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EL PROFETA Y LOS MILAGROS SOBRENATURALES DE DIOS

 

(1 Reyes 17:1-24)

 

Al leer este pasaje bíblico sobre el profeta Elías y la intervención milagrosa de Dios, no queda más que admirarnos, una vez más, de la acción de Dios de manera sobrenatural y de cómo el profeta Elías se hace instrumento de Dios. En el relato se hace mención de tres milagros sobrenaturales de Dios. Veamos cada uno de ellos.

 

1. - Los cuervos alimentan a Elías.- Según el relato bíblico, se nos da cuenta que Dios ha determinado que haya sequía en el territorio del rey Acab, debido a sus pecados e idolatría. Dios utilizó a Elías, profeta, para que le anuncie al rey que habrá sequía por años. Luego, Dios le dijo a Elías que se vaya de ese lugar y vaya a otro.

 

La acción o castigo de Dios contra Acab es como consecuencia de su rebeldía a Dios. El rey Acab será castigado y su pueblo también. Sin embargo, Dios protege a su profeta, enviándolo a otro lugar. Pero, este lugar es solitario y no hay gente alrededor. La pregunta de orden sería: ¿Cómo va a sobrevivir ahí? ¿Por qué Dios lo envía así? ¿Y ahora qué? La lección a aprender es que Dios no tolera el pecado y la desobediencia. Nosotros mismos somos responsables de las consecuencias. Si Dios nos llama a dar conocer su voluntad, debemos asumir el precio del llamado.

 

Ahora bien, el Señor nunca abandona a quien llama, por el contrario, lo protege y le provee el sustento diario. En esta situación de sequía y soledad, Dios va a obrar un milagro sobrenatural. Él manda a unos cuervos para que den pan y carne a Elías, día y tarde, por varios días. ¿Quién podría creerlo? Cuervos dando de comer al profeta de Dios, que está solo en un arroyo. En medio de la sequía, un milagro sobrenatural. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado en una situación parecida? Nos preguntamos ¿Cómo sobrellevamos una escasez? ¿La fuente de bendición se ha secado? Para Dios no hay nada imposible. Cosas sobrenaturales es capaz de hacer el Señor para socorrernos.

 

2. - La harina que no se acaba.- Luego de varios días, y en plena sequía, Dios le ordena a Elías que abandone el arroyo y se dirija a la ciudad de Serepta de Sidón para encontrarse con una mujer viuda que le dará de comer. Dios siempre provee a nuestras necesidades y no nos deja a nuestra suerte.

 

Elías se encuentra con la mujer viuda y le pide que le dé agua y un bocado de pan. La sequía y la escasez son duras. No hay para comer. Ante ese pedido ella le responde que no tiene pan, solo un puñado de harina y un poco de aceite. Eso es para ella y para su hijo. No hay para él nada. Con las justas alcanzará para ella y su hijo. En esas circunstancias, Elías va a darle a conocer a la mujer viuda los planes del Señor. Con la autoridad que Dios le da, él le dice que no tema, que prepare para los tres la comida, que de todas maneras habrá para comer. El milagro sobrenatural está a la puerta. Elías, para complicar más aún las cosas, le pide que le prepare a él primero una pequeña torta. De seguro que la mujer se habrá preguntado: ¿Por qué a él primero? ¿Qué se ha creído él? En fin, son preguntas naturales de sorpresa. El profeta para calmarla le revela que Dios ha dicho que la harina de la tinaja no se acabará, ni el aceite de la vasija. Todo eso, hasta que vuelva a llover, pare la sequía y la escasez. Es bueno tomar nota que ella no dice nada ni reclama algo; ha escuchado al profeta y la voluntad de Dios, ella obedece, va y hace lo que Elías le ha dicho. Muchas veces en nuestra sequía o escasez, sea material o espiritual, cuesta oír la voz de Dios y obedecer su voluntad. ¿Dios nos sigue hablando hoy en día? Dios no nos deja, no nos abandona. Él es fiel a su promesa. Es cuestión de creer, obedecer y esperar.

 

¿Cuál es el resultado de la obediencia? La respuesta es: bendición. La mujer pudo comprobar que efectivamente la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó conforme a la palabra que el Señor había dicho por Elías. Hubo alimento para los tres.

 

3. - El niño que es resucitado.- Pero, no todo en la vida es color de rosa. En medio de la alegría, del gozo, de la prosperidad, de recibir una buena noticia de Dios, de ser beneficiario de un milagro sobrenatural, y otras cosas más, aparece la tristeza, el dolor, la angustia, la duda, la enfermedad o la muerte. Así obra Satanás, para separarnos de nuestro Dios. En este caso, la viuda había experimentado el poder de Dios y estaba llena de alegría y de gozo; sin embargo, su hijo se enferma y muere. ¿Qué pasó? ¿Por qué me pasa esto? ¿Qué mal he hecho? Preguntas de una madre desesperada que no entiende por qué ha muerto su hijo. Le reclama al profeta Elías, qué tiene contra ella y ha venido para castigarla con la muerte de su hijo. Sin duda que, quien está detrás de todo esto, no es Dios, es el diablo. No hay que olvidar este asunto. No debemos echarle la culpa al Señor de todo lo malo que nos pasa.

 

Esto mismo nos suele pasar a nosotros también, personas de fe. Satanás está como león rugiente, listos para devorarnos (1 Pedro 5:8) y apartarnos del amor de Dios. En medio de nuestro gozo en el Señor, el enemigo aparece para tentarnos y quitarnos ese gozo. Pero, la Escritura nos dice que Satanás no prevalecerá y que nada ni nadie nos podrá separar del amor de Dios (Romanos 8:35-38). Pues bien, Elías, profeta de Dios, clamará al Señor por la vida de este niño. Él, en medio del dolor de la madre le pide a su hijo muerto, para interceder por su vida al Señor. Otra vez, el Señor se manifestará con mano poderosa. Elías clama a Dios por el niño, no sin antes reclamarle por qué ha afligido a la mujer viuda, que bien lo ha ayudado. Esto también suele pasarnos a nosotros cuando pasamos una prueba. Lo primero que hacemos es reclamarle al Señor. Elías, después de un ritual sobre el niño, clama al Señor por la vida de él. La respuesta de Dios no se hace esperar. Dios escucha siempre nuestro clamor y responde. Ahora bien, el niño es resucitado, este es otro milagro sobrenatural de Dios. Una vez más, lo que es imposible para nosotros y aun para la ciencia, para Dios no es imposible. ¡Cuántas maravillas del Señor son hechas a través de la oración de intercesión! La madre al recibir a su hijo con vida, exclama: “Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca” ¡Lindo testimonio de esta mujer! Nosotros también, debemos dar testimonio de las grandes maravillas que Dios hace en nuestras vidas, para que otros, que no creen, crean en el poder del Señor.

 

Que la reflexión de estos tres milagros sobrenaturales nos sirva para afianzar aún más nuestra fe en nuestro Dios a través de Jesucristo y con la ayuda del Espíritu Santo. Amen.  

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                 


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