ELIMINAR EL SUFRIMIENTO DEL HOMBRE Y NO AL HOMBRE QUE SUFRE
Los múltiples casos documentados de muertes involuntarias ponen de manifiesto
que no todo está bajo control, y que muchos enfermos a los que se les
adelantó su final biológico nunca firmaron una autorización
expresa para ello. La eutanasia infantil es el ejemplo más claro de la
indefensión a la que se enfrentan niños nacidos con disminuciones
físicas. Nunca el derecho a morir, por muy controvertido que sea, puede
convertirse en el deber de morir. Los que apoyan la eutanasia afirman que esta
medida se basa en la autodeterminación y la elección particular
del paciente; sin embargo con lo que no cuentan es que el 1% de muertes producidas
en este país en 1990 fueron provocadas por drogas mortales administradas
sin su consentimiento. Esta estadística holandesa está recogida
en el informe Remmelink, auspiciado por el Gobierno.
Una alternativa importante a esta dolorosa situación por la que pasa
tanto el enfermo como su familia es recurrir a los cuidados paliativos, que
aseguran una muerte digna, y tener clara la postura de oposición al encarnizamiento
terapéutico. No se prohíbe utilizar medicamentos para calmar los
dolores, aunque eso suponga un
acortamiento de la vida del paciente, ni existe ninguna obligación de
prolongar a través de medios técnicos situaciones que conducen
irremediablemente a la muerte. Los motivos de esperanza son muchos, y no se
puede negar la evidencia: es siempre mejor intentar eliminar el sufrimiento
humano que eliminar al ser humano que sufre.
En Colombia esta prohibida, como en la mayor parte del mundo, la denominada
eutanasia activa o que una persona concurra al medico para que le aplique una
inyección letal.
La eutanasia pasiva en la que la persona puede suspender un tratamiento o no
recibirlo, no estaba reglamentada. Sin embargo existe un articulo que penaliza
con hasta tres años de prisión a quien realizare un homicidio
por piedad para poner fin a los sufrimientos. Este articulo seguirá en
el Código, pero se le adjuntara otro que dice que no hay responsabilidad
si el deceso se produjera en caso de enfermedad terminal o por autorización
de la persona.
CONCLUSIONES FINALES
Es verdad que, cuando se habla de eutanasia, suavizamos el termino con un lenguaje
afectivo para purificarlo de toda su carga negativa. No se quiere matar por
capricho, por egoísmo o por simple utilidad, sino que se justifica como
un gesto de cariño y compasión humanitaria, para eludir un desenlace
trágico y doloroso. La buena intención pretende quitar el carácter
de violencia e injusticia que todo atentado contra la vida encierra, como si
tales sentimientos pudieran modificar el significado profundo de la acción.
Podríamos decir que si la ultima alternativa para escapar de una muerte
terrible, insoportable y angustiosa fuera el empleo de la eutanasia, la condena
de esta ultima se haría harto difícil. Resultaría monstruoso
dejar morir a una persona en medio de dolores intolerables sabiendo que no existe
ninguna posibilidad de salvación. Un espectáculo que se haría
igual de irresistible para cualquiera que lo presenciara.
Para facilitar una muerte serena y dulce, a la que todos tienen derecho, no
es preciso llegar a tanto. Con los principios dados anteriormente se consigue
obtener esa misma finalidad, pero dentro de un espacio ético y sin invadir
la frontera que delimita un derecho intangible: el respeto a la vida.
La fuerza de este presupuesto esta avalada por una conciencia casi universal.
Hasta los mismos defensores de la eutanasia y los diferente proyectos presentados
en algunos piases para su legalización civil, en algunos casos concretos
no se refiere nunca a la eutanasia impuesta o involuntaria, sino que exige siempre
la previa conformidad del sujeto debidamente constatada. La equivocidad del
termino provoca en muchos lamentables confusiones. Pedir su tolerancia legal
no significa permitir la muerte involuntaria del enfermo. Unas veces se trata
de reconocer, con una legislación adecuada, el derecho del paciente a
una muerte digna y sin encarnizamientos terapéuticos. En otras se pretende
una defensa del medico contra posibles denuncias de familiares por interrumpir
un tratamiento sin sentido o no prolongar absurdamente la vida. En algún
caso se pide también que, aunque la eutanasia sea intolerable, no se
la considere tampoco como un delito criminal; entonces... ¿Sería
lícita la eutanasia voluntaria?
Aún existen muchos aspectos indeterminados en torno a la eutanasia, cabe
mencionar algunos como la dignidad humana y la autonomía, el no tomar
al ser humano desde un punto de vista eminentemente biológico, la calidad
de la vida y la libertad de elección. Sin dejar de tener en cuenta la
ambigüedad a la que se puede llegar con su eventual legalización.
Sin embargo, la discusión sigue abierta...