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    ¿DISCÍPULOS DEL SEÑOR O MIEMBROS DE LA IGLESIA?

 

(Marcos 16:15-18; Mateo 28:19-20)

 

Desde hace un buen tiempo, en el seno de la iglesia, se viene discutiendo sobre la condición del cristiano en la vida de la iglesia institución: es un discípulo del Señor o es un miembro de la iglesia institución. Si revisamos las dos citas bíblicas sobre la Gran Comisión que Jesús dio a sus discípulos, encontramos que el espíritu de la misión es hacer que muchos crean en Él y como señal de su conversión sean bautizados. No hay referencia alguna a ser parte de alguna institución, sino, a ser una comunidad de fe que proclama la palabra de Dios, bautiza, enseña las enseñanzas de Jesús y sirve al prójimo. Las palabras de Jesús: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado. Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes en las manos y, aunque beban cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán." (Marcos 16:16-18); «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.» (Mateo 28:19-20), nos da la idea de una comunidad que se conforma a partir de la conversión de las personas al Evangelio, son bautizados e instruidos en las enseñanzas de Jesús.

 

Ya desde los comienzos de la iglesia cristiana, la idea de ser discípulos del Señor, era el criterio fundamental de los cristianos. No existe un concepto de membresía, ni requisitos formales de inscripción y obligaciones organizacionales. Hay un pastor que guía y orienta la grey, todos se sujetan a su autoridad. Esta primitiva organización eclesial es la que predomina en los primeros siglos de la era cristiana. Todos los que son parte de la comunidad de fe y participan en la obra evangelizadora, se consideran discípulos del Señor y no miembros de alguna estructura institucional. La pregunta de cuándo surge la idea de la membresía a la iglesia, es una de las incógnitas a responder. Se supone que en los primeros siglos la comunidad de fe era perseguida y no tenía un lugar fijo, las casas eran una forma de templo clandestino. No se podía tener registros de los integrantes de la comunidad de fe, ya que esto implicaría un peligro para sus vidas. Pareciera que la conversión del emperador Constantino (311 D.C.) permite que las persecuciones a los cristianos cesen y se da una cierta paz social y religiosa. Ya estables las comunidades cristianas empiezan a organizarse para poder cumplir con la Misión dada por Jesucristo. El concepto de membresía no aparece en los escritos de la historia de la Iglesia. Solo existe el criterio de converso, discípulo, cristiano, creyente o prosélito. En la Iglesia Católica y Ortodoxa, no existe el concepto de membresía. Sólo se tiene un registro de bautizados, de los matrimonios y defunciones de los cristianos. El concepto que predomina es la de fieles o conversos. Pareciera que con la Reforma Protestante la comunidad de fe se organiza con criterios de la comunidad civil, donde se implementa un registro de los convertidos y bautizados, se establece el concepto de membresía como una relación formal a la iglesia institución. Esto implica implementar una disciplina, una autoridad estable, deberes y obligaciones de los integrantes de la comunidad cristiana. La membresía es equivalente a ser miembro de una institución social (club, asociación, gremio, logia, partido político, sociedad). 

 

A partir de esta nueva relación entre los integrantes de la iglesia, se empieza a utilizar el concepto de miembro, dejando de lado el concepto de discípulo del Señor. Hoy en día, en la mayoría de las iglesias protestantes se utiliza este concepto de membresía como pertenencia a la iglesia. Una de las dificultades de utilizar este concepto es que para muchas personas que se convierten al evangelio de Jesucristo les genera la idea de ser miembro de alguna institución secular. Por mucho tiempo este concepto ha generado una relación estática y formal con la iglesia. No genera una responsabilidad activa de evangelizar y discipular a nuevos creyentes. De ahí que la iglesia cristiana de estos tiempos difiere de la iglesia primitiva. Ya no hay la pasión de evangelizar, discipular, arriesgar la vida por causa de Jesucristo. Esta actitud no permite el crecimiento de la comunidad cristiana. Las iglesias protestantes tienen la similitud, en su organización, a una entidad secular. Esto implica, que el nuevo creyente, luego de su conversión, ser bautizado, debe cumplir con los requisitos de la disciplina eclesiástica, asumir que tiene deberes y derechos en la iglesia, ser inscrito en un registro de miembros, contribuir económicamente y con sus talentos en el desarrollo de la iglesia. A partir de ello, puede elegir a personas para algunas funciones y también puede ser elegido para alguna función. No cumplir con sus obligaciones o cometer alguna falta grave, puede ser expulsado de la iglesia. El proceso de la pertenencia a la Iglesia pasa por este proceso:

 

                                                                                            CONVERSIÓN  --   BAUTIZO  --   PROBANDO  --   MIEMBRO  --    LÍDER  --   DISCÍPULO

 

Lamentablemente, para muchos, el proceso se queda en ser un líder. No se llega al final del proceso, ser un discípulo. De ahí que el concepto que se tiene de pertenencia a la iglesia es la de ser miembro de un club religioso. Es por eso que se dice que la mayoría de los integrantes de las iglesias tienen una actitud templaria y no discipular. Todo de desarrolla en el templo, se ha perdido la visión del discipulado primitivo. Este es el gran problema de las iglesias cristianas de este siglo, han perdido la pasión y la vocación de ser discípulos del Señor. Se prefiere mantener el concepto de miembro antes que ser discípulo del Señor. Hay un afán desmedido de tener miembros en los registros, antes que tener discípulos de Jesús comprometidos con la Misión. ¿Cómo retomar la pasión evangelizadora y discipular de la iglesia primitiva?

 

Roguemos al Señor para que nos de la pasión de ser sus discípulos, cumpliendo la Misión, antes que ser meros miembros de la iglesia institución. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                 


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