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    EL DOBLE ENGAÑO DE SATANÁS

 

(Génesis 3:4)

 

Hoy en día, mucha gente se deja engañar de muchas maneras por Satanás. Muy sutilmente susurra al oído que, si pecamos contra Dios, no pasa nada. Este es el primer engaño, en el cual nos quiere convencer que no moriremos si pecamos. Este engaño no es nuevo, ya lo hizo desde el principio de la Creación. A Eva le dijo que si comía el fruto prohibido por Dios, no moriría. Dios había dicho que, si comían del árbol prohibido, morirían. Ella le creyó, comió el fruto prohibido, junto con Adán, y trajo consigo la muerte. A partir de esta mentira, toda la Creación cayó en desgracia, y, por ende, toda la humanidad. Adán y Eva creyeron que, si desobedecían a Dios, no pasaba nada. Y esto es lo que Satanás, hasta hoy, hace creer a muchos que es así. La desobediencia trajo como consecuencia la muerte. Toda la historia de la humanidad está signada por la desobediencia a Dios y cada quien hace lo quiere, cometiendo todo tipo de pecado, pensando que no pasa nada. El apóstol Pablo nos recuerda que la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23). Esta muerte puede ser física, espiritual o existencial. La Biblia nos da a conocer que muchos han muerto por desobedecer a Dios y cometer todo tipo de pecado, desde la idolatría hasta los asesinatos. Por la calle vemos cómo hay gente que aún con vida, están muertos espiritualmente o existencialmente. Esto nos hace recordar lo que la Biblia nos dice que el pecado es universal, que la naturaleza de todo ser humano es pecaminosa (Salmo 51:7; 58:4; Job 14:4).

 

El otro engaño que Satanás nos quiere convencer es que, si pecamos contra Dios, él no nos perdona. Nos dice que seguimos en pecado y que nuestra vida está signada por la muerte y que ya nada se puede hacer. De alguna manera, nos dice que somos parte de su legión, que somos esclavos de él. Sin embargo, la Biblia nos dice que, si confesamos nuestros pecados, el Señor es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9); el perdón de los pecados ha sido tomado por Cristo y que todo aquel que acepte Su persona y sacrificio, queda perdonado (Juan 1:29); Jesús abolió el pecado por Su sacrificio (Hebreos 9:26); Su sangre nos purifica de todo pecado (1 Juan 1:7). El Evangelio de Juan nos dice que: "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él." (Juan 3:16-17). Toda esta gran verdad que nos enseña la Biblia, Satanás la oculta de forma sutil. Él quiere que permanezcamos pecadores, y como tal, esclavos del pecado y de su señorío. A veces, las prédicas de pastores no enfatizan esta gran verdad y más bien señalan que el pecador sigue siendo pecador y merece la muerte. Muy pocas veces se dice que Cristo nos ha liberado de la muerte, y que cuando nos perdona de nuestros pecados, jamás se acuerda de ellos. ¡Es la liberación plena!

 

Como Iglesia debemos predicar acerca de este doble engaño que Satanás nos quiere convencer y evitar que muchos caigan en sus garras. Roguemos al Señor para que nos dé el coraje para enfrentarnos al enemigo del Señor y de la Iglesia. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                 


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