, la presencia de Él entre nosotros, hoy en día. Ahora bien, este asunto es el conflicto actual en la Iglesia. Los teólogos y estudiosos de la Iglesia, consideran que la presencia de Jesús resucitado en medio de nuestra sociedad, es un mero concepto académico e histórico. Otros, sin embargo, dan testimonio de esa presencia de Jesús resucitado en sus vidas y en su entorno social. 

Un ejemplo de lo que estamos diciendo, es el hecho de que en una clase de Cristología se estaba tocando este asunto y para muchos estudiantes, este tema era una especulación académica. No daban por aceptado de que Jesús resucitado pudiera estar en medio de nosotros. No hay experiencia sobre este asunto. Se concibe como un hecho extraordinario un encuentro con ese Jesús. Lo mismo sucede en el seno de la Iglesia. Para muchos cristianos cuesta aceptar que Jesús resucitado les está llamando para un discipulado, que escucha sus oraciones, que puede poner sus manos sanadoras sobre sus enfermedades y sanarlos, que puede hablarles al oído o en sueños. Hay mucha incredulidad al respecto. Es la misma actitud de Tomás, cuando sus compañeros le informaron de la venida de Jesús resucitado a la casa de ellos (Juan 20:24-29). Entonces, ante esa incredulidad, se prefiere hacer imágenes o estatuas de Jesús, para hacerlo visible, y pedirle ayuda y socorro. Si pudieran saber que el espíritu de Jesús resucitado no está ahí, sino en el mundo, otra sería la situación. Cuan importante será el testimonio de los cristianos que han tenido, y tienen una experiencia con el Jesús resucitado, todos los días, en su vida personal, en la casa, en el barrio, en la calle. Esa es la gran tarea de los cristianos con esta experiencia ante aquellos que no saben dónde encontrar a Jesús resucitado.

En la historia, muchos son los testimonios de cristianos y cristianas que han tenido y tienen esta experiencia personal con el Jesús resucitado, que caminaba al lado. Gracias a Dios, yo soy uno de ellos. Son tantas las experiencias tenidas, que no alcanzaría el tiempo para poder contarlas. Qué el Señor nos permita dar testimonio de su presencia en medio de nosotros, hoy en día. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

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