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Las pruebas forjan nuestro carácter y la templanza del espíritu

 

(Santiago 1:2-4)

 

Estas primeras palabras de la carta del apóstol Santiago, nos lleva a reflexionar sobre el dilema de qué hacer cuándo nos viene una prueba. Muchas veces en situaciones de prueba, lo primero que se genera en nuestro ser es el temor, la angustia, la zozobra, la deseperación, el desenfreno, el dolor, el llanto, y hasta querer desaparecer de este mundo. Nadie está exento de pasar pruebas y sufrir sus efectos en nuestras vidas. En ese momento pareciera que todo se juntara contra nosotros y que nuestra fe en el Señor es insuficiente para vencer. Inclusive, se tiene la sensación de que Satanás tiene carta libre para actuar y destruirnos. Algo así nos recuerda la experiencia de Job. Solo quien haya pasado por esta experiencia podrá dar fe de que este asunto no es una cuestión de palabras, sino que es una situación existencial, de fe.

 

Ahora bien, este texto bíblico nos lleva a reflexionar que no toda prueba es para destrucción de nuestra vida, sino más bien, una experiencia existencia de probar nuestra fe en Dios. Es interesante la propuesta que nos hace Santiago de que en medio del dolor o la aflicción, nos pide que nos consideremos dichosos cuando estemos sometidos a cualquier clase de pruebas, es decir, éstas pueden ser de orden espiritual, existencial, material, social, económico u otro tipo de situación. Más aún, nos pone en conocimiento de algo que se supone todo cristiano debe saber, que cuando nuestra fe es puesta a prueba, aprendemos a soportar todo sufrimiento con fortaleza, es decir, con fuerza y vigor. En otras palabras, vencer el temor y huir de la temeridad. No debemos ser cobardes y ser fuertes, tal como nos exhorta el apóstol Pablo en 2 Timoteo 1:7. Pero, ¿cuántos sabemos esto? ¿cuántos hemos pasado por estas pruebas y comprobar que en verdad así?. Es muy probable que en medio de las pruebas ha surgido la siguiente pregunta: ¿de dónde vendrá nuestro socorro? ¿Habremos afirmado en ese momento que nuestro socorro vendrá de Jehová, quien hizo los cielos y la tierra?. ¿Cómo experimentar la dicha y el gozo en medio de la prueba y no la tristeza y el dolor?. Cuánta gente no sabe de esto y no sabe controlar esta situación difícil, tampoco sabe que el ángel del Señor puede venir en su ayuda y salvarla. La mayoría de las personas, lamentablemente no lo sabe, solo unos cuántos. Vale la pena preguntarnos, ¿quiénes son esos cuántos? Tal vez son los creyentes en el Señor. Pero aún así, sé de muchos creyentes en el Señor que pasan diversas pruebas y hacen lo mismo que los que no conocen al Señor Jesucristo. He sabido de personas, aún de creyentes en el Señor, que al no saber cómo salir de una situación difícil y al no encontrar respuesta o ayuda solidaria, prefirieron suicidarse. De ahí la importancia de seguir proclamando el mensaje del Señor en todo tiempo y lugar. ¡Todos necesitan escuchar el Evangelio de Jesucristo, ahora, no mañana!

 

Finalmente, el apóstol Santiago nos advierte que esta fortaleza que podamos tener nos debe llevar a la perfección, a la madurez plena y que no nos falte nada. Nos arenga a que tengamos el suficiente coraje de afrontar las pruebas y saber resistir toda tentación de huir de ellas, sabiendo que del Señor vendrá la ayuda y el socorro oportuno (Salmo 121). En otras palabras se nos está diciendo que las diversas pruebas deben forjar nuestro carácter y templar nuestro espíritu para salir victoriosos, ya que en Cristo somos más que vencedores (Romanos 8: 28.37). Amén. 

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

       


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