LO CENTRAL EN LA BIBLIA

(Salmo 118:8)

Cuando uno se pregunta, después de haber leído la Biblia en varios idiomas, cuál es el tema central de toda la Biblia, sin duda que se nos viene a la mente una infinidad de temas, aun así, no quedamos conformes. Les comparto que tuve la oportunidad de ver un powerpoint en el que se presentaba un tema: "lo central de la Biblia". Al verlo, reflexioné y comprendí que ya Dios había establecido qué es lo central en toda Su palabra y que era cuestión de ser revelado.
 

En estas líneas paso a dar a conocer cómo se llega a descubrir el tema central en toda la Biblia. En primer lugar, hay que precisar que el capítulo más corto en la Biblia es el Salmo 117 y que el capítulo más largo es el Salmo 119. Entonces establecemos que el capítulo que se encuentra entre ambos es el Salmo 118. Esta información es importante retenerla, para luego llegar a otras informaciones. Antes del Salmo 118 hay 594 capítulos y después del mismo hay 594 capítulos también. Si se suman ambas cantidades llegamos a la suma de 1188. Ahora bien, el Antiguo Testamento tiene 928 capítulos y el Nuevo Testamento 260 capítulos, ambas cantidades nos da un total de 1188. De estas informaciones deducimos que el versículo central de la toda la Biblia es el Salmo 118:8 que dice lo siguiente: "Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre"

Este descubrimiento podría parecer como algo casual o una mera coincidencia exegética. Lo cierto es que esta información ya estaba dada desde el comienzo de la formación de la Sagrada Escritura o Santa Biblia. Si bien es cierto que en la Biblia encontramos una infinidad de asuntos o temas que tienen que ver con relación a Dios y al ser humano, su comportamiento y salvación, la pregunta que se nos viene a la mente es: ¿cuál es el tema central de toda la Biblia? ¿cuál es la voluntad prioritaria de Dios? Bueno, son una cantidad de temas que logramos describir. Ahora bien, al leer el Salmo 118:8 nos lleva a la reflexión de saber en quién está nuestra confianza. Sin duda que la respuesta debe ser que en Dios está nuestra confianza y no en el ser humano.

Por muchos siglos y siglos, notamos que la mayoría de las personas, incluyendo a los cristianos, siempre están confiando en alguien, sea en el nivel familiar, social, laboral, espiritual o sentimental. Siempre hay alguien que llama nuestra atención y confianza. De pronto, en la mayoría de veces somos engañados, decepcionados, frustrados, burlados, por ese alguien en quien depositamos nuestra confianza. Aquí no está Dios presente para nada. La vanidad del ser humano llega a la conclusión de que mejor es no confiar en nadie, sino en uno mismo. He aquí la importancia de lo que nos dice el Salmo 118:8, que desde miles de años lo ha venido señalando, que nuestra verdadera confianza está en Dios y no el ser humano. Esta afirmación es una gran verdad. Jesús mismo nos ha enseñado a que debemos confiar y centrar nuestra esperanza sólo en Dios y no en las personas, porque en ellas no hay salvación (Salmo 146:3). Es cuestión de creer y tener fe en Dios Padre. En la historia de los patriarcas, profetas, jueces, reyes, discípulos de Jesús, vemos cómo muchos de ellos fallaron al Señor y también a los de su entorno. Hasta Jesús fue traicionado por uno de sus discípulos.

Hoy en día muchas personas depositan su confianza en personas, objetos, fórmulas, refranes, adivinos, horóscopos, médicos, ciencia, etc. Todas ellas buscan una ayuda o auxilio en los momentos difíciles, y muchas veces esas personas en quien han confiado fallan o no tienen salvación. A Dios se le deja de lado, no se le toma en cuenta en las grandes decisiones o en los proyectos de vida. Desconocen que Dios siempre es fiel a Su palabra y que nunca nos ha fallado, ni nos fallará. Es cuestión de creer en Él y tener fe de que sus bendiciones llegarán según su voluntad. Ahora bien, vale la pena preguntarnos un momento: ¿en quién está centrada nuestra confianza?
 

Pidamos a nuestro Padre Dios que nos ayude a difundir el mensaje del Salmo 118:8 y que podamos siempre confiar en Él. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

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