Una azotaina, (nalgadas, latigazos, cinturonazos, lo que sea) puede ser un
castigo, puede ser diversión, puede ser una experiencia erótica.
Hay diversos tipos de palizas que pueden ser clasificadas (sin mucho rigor)
como:
Azotainas
juguetonas.
Son la que se dan
sólo por diversión, con todos alrededor riendo y bromeando, como las
"palizas de cumpleaños" norteamericanas, o un par de palmadas en la cola
como broma. Están difundidas aún fuera de la comunidad de BDSM. Es la clase
de palizas que de dan cuando se juegan los "juegos de palizas" que se pueden
comprar para jugar en grupo, y también la mayoría de las dadas en los juegos
sexuales previos a las relaciones, aún entre parejas "vainilla". Usualmente
se usa la mano o algún implemento liviano, y usualmente implican poco dolor
(a lo sumo algo de ardor) o ninguno.
El placer es
compartido.
Azotainas
sensuales
Son las que se dan por la experiencia sensorial en si, para
disfrutar recibiendo diferentes sensaciones, para llevar al sumiso a la
ecstagonía del placer. Comprenden caricias, suaves o violentas, tocar al
otro, sentir al otro sobre el regazo o sentirse uno mismo en el regazo del
otro.
El placer debe ser mayormente para el sub.
Azotainas Sexuales
Son parte de los juegos amorosos antes de tener sexo, o parte del sexo
mismo. Se utilizan para excitar a la pareja o para aumentar la excitación
propia.
El placer es compartido.
En los dos últimos casos, los instrumentos usados y la cantidad de dolor
dependerán de los gustos de la pareja. Puede leer nuestro artículo sobre las
azotainas sensuales o sexuales.
Azotainas "porque
si"
Por qué arruinar el placer de una buena paliza con excusas sobre por qué
darla? Este tipo de azotaina se da porque el dominante quiere mostrar quien
manda, porque el sumiso necesita una, porque ambos quieren disfrutar del
juego o sólo por que si.
De este tipo son las palizas "de mantenimiento" dadas por un "Amo" a su
"esclavo" sólo para recordarle su lugar. Y de esta clase es el antiguo
consejo de darle a su pareja una zurra de cuando en cuando ("tal vez Ud. no
sepa porque le pega, pero probablemente ella si") (
).
Desde luego, los instrumentos y el nivel de dolor dependerán de los deseos
de los participantes.
Azotainas de castigo
Estas son las palizas reales, las que se usan para provocar un cambio de
comportamiento. Se dan para castigar alguna falta cometida por el sumiso en
la vida real o durante una escena. Como las que dan los padres a sus hijos,
se supone que sean desagradables. Para ser útiles el castigado debe
recordarla como una experiencia que debe ser evitada. Para las azotainas de
castigo puede usarse algún instrumento, y pueden no darse sobre
las rodillas. El no tocar al castigado sino con la herramienta puede ser
parte del castigo. Esta es la ocasión para darle "seis de los buenos", o una
buena ración de correazos. El nivel de dolor necesario dependerá del nivel
de sensibilidad del castigado.
Es la única en el que el placer es sólo para el
dominante.
Azotes para
"quebrar"
Aunque suelen ser muy dolorosas, estás azotainas no son tanto físicas como
síquicas. Su propósito es quebrar las barreras del sumiso, permitiéndole
llorar hasta que se le acaben las lágrimas. Se dan normalmente a pedido del
sumiso, que necesita ser reducido a un estado infantil, donde llorar está
permitido y nada se puede ocultar.
Tenga mucho cuidado: está tocando muy profundamente los sentimientos del
castigado, puede haber una regresión a la infancia, y si el sumiso fue
castigado muy severamente o abusado cuando niño, o por una pareja anterior,
puede despertar memorias dolorosas.
En este tipo de palizas, el "después" debe ser especialmente intenso. El
sumiso deberá ser abrazado, acariciado, besado. Se lo deberá cuidar, y se le
debe recordar que es un ser humano valioso, que es amado, respetado y
necesitado.
Desde luego, se requiere mucho dolor para romper las estructuras mentales
del sumiso.
No
trate de hacerlo con un desconocido, ni si su relación no es muy estable, o
si no está totalmente seguro de lo que está haciendo.
Esta azotainas no
significan placer, se dan para cubrir una necesidad del sumiso.