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    CREANDO PARAÍSOS Y JARDINES, EN DONDE NO LOS HAY

 

(Eclesiastés 2:5-6)

 

Una mañana, una persona se asomó a su ventana y exclamó: ¡Qué horrible vista! Antes, frente a su ventana, había un hermoso panorama en el cerro. Hoy, el cerro ha sido invadido por muchas personas y han construido sus casas de cemento en sus faldas. Ante esa exclamación recordé la cita bíblica de Eclesiastés que menciona el autor: "Me hice huertos y jardines, y planté en ellos toda clase de árboles frutales. Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles." Inmediatamente se me vino a la mente, la posibilidad de crear paraísos y jardines, en donde no los hay. Ya no es posible tener hermosos paraísos y jardines a la vista. Ahora, esa hermosa belleza natural ha dado paso a casas y enormes edificios de cemento. Lo que eran grandes extensiones de pastos y árboles, ya no existen, solo queda el recuerdo de ellos en nuestra memoria frágil. Todos los días al levantarnos, nuestros ojos solo ven cemento y cemento. Ya no hay los árboles frutales, ni el canto de las aves. La belleza de la naturaleza se esfumó de pronto.

 

El autor de Eclesiastés nos invita a ser creativos, haciendo paraísos y jardines virtuales en nuestro entorno. Ahora bien, no es fácil lograrlo. Muchas veces encontramos a nuestro alrededor, montículos de basura, desechos químicos, cosas sin valor, gente que recicla la basura, veredas de cemento, personas que duermen en la vereda sobre un cartón, violencia, asaltos, asesinatos. ¡Ese es el paraíso cotidiano que ven nuestros ojos! Ante ello, debemos hacer un esfuerzo e imaginarnos pequeños paraísos y jardines que estén a nuestro alcance. Hay que soñar que caminamos sobre un hermoso prado, donde hay huertos y jardines, árboles frutales, estanques de aguas, bosques donde crecen muchos árboles. Para lograr eso, se necesita un gran esfuerzo para hacer que todo eso sea una realidad en nuestro diario vivir, para no sucumbir ante el triste panorama que nos rodea. Hay que vivir la utopía de cielos nuevos y tierra nueva. Soñar no cuesta nada.

 

En el capítulo quince del evangelio de Juan, encontramos que Jesús nos refiere que Dios es el labrador, Él es la vid verdadera y nosotros somos los pámpanos; es la referencia que la tierra vuelve a ser ese hermoso Edén. Con esta alegoría, podemos notar que Jesús mismo crea su propio jardín en medio de la realidad adversa que está pasando. Jesús nos invita a que nosotros seamos capaces de crear nuestro propio paraíso en medio de una realidad hostil. En ese jardín creado por nuestra imaginación podemos ver hermosos árboles, plantas diversas con diversos colores, flores hermosas y perfumadas, aves que cantan hermosas melodías, animales que van en busca de alimento y vienen a sus cuevas, trayendo el alimento para la familia, ríos que surcan el jardín con el agua fresca del amanecer, caminos que nos llevan a un horizonte desconocido, personas que se aman sin cesar, los pobres son ayudados, se puede caminar por las calles en paz. Todo ello, podemos crear e imaginar con nuestra propia mente. ¡Es el paraíso que nadie nos puede negar! El basural, el lodo, las casas y edificios de cemento, no impedirán que gocemos de nuestro propio paraíso. Dios nos da la posibilidad de ser sus mayordomos. 

 

Oremos para que el Señor nos permita crear verdaderos paraísos y jardines en nuestras ciudades y podamos gozar de los beneficios de la naturaleza. Fuimos creados para ser mayordomos del Señor en estas tierras. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                 


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