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LA PREEMINENCIA DEL AMOR

 (1ra. Corintios 13)

 

Muchas veces hemos recurrido a este hermoso texto bíblico para expresar nuestros sentimientos afectuosos, ya sea con nuestro ser querido o alguien en especial, y hemos experimentado que su contenido es verdaderamente sabio con respecto al tema del amor. Muchas parejas en el día de los enamorados recurren a este texto para expresar su amor, además de entregar un ramo de rosas, realizar un paseo, tener una cena juntos, decir algunas palabras cargadas de romanticismo o algún regalo. Después de ese día ¿qué?. No todo el texto bíblico es al amor eros (’έrwς), sino al amor fraterno; el amor al prójimo, la compasión entre las personas. Este amor es una muestra del gran amor de Dios por nosotros.

En este pasaje bíblico podemos notar los dos aspectos que conlleva el amor: Uno desde un punto de vista negativo y el otro desde un punto de vista positivo. Veamos cada uno de ellos.

 

a)     Desde el punto de vista negativo.-

-         De nada vale hablar lenguas humanas y angélicas sin tener amor, venimos a ser como un metal que resuena y resuena. Es decir, hablamos y hablamos, nada más que eso. Podemos hablar muy bonito y dejar boca abiertos a muchos de los que nos oyen, hasta hablar cosas celestiales, pero sin ningún sentimiento o compasión, de nada vale. No hay amor verdadero. La palabra debe llevarnos a una acción de compasión por aquellos que sufren y no gozan del verdadero amor de Dios. Podemos decirles: Dios los ama, pero no es suficiente. Hay que ir más que eso. Hacer realidad el amor de Dios en cada vida. Jesús es nuestro modelo.

-         Tampoco tiene sentido que tengamos el don de la profecía, entender todos los misterios de Dios y aún conocer toda la ciencia, tener una fe inmensa y con poder, pero sin en todo ello no hay amor, nada somos. Es decir, existencialmente sólo somos recipientes de sabiduría, de conocimientos y llenos poder, pero aún no hemos sido capaces de compartir todo ello hacia aquellos que aún viven en la ignorancia total. No nos hemos realizado plenamente, falta encarnarnos en el mundo, para convertirnos en instrumentos de amor. Debemos imitar a Jesús que sí se encarnó en el mundo para salvarnos.

-         Por otro lado, podemos llegar a repartir nuestros bienes materiales para dar de comer a los pobres, hasta entregar nuestras vidas por una causa o ideal, pero sin llegar a sentir la profundidad de la acción y dar todo sin pedir nada a cambio, se convierte todo eso en una mera acción filantrópica. No hay un verdadero amor expresado en lo que se realiza, por lo tanto no sirve, no tiene sentido, falta la caridad.

 

b)     Desde el punto de vista positivo.-

 

-       El apóstol Pablo nos refiere cuál es el aspecto positivo del verdadero amor. Hace una lista de aspectos que deben caracterizar el amor en todas sus expresiones. Veamos esta lista, que por el tiempo no vamos a verla en detalle:

-         Es sufrido,

-         Es bueno,

-         No es jactancioso,

-         No se envanece,

-         No hace nada indebido,

-         No busca lo suyo,

-         No se irrita,

-         No guarda rencor,

-         No se goza de la injusticia,

-         Se goza de la verdad,

-         Todo lo sufre,

-         Todo lo cree,

-         Todo lo espera,

-         Todo lo soporta,

-         Nunca de ser.

 

El mayor ejemplo de este tipo de amor lo encontramos en Jesús, él representa el supremo amor de Dios (Jn. 3:16-17). Jesús simplificó la ley que estaba basada en el cumplimiento de una serie de preceptos, por una norma basada en la ley del amor: amar a Dios y amar al prójimo. Un amor que es activo y concreto, en vez de un amor meramente nocional o abstracto.

 

Es nuestra tarea difundir este gran amor que proviene de Dios hacia nuestro prójimo, que realmente seamos verdaderos ejemplos e instrumentos de ese santo amor en todo momento y en todo lugar. Que muchos puedan ver en nuestros actos al Señor y puedan glorificarle. No olvidando que muchas cosas son pasajeras, transitorias y que pueden acabarse, como las profecías, el hablar en lenguas y la ciencia, pero lo que no nunca se acabará, ni se agotará es el verdadero amor. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

     


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