
UN MANDATO DEL SEÑOR CON BENDICIÓN
(Josué 1:1-9)
Muchas veces hemos leído este pasaje bíblico de Josué y se ha tenido muchas interpretaciones al respecto. En la mayoría de veces este texto ha sido utilizado para animar a los creyentes a tener confianza en Dios, en su acompañamiento y protección, y que solo basta en esforzarse y ser valiente para lograr el triunfo. Sin embargo, pocas veces hemos prestado atención en la últimas palabras del Señor a Josué: "Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien." (v.8). El mandato del Señor es que Su palabra nunca sea apartada de nuestros labios y que meditemos día y noche sobre sus enseñanzas, para ponerlas en práctica. El resultado de ello será la prosperidad en todo lo que hagamos. En otras palabras, recibir la bendición del Señor. Es por eso, que en la mayoría de veces, al no tener en cuenta este mandato, no recibimos adecuadamente las bendiciones de Dios. Esta falta de disciplina en las cosas de Dios es un mal generalizado entre muchas personas y creyentes. Oramos, nos esforzamos, ayunamos, nos retiramos a lugares solitarios, pero no pasa nada, es decir, no recibimos las bendiciones de Dios. ¿A qué se debe?
Este aspecto, es muy poco tomado en cuenta en nuestras reflexiones. Más damos importancia a la valentía y al esfuerzo que se debe tener para lograr el éxito, en especial entre los jóvenes, que en la disciplina que el Señor nos pide en meditar Su palabra día y noche. El tiempo para la meditación implica un momento especial en nuestras vidas, no es un tiempo cualquiera. La meditación es el pensamiento o consideración de algo con atención y detenimiento para estudiarlo o comprenderlo bien. También, es la oración que se hace en silencio, o reflexión intimista sobre algún tema espiritual o trascendente. Esta actitud no es de vez en cuando, o cuando se tenga el tiempo para hacerlo, es una práctica diaria, día y noche, tal como lo manda el Señor. Lamentablemente, en nuestros días esta actitud o disciplina no es muy común entre los ciudadanos de este siglo. Hay muchas cosas que nos distraen, que nos apartan de nuestra relación con Dios. No hay tiempo para leer la Escritura, no hay tiempo para conversar con Dios, no hay tiempo para estar a solas con el Señor, no hay tiempo para reflexionar sobre nuestro presente y futuro, no hay tiempo para escuchar una reflexión en el templo. En fin, son cientos de excusas para no hacerlo. La vida moderna nos exige mucho tiempo para realizar una serie de actividades rutinarias. Con las justas realizamos las actividades mínimas con respecto a nuestra persona, y luego salimos corriendo a nuestras actividades laborales, académicas, sociales, culturales o deportivas. Regresamos a casa cansados, sin ánimo y sin energías. Al irnos a dormir, no hay tiempo para las cosas de Dios.
Ahora bien, meditar o reflexionar sobre la palabra de Dios, no significa que debemos separar grandes tiempos en medio de nuestra rutina. Basta un breve momento para orar, para clamar la misericordia del Señor, leer un versículo de la Biblia, pedir la protección de nuestro Dios durante el día. Cada quien debe saber separar ese tiempo, que es único y personal. No es cuestión de cronogramas, calendarios, medición del tiempo, lugares especiales. Es una cuestión de disciplina personal. Por eso, cuando alguien pregunta: ¿Por qué no recibo bendición de Dios?, será bueno que revisara cuán obediente se es al mandato del Señor. Conozco mucha gente, y aún, hermanos en la fe que se la pasan preguntándose el por qué no reciben bendición para sus vidas y proyectos. Se la pasan todo el tiempo preguntándose el por qué, sin buscar una ayuda o respuesta. El tema de la falta de disciplina espiritual, no es un tema nuevo. Este asunto siempre se ha dado a través de los tiempos. La Biblia nos llama a reflexionar sobre este asunto. El Señor siempre nos llama a una vida ordenada y disciplinada, tanto en los asuntos propios, como en los asuntos con Dios. Hay muchos ejemplos de personas que siguiendo los consejos de Dios, a través de Su palabra, han logrado recibir muchas bendiciones, ser prósperos y exitosos en todo lo que realizan.
Sí hoy en día, pusiéramos en práctica el mandato que Dios le dio a Josué, estoy seguro que viviríamos una vida próspera y exitosa. Nada nos faltaría, no tendríamos nada que temer, sabiendo que el Señor nunca nos dejará ni desamparará. Es cuestión de lograr una disciplina, de esforzarnos a ser valientes, de no permitir que Su palabra se aparte a la derecha o la izquierda, que siempre esté en el centro. Este es el reto para nuestras generaciones, que no se distraigan en las cosas vanas, sino que centren su atención en las cosas de Dios para lograr el éxito en todo lo que emprendan. Da mucha pena ver cuántas personas viven una vida apartada del Señor, sufriendo las consecuencias de su pecado e indisciplina personal y espiritual. Están en busca de una fórmula para salir de esa situación y no la encuentran. Desconocen que la Escritura tiene la solución para todo lo que les agobia y les destruye. Ignoran que el Señor puede hablarles a través de Su palabra y revertir su situación, por una vida de paz y de prosperidad.
Oremos al Señor para que podamos tener una disciplina espiritual en nuestras vidas y recibir sus bendiciones en todo momento. Que nos haga sus manos extendidas para poder llegar a muchas personas que necesitan conocerle. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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