TRAS LAS HUELLAS DEL GRAN MAESTRO

(Mateo 4:23-25)

La mayor actividad de Jesús fue la enseñanza al pueblo y a la clase dirigente de Israel. Sin embargo, en esa enseñanza estaba el dar a conocer la Buenas Nuevas del reino de Dios. Jesús recorría largos caminos con el fin de que muchos pudieran conocer a Dios, no solo de palabras o lindos discursos, sino que también utilizaba algunas herramientas pedagógicas, tales como, ilustraciones, parábolas, ejemplos de la vida diaria y oraciones. Además, sus enseñanzas iban acompañadas con actos de misericordia: sanaba, consolaba, perdonaba, daba otra oportunidad para empezar. Por eso, Jesús es el máximo ejemplo como maestro que supo dar su vida por sus amigos. Él fue leal a sus discípulos en todo momento, dio su vida por todos los que le seguían y por nosotros hoy.

Hoy la sociedad suele celebrar el Día del Maestro en una fecha específica del año, para reconocer la labor abnegada del maestro. Se reconoce la labor esforzada de cada maestro por compartir el conocimiento y los valores a los niños y jóvenes de la sociedad. Ser maestro no es una tarea muy fácil, es una labor sacrificada, muchas veces no bien recompensada. Pero este es el sacrificio que conlleva este ministerio de la docencia. De ahí que en Jesús tenemos el ejemplo a seguir.

Después de la enseñanza, Jesús podía ver cómo mucha gente le seguía y ese era tal vez su alegría, su contentamiento. De igual manera hoy en día lo es para un maestro cuando ve que un estudiante logra los objetivos y llega a ser un buen ciudadano al servicio del interés común.

Ahora bien, esta tarea sólo podrá ser realizada si existe un verdadero amor por cada alumno que le es entregado en sus manos, para que como el alfarero, moldee las vidas de cada uno de ellos.

Que el Señor bendiga a cada maestro y les dé sabiduría para que sigan siendo los guías espirituales de nuestra niñez y juventud. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.