UNA ESPINA CLAVADA EN NUESTRO CUERPO

(2 Corintios 12: 7-10)

El apóstol Pablo, en el intento de defender su ministerio y explicar sus sufrimientos, escribe esta justificación sobre sus debilidades. Él considera que hay un momento en la persona que le lleva a gloriarse y a exaltarse; sin embargo, considera que para evitar que eso suceda en su persona, a él le ha sido puesto un aguijón o una espina que está clavada en su carne, como si fuera un instrumento de Satanás para maltratarlo y no se pueda enaltecer de nada. Aquí el apóstol Pablo revela que hay algo en su cuerpo que no le permite estar bien, como si fuera algo muy grave en su vida y que es Satanás quien le ha clavado una espina en el cuerpo para hacerlo sufrir. Con esto Pablo dice que no puede ser feliz plenamente ni menos sentirse orgulloso de algo. En realidad, es una debilidad personal que muchos han conjeturado que podría haber sido lo siguiente:

- Tentaciones espirituales,

- Tentaciones carnales,

- Persecución,

- Su aspecto físico,

- Epilepsia,

- Migras,

- Malaria,

- Los ojos.

Sin duda que, cual fuere la situación, lo cierto es que hay una debilidad en el cuerpo de Pablo, y él es honesto en señalarlo, aunque no especifica cuál es esa debilidad; permanece en el secreto más profundo de su vida. Solo Dios lo sabe. Si comparamos esta situación de Pablo con la nuestra, también podríamos decir que nosotros tenemos nuestras propias debilidades en nuestro cuerpo que de alguna manera aflora en momentos críticos de nuestra vida, justo cuando estamos en lo mejor de nuestra vida o en el cumplimiento de la misión; de pronto aparece esta espina y nos hace sufrir. La lucha es terrible para resistir cualquier embate del enemigo. Desde una tentación hasta un asunto de salud, son las señales de este aguijón, con que Satanás pretende destruirnos o hacernos padecer. ¿Cuántas veces hemos tenido que pasar por una prueba, tentación, sufrimiento, angustia, persecución? Solo Dios lo sabe.

Ahora bien, Pablo señala que le ha rogado al Señor que le quite de su cuerpo esta espina, por tres veces, sin embargo la respuesta del Señor es: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad." En otras palabras, el Señor le dice a Pablo: "Mi amor es todo lo que necesitas. Mi poder se muestra en la debilidad.” ¡Qué tremendo ha de ser, escuchar esta respuesta del Señor! Muchas veces le recriminamos al Señor por las cosas que nos suceden o por tentaciones que nos llegan. Clamamos a Él ante una tentación feroz del enemigo, lloramos impotentes al ver que nos sentimos solos y abandonados, saber que nuestra carne es débil, sin poder entender por qué nos sucede eso. No es fácil resistir cualquier ataque de Satanás, él aprovecha nuestra debilidad o flaqueza, nos clava la espina ahí donde somos débiles, como si fuera nuestro talón de Aquiles. Sin embargo, es en esos momentos que sacamos fuerza de nuestro interior y oramos al Señor para resistir.

Ante esa lucha existencial, Pablo dice que prefiere sentirse orgulloso de su debilidad, para que el poder de Cristo se muestre en él. Se alegra de ser débil, de ser insultado y perseguido, y de tener necesidades y dificultades por ser fiel a Cristo. Pues lo que le hace fuerte es reconocer que es débil. Sin duda que es difícil decir lo mismo que Pablo en estos tiempos, donde pareciera que las tentaciones y las debilidades son mayores, la espina clavada en nuestro cuerpo es muy grande. Hay que tener una gran resistencia para aceptar nuestras debilidades y soportar todo tipo de tentación. Comprender que en cada tentación o debilidad el Señor está presente y él nos da la capacidad de lucha y resistencia para no caer vencido ante Satanás. Reconocer que todo está bajo su control y soberanía. Por eso, como cristianos y cristianas del Señor, no estamos exentos de pasar pruebas o tentaciones, y que debemos estar en actitud de oración y ayuno para ser vencedores en el nombre del Señor.

Que el Señor nos acompañe y nos de la fortaleza necesaria vara salir victoriosos ante cualquier prueba o tentación diabólica. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

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