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UNA REALIDAD QUE NO GUSTA ESCUCHAR

(Marcos 8:31-38)

En este texto bíblico hay varios aspectos que hay que reflexionar y tener en cuenta que muchas veces hay cosas que no nos gusta escuchar. Jesús luego de haber hecho una encuesta entre sus discípulos y escuchar a Pedro decir que él era el Cristo, empieza a enseñarles sobre el costo de su sacrificio y de la muerte que tendrá a cargo de los ancianos, principales sacerdotes y escribas. Sin duda que no lo pueden creer, no pueden aceptarlo, luego de haber escuchado a Pedro su confesión. Este texto bíblico quisiera esquematizarlo en cuatro partes:

A. El tentador siempre habla en la voz de alguien cercano (vv. 31-38).

1. Jesús se da a conocer que él es el Mesías que había de venir y que también debería morir.

2. Lamentablemente los discípulos no tenían claro esta definición de Mesías.

3. La reacción de Pedro no se hacer esperar y es violenta, lo que no ha de extrañar a nadie.

4. Jesús le llama la atención a Pedro fuertemente. ¿Y por qué Jesús reaccionó severamente contra Pedro? Alguna explicación podemos dar:

    a) En ese momento se acordó de las tentaciones en el desierto.

    b) El diablo había vuelto para tentarlo a través de Pedro, su discípulo. En esta tentación se le pedía cambiar de rumbo.

B. El camino del discípulo (v. 34).

1. Este pasaje es el corazón y centro de nuestra fe cristiana.

2. Aquí hay que tener en cuenta dos reflexiones:

    a) La honestidad de Jesús. Nadie podía decir que seguía a Jesús bajo falsas expectativas. Él nunca trató de sobornar a nadie, ofreciéndoles un camino fácil. No les ofreció paz, les ofreció gloria. La honestidad en los líderes debe ser siempre uno de sus principales atributos. Por ejemplo, el Sr. Winston Churchill en plena II Guerra Mundial ofreció a su pueblo inglés: sangre, sudor y lágrimas.

Jesús nunca atrajo a las personas ofreciéndoles un camino fácil; más bien trató de desafiarlos a seguir un camino más aún elevado y más difícil que cualquier otro camino. Él no vino a hacer fácil la vida, sino a hacer grandes a las personas.

    b) Jesús nunca llamó a las personas a hacer o a enfrentar algo que el mismo no estuviera preparado para hacerlo o enfrentarlo. Él no era un líder que se sentaba lejos y jugaba con la vida de las personas como si fuesen peones de ajedrez. Jesús nos pide cargar nuestra cruz, porque él ya la cargó primero. Negarse a sí mismo es decirse no así mismo. El cristiano no vive para seguir y hacer su propia voluntad, sino vive para seguir y hacer la voluntad de Cristo y en ello halla su perfecta voluntad.

C. Ganar la vida perdiéndola (v. 35).

En la vida secular hay muchos ejemplos de personas que perdieron su vida por salvar la de otros. Dos ejemplos, el de Daniel Alcides Carrión, un estudiante peruano de medicina que se inoculó la bacteria de la verruga, para dar con el antídoto de la misma; y la madre María Teresa de Calcuta quien gastó su vida en favor de los más pobres de Calcuta, la India. También están lo héroes quienes dieron su vida en sacrificio de muchas personas o de su nación. Dios nos dio la vida para usarla, no para guardarla. Él nos llama a gastar nuestra vida por otros, por aquellos por quiénes murió en la cruz. Gastando o perdiendo la vida, estamos ganando la vida eterna.

D.  El valor supremo de la vida (vv. 36-38).

Hoy Jesús nos pregunta a cada uno de nosotros: ¿Dónde ponemos nuestros valores en la vida? ¿Cuál es el valor supremo de la vida?¿Qué estamos haciendo para que otros puedan gozar de una vida plena? Hay una vida barata, que no genera algún costo, se vive y punto. Seguir a Jesucristo implica un costo cotidiano y existencial. El discipulado no es fácil, tiene un precio. ¿Estamos dispuestos a poner nuestra vida a favor de otros?

Quiera el Señor de la Vida que podamos poner a su disposición nuestro tiempo, nuestro cansancio y nuestra vida. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

       


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