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LA ORACIÓN DE JABES PARA NUESTROS DÍAS

 

 

"Jabes le rogó al Dios de Israel: «Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca aflicción.» Y Dios le concedió su petición."

(1 Crónicas 4:10)

 

Por más de tres mil años esta oración de Jabes ha sido tomada en cuenta como un clamor profundo, desesperado y angustioso, de todo ser humano que clama ante Dios por su liberación. Pero también, el texto bíblico, ha servido para evidenciar la respuesta inmediata de Dios ante dicho clamor humano.

 

El personaje Jabes está relacionado con el significado de su nombre: dolor. Él es un jefe de familia de la tribu de Judá. Por alguna razón, el cronista se detiene en la cronología de la tribu de Judá, tal vez, para dar testimonio de la fe de Jabes y de la respuesta inmediata de Dios, por la cual, él es beneficiado por el Señor al clamarle en oración y con fe firme.

 

Analicemos la oración en sí. Lo primero que clama Jabes a Dios es que lo bendiga. Una bendición, es un favor extraordinario, un beneficio, un regalo dado por Dios por su misericordia. Este pedido de Jabes, refleja una urgencia, una necesidad que necesita ser atendida. Esta situación, nos recuerda cuando también a nosotros nos toca afrontar una urgencia, una necesidad, una crisis, un problema, y en esas circunstancias es cuando clamamos a nuestro Dios por una bendición. Las bendiciones de Dios son dadas por su misericordia a quiénes se las piden. Sin duda que, sin santidad de vida no es posible recibir las bendiciones del Señor. Dios quiere que vivamos en santidad y en obediencia a su Palabra, como consecuencia, experimentaremos las bendiciones abundantes de nuestro Dios. La Biblia está llena de relatos de las múltiples bendiciones que Dios otorga a quiénes son fieles.

 

Otro aspecto que contiene esta oración, es el pedido de ampliar su territorio. Es decir, ampliar su espacio, su radio de acción. Jabes considera que es necesario ampliar sus fronteras para poder ejercer influencia y dominio sobre sus enemigos. Él está convencido que no puede quedarse en su lugar sin mirar más allá de sus fronteras. Es necesario arrimar las estacas unos pasos más. Muchas veces, nosotros también necesitamos ampliar nuestro territorio, nuestra casa, nuestra misión, nuestro horizonte. No basta quedarnos estancados en nuestros lugares, hay que dar unos pasos más a nuestro alrededor. Esta actitud de Jabes nos debe llevar siempre a considerar nuestras posibilidades de ampliar nuestros horizontes.

 

Al final de la oración de Jabes hay un pedido, angustioso: "ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca aflicción." Este es un clamor que sale de lo profundo del ser. Similar como cuando nos toca pasar momentos de angustia, de dolor, de sufrimiento. Es en ese momento que necesitamos la mano de Dios para que nos saque de lo profundo del pozo y nos libre de todo mal, para quitarnos toda aflicción (Cf. Salmo 40:1-3). Aquí es importante nuestra fe, no basta clamar, sino confiar en que Dios nos escuchará, y nos liberará de toda angustia y aflicción.

 

Por último, el cronista nos da a conocer que Dios escuchó la oración de Jabes y le otorgó lo que le pidió. No dice en qué tiempo. Parece ser que la respuesta fue inmediata. Este hecho nos debe llevar a reflexionar a que cuando estemos en situaciones similares, hagamos nuestra esta oración de este siervo del Señor. Esta oración es válida también para nuestros días. Como ejemplo, puedo dar testimonio que yo también estaba en una situación angustiante y sin salida. Puse en práctica esta oración milenaria de Jabes y he recibido la respuesta de Dios en forma oportuna. El Señor siempre está cercano a nosotros, nos oye, y viene en nuestra ayuda. Por otro lado, el Señor Jesús nos ha dicho que pidiéramos al Padre con fe y que Él nos concederá lo que pedimos (Juan 14:13).

 

Que el Señor nos ayude a confiar en nuestro Dios, y que cuando estemos pasando por malos momentos, acudamos con confianza a Él, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

       


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