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PALABRAS DE VIDA O DE MUERTE

(Marcos 7:1-8,14-15,21-23)

Este relato nos muestra a unos fariseos y escribas curiosos que se acercan a Jesús para ver lo que hacía en Genesaret. Ellos estaban sorprendidos por los milagros que Jesús había empezado a realizar a penas llegó a este lugar. mucha gente comenzó a traer de todas partes enfermos en camilla para que Jesús los sanara, hasta el hecho de solo tocar su manto. Y así fue. (Mr. 6:53-56). Los fariseos y escribas en su curiosidad observan que algunos de los discípulos de Jesús no se lavan las manos para comer y de inmediato apelan a la tradición que condena esta actitud (vv.3-4). Esta situación de los discípulos genera un escándalo entre los fariseos y escribas. Rápidamente le llaman la atención a Jesús recriminándole que sus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos y comen con manos impuras. Sin duda que Jesús aprovechará la oportunidad para amonestarles por su hipocresía. Él les responde con una fuerte expresión: ¡hipócritas!. Esta es una palabra muy dura que significa la actitud de una persona que finge en público tener ciertas ideas o ciertos sentimientos pero en realidad opina o siente otros diferentes o contrarios.  Es también el fingimiento de cualidades o sentimientos, y especialmente de virtudes religiosas. Jesús los conoce, sabe quiénes son ellos y que están buscando. No por gusto han venido desde Jerusalén hasta Genesaret. Les refiere la profecía de Isaías que dice que el pueblo de Dios se ha aferrado a mandamientos de hombres, dejando de lado el mandamiento de Dios, viviendo en hipocresía, ya que de labios lo honran, pero que en sus corazones están lejos de él, en vano le honran y enseñan doctrinas, mandamientos de hombres, dejando de lado el mandamiento de Dios (Is. 29:13). Se aferran a mandamientos de hombres y no al mandamiento de Dios. Este hecho que señala Isaías y lo refiere Jesús, nos debe llevar a reflexionar que muchas veces en la vida de la iglesia muchos líderes se aferran a doctrinas y mandamientos de hombres y no al mandamiento de Dios.

Ahora Jesús se dirige a la multitud para decirles que nada fuera del hombre que entre él, que lo pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Esto tiene que ver con las palabras que decimos, os son palabras de vida o son palabras de muerte. Muchas veces decimos palabras hirientes, amargas, llenas de bronca, rencorosas, fuertes, groseras, generando en la persona que las recibe un sentimiento de muerte. Hay un dicho popular que dice que las palabras hirientes son como cuchillo de doble filo. Son palabras de muerte. Esa situación demuestra el estado de ánimo de la persona que las dice. Lo peor es cuando esas palabras provienen de personas que dicen ser creyentes. Son los hipócritas y falsos que Jesús señala. Sin embargo, que diferente es recibir palabras amorosas, llenas de dulzor, amables, perdonadoras, suaves como la brisa, llenas de alegría, produciendo en la persona un sentimiento de alegría, de vida. Son palabras de vida. Hoy en día hay mucha violencia física y verbal en nuestra sociedad, produciendo sentimientos de muerte. La iglesia está llamada a generar vida en abundancia a través de la palabra de Dios. 

Otra enseñanza que Jesús va a dar a la multitud es que de lo profundo de los hombres, el corazón, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la injuria, la envidia, la calumnia, el orgullo y la insensatez. Todas estas maldades salen de dentro y contaminan al hombre. Palabras sabias y muy ciertas de Jesús. Todas estas cosas generan muerte y dañan las relaciones sociales entre las personas. Hoy en día hay mucha violencia y muerte. Se quiere combatir estas cosas con dispositivos de seguridad, normas más duras y represivas. Pero como dice Jesús, esto no va a cambiar si el hombre no cambia su corazón. En vano será aferrarse a mandamientos de hombres, sólo aferrándonos al mandamiento de Dios todo puede cambiar y se podrá vivir una vida en abundancia a través de Jesucristo. Nuestra sociedad necesita escuchar palabras de vida que le permita poner en práctica todos los valores para llegar a ser una sociedad restaurada y que viva en paz.

Que esta enseñanza de Jesús nos lleve a reflexionar que lo que está dentro de nuestro corazón es lo que contamina al ser humano y que debemos vivir una vida en santidad para generar palabras de vida y de esperanza que ayude a un mundo, que se corroe en medio del mal, a salir de esa situación. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

       


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