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EL CLAMOR DE LOS CREYENTES Y LA RESPUESTA DE DIOS

(Hechos 4:23-31)

Este relato es posterior a lo sucedido a Pedro y Juan en el concilio. Ellos fueron puestos en libertad, pero con amenazas de que no siguieran hablando de Jesús. Ya con los suyos, contaron todo lo que les había ocurrido y de las amenazas. Entonces ellos habiendo escuchado con atención todo lo que Pedro y Juan contaron, alzaron sus voces para clamar a Dios. En verdad, se llenaron de indignación y de bronca de no poder hacer nada. Lo único que pudieron hacer fue clamar a Dios. En situaciones como estas muchas cosas pueden ocurrir, ser perseguidos, asesinados, llevados al coliseo o a la cruz. El temor debe haber estado presente, sin embargo, ellos sacaron fuerzas y coraje para pedir al Señor que les de valor para seguir predicando la Palabra y anunciando a Jesús como Señor y Salvador. Hoy en día hay muchas maneras de querer hacer callar a la Iglesia y se emplea la amenaza como una medida de generar miedo. ¿Cómo reaccionarían nuestras comunidades de fe ante una situación similar en estos tiempos? En muchos países está prohibido ser cristiano, menos predicar el Evangelio.

Ellos al clamar al Señor, reconocen que él es soberano, que hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que existe. Refieren lo dicho por el rey David en lo referente a las cosas que pasaron Pedro y Juan. Entonces no era extraño que esto sucediera, ya que el Señor lo había anunciado. Todos estarían en contra de Jesús y de su ministerio. En ese clamor, ellos piden a Dios que considere las amenazas de las autoridades y que más bien les conceda valor para seguir proclamando la Palabra. No piden que los proteja, que los cuide, que los salve de la persecución, nada de eso. Piden valor, coraje, para seguir hablando de la Palabra. ¡Dignos de ser imitados hoy en día!. Mientras tanto le piden a Dios que  siga mostrando su poder sanando enfermos y haciendo señales y milagros en el nombre de Jesús. Este ejemplo debe ser tomado muy en cuenta por la Iglesia hoy en día. ¿Cuánto de valor nos hace falta para seguir proclamando el mensaje de salvación y a Jesús como Señor y Salvador?

De pronto, algo sorprendente ocurre en el interior de la casa después de haber orado, el lugar tembló y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y empezaron a hablar con valor la palabra de Dios. Esta es una respuesta contundente de cómo Dios responde a los que creen y claman a Él. La venida del Espíritu Santo es un regalo a la comunidad para que puedan tener poder y seguir extendiendo la obra misionera. Como Iglesia debemos tener el coraje de estar listos a seguir predicando la palabra de Dios, sea cual sea las amenazas que nos hagan. No debemos tener temor alguno, debemos confiar que el Señor enviará su Espíritu Santo y nos dará el valor para seguir predicando en todo tiempo y lugar.

Que el Señor escuche nuestro clamor en momentos difíciles que estamos viviendo y nos dé el valor para seguir proclamando el mensaje de salvación. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

       


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