—¿Qué
me ves, cabrón? —espetó el hombre, con rostro de furia ante la insolencia
de aquél que lo veía con fijeza—. Me has estado siguiendo toda la mañana.
Ya dime de una buena vez qué quieres de mí. ¿Acaso no tienes otras cosas
más importantes qué hacer que seguirme adondequiera que voy? Cuando entré
al banco de Sexta y González para depositar el cheque de mi salario, ahí
estabas, viéndome a través del vidrio polarizado de los ventanales. Crees
que no me di cuenta, ¿verdad, mamón? Según tú, te has estado desplazando a
escondidas todo el día, pero déjame decirte que estás equivocado si
piensas que me puedes hacer pendejo. Al contrario, el pendejo eres tú, que
te crees muy listo al seguirme, pensando que no me doy cuenta de tus
pretensiones. Después me seguiste hasta la tienda de autoservicio en la
esquina de Ocho y Abasolo, donde compré un regalo para mi vieja por
nuestro aniversario. Antes de entrar a la tienda, mientras veía los
escaparates que dan a la zona peatonal, alcancé a ver que pasabas detrás
de mí, viéndome a mis espaldas. Ahí fue donde empecé a sospechar que
traías algo grueso conmigo. Luego me seguiste hasta el estacionamiento
frente a la Plaza Principal, al lado de la Catedral. Entonces me empecé a
encabronar, por tu culpa, peladillo de mierda. Pero te advierto una cosa,
y quiero que me escuches bien: te juro que si no dejas de estar poniéndome
cola, la vas a pasar muy mal. Ni se te ocurra pensar que voy a denunciarte
ante la bola de policías arrastrados que pululan por estos lugares, como
plaga. Peligro terminemos los dos encerrados por rijosos, muy sonrientes
en la galería de pillines de los tabloides vespertinos. Tampoco les diré a
mis amigos para que te pongan una chinga de perro bailarín por andar de
mirón, siguiendo cada uno de mis pasos. Yo mismo te voy a partir tu madre
si en este momento no te desapareces de mi vista. Cualquiera que te viera,
pensaría que estás esperando el momento para joderme el dinero que pudiera
traer en mi cartera o en mis bolsillos, o para fregarme lo que acabo de
comprarle a mi vieja. No estoy manco, hijo de tu madre, tengo brazos y te
juro que te puedo partir la cabeza a madrazos, si intentas acercarte más
con no sé qué putas intenciones. ¡Mira, qué casualidad que vinimos a
encontrarnos en el baño de este restaurante! Entraste detrás de mí, casi
al mismo tiempo, no creas que no me di cuenta. ¿Acaso te envió alguien
para que me pusieras una chinga? Te aseguro que no te vas limpio, güey. Si
eres karateca o luchador o boxeador y me partes la madre, cuando menos te
salpico tu pinche camisa blanca con mi sangre y tendré algo de que reírme
toda la tarde. No te vas limpio, huevón, te lo aseguro. Así que cada quien
por su lado, es lo más conveniente, por nuestro propio bien. Evitaremos
que las cosas lleguen a algo peor que este conato, zafarrancho o como
quieras llamarle. Ya deja de estarme viendo a los ojos, qué, te gusto o
qué, maricón de mierda, te ves muy bonito al hacerte el desentendido en el
espejo mientras hablo. Óyeme bien: no quiero que me sigas más, ni un paso
más, porque te aseguro, escúchame, te aseguro que te vas a arrepentir
hasta de haber nacido.
Después
de mirarse al espejo en el baño del restaurante, de estarle recriminando a
su imagen en el cristal, el hombre salió más calmado.
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Ramiro Rodríguez (Nuevo Laredo, 1966). Escribe
poesía, cuento y ensayo. Editor. Coordina desde 2002 el Congreso
Binacional “Letras en el Estuario”. Miembro del consejo editorial de la
revista literaria Novosantanderino. Obtuvo el Premio Estatal de
Poesía 2008 (ITCA) y el Premio Estatal de Poesía “Altaír Tejeda de Tamez”
2008 (SET). Su obra se incluye en revistas como Fronteras,
Revista de la UAT y Catarsis, así como en las antologías
Voces desde el Casamata (ALJA, 2010), Sueños al viento (C.C.,
2010), Donde la piel canta (C.C., 2011), Me narraré hasta
encontrarme (ITCA, 2012), Cuentos tamaulipecos (ITCA, 2012).
Compilador de Letras en el estuario (ALJA, 2008), Río Bravo /
Río Grande (ALJA, 2012), Palabra de poeta Antología de poesía sobre
poesía (ALJA, 2012), Brevedad urbana Antología de microrrelato en
la ciudad (ALJA, 2012) y Confusión de cuerpos Antología de poesía
erótica (ALJA, 2013). En poesía, autor de Defragmentación poética
(ITCA, 2007), Cosmogonía de la palabra (ALJA, 2008), Íngrima la
ciudad (ITCA, 2011), Ritual de la tierra (ALJA, 2012),
Tierra de sed perpetua (ALJA, 2012), Moros en la costa (Obra
selecta 1992-2002) (ALJA, 2012), Poemas a propósito (ALJA,
2012), Destiempo (ALJA, 2012), Pasión de Eneas (ALJA, 2012),
Minitatuajes (ALJA, 2012), Claustros (ALJA, 2012), Bagdad
(ALJA, 2012), Perros nocturnos (Obra selecta 2003-2012) (ALJA,
2012) y Rosas de Castilla (ALJA, 2012). En relato, Sin oficio ni
beneficio (ALJA, 2012) e Inminencia del ayer (ALJA, 2012). En
teatro, Maridos maltratados (ALJA, 2013). Ventanas siderales
(ALJA, 2013) es una compilación de textos publicados en diversos medios.
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Este registro se añadió el 28 de
octubre 2009
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