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ECHANDO ESPÍRITUS INMUNDOS Y PROBLEMAS

(Lucas 8:26-39)

Jesús ha llegado a la orilla del lago, después de haber pasado la prueba de la tormenta. El lugar se llama Gerasa y es un territorio gentil. En este lugar se va a encontrar con un hombre que está endemoniado y  luego de una confrontación, será liberado, sanado y salvado. Pero, es bueno detenernos en este relato del evangelio de Lucas para reflexionar lo siguiente: Lucas en este capítulo presenta cuatro milagros: El milagro de la naturaleza, donde Jesús calma la tempestad (Lc. 8: 22-25); el exorcismo del endemoniado Gadareno (Lc. 8:26-39); la resurrección de la hija de Jairo (Lc. 8:40-42, 49-56); el sanar a la mujer que sufre de una hemorragia (Lc. 8:42b-48).     

Jesús ha entrado a este lugar sin ser invitado, es un lugar poco religioso y liberal. Ahí se encuentra con un hombre endemoniado, cuya condición es miserable, es un hombre inmundo para los judíos, vive en las tumbas, es decir, con los muertos, desnudo, vive como un animal, solitario. A primera vista, este hombre tiene problemas de orden mental, emocional e espiritual. Sin embargo, Lucas nos refiere que este hombre está poseído por una legión de demonios, que le están generando un trastorno mental, emocional e espiritual. No deja de considerarse que este hombre puede haber tenido muchos problemas y que ahora está esclavo de ellos y por ello su estado miserable. Hoy en día los problemas actuales parecen atarnos y esclavizarnos, hasta el punto de desquiciarnos. ¿Cuánta gente a nuestro alrededor camina por la calle en estas condiciones? ¿Cuántos padecen de trastorno mental, emocional e espiritual? ¡Están ahí!¡A nuestro alcance!. ¿Qué podríamos hacer por ellos?

Ahora bien, ¿cómo salen los demonios, los espíritus inmundos, los problemas?. Algunos profesionales proponen que estas cosas salen con exorcismo, con una buena consejería, con buenos medicamentos, finalmente con oración. Jesús nos da la pauta: estas cosas salen con el poder de Su palabra. Su palabra es capaz de expulsar demonios, espíritus y cualquier tipo de problemas. Lucas nos presenta a este hombre como una persona que se había acostumbrado a convivir con los demonios, con sus problemas y no quería dejarlos. ¿Nos pasa algo parecido a nosotros hoy? ¿Nos aferramos a ellos? ¿Nos rehusamos a cambiar nuestra situación? ¿Qué dicen los psicólogos, los médicos y los pastores? Hoy en día el mundo necesita saber que solo el Señor sana y salva a quien se le acerque.

Jesús expulsa a esos demonios o problemas que azotan a este hombre por mucho tiempo. Lo libera, lo sana y lo salva con su sola palabra, sin recurrir a ninguna otra forma de sanidad.  Pero Jesús no solo expulsa a los demonios y libera a este hombre de esta esclavitud, sino que a la par le da una misión: "ve a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo" Lo convierte en un misionero local. Este hombre ya liberado y sanado obedece a la misión que Jesús le confía y da testimonio de este milagro. ¡Qué gran enseñanza podemos sacar de este milagro de Jesús! ¡No sólo sanidad, también misión!

Qué el Señor nos acompañe a seguir predicando Su palabra y sigamos dando testimonio de su amor y poder divino. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

       


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