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LA IMPORTANCIA DE LOS ADOLESCENTES EN EL REINO DE DIOS

(Juan 6: 1-13)

Cuando uno estudia este pasaje bíblico, generalmente nos detenemos en el gran milagro de Jesús para alimentar a más de cinco mil personas. Sin embargo, pasamos por alto el rol que cumple el muchacho o adolescente en el gran milagro de la alimentación. Muchas veces solemos dejar de valorar la presencia de este adolescente y solo decimos que había un muchacho que tenía sus dos pescados y cinco panes, nada más. Más aún, Andrés, discípulo de Jesús, considera que esto es insignificante para tanta gente. Así muchas veces miramos con desprecio el aporte de los adolescentes en la iglesia.

Ahora bien, el relato nos dice que Jesús se mueve al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. En esas circunstancias, hay una gran multitud que le sigue, porque veían en Jesús que sanaba a los enfermos. La gente cree en él y le sigue, porque ve las señales. ¿Por qué no siguen de esa forma a los fariseos y maestros de la ley? Hoy en día hay gente que sigue a pastores y líderes que tienen el poder para sanar y restaurar vidas. Casi siempre las ovejas se alejan de aquellos pastores que no tienen nada que ofrecer, hablan y hablan, y punto. ¿Por qué hay iglesias que se llenan de bote a bote y otras se vacían?. "Las ovejas siguen al pastor que huele a ovejas" hay dicho popular. El relato nos dice que Jesús decide subir al monte para estar con sus discípulos, es muy probable que era para descansar o seguir charlando con sus discípulos, o tal vez para estar un tiempo en oración. Era un tiempo de reflexión, ya que estaba cerca la pascua, una fiesta muy importante para los judíos. En esa situación, Jesús levanta la mirada y ve que hay una gran multitud que le ha seguido, es increíble, una gran multitud siguiendo al Maestro. Ante eso, se dirige a Felipe para hacerle una pregunta comprometedora, para ver qué haría él. La pregunta es: ¿dónde compraremos pan para tantos?. Al lado del lago, ¿habría un lugar dónde vendan tanto pan? ¿Es posible conseguir pan en ese momento? ¿Por qué la pregunta? Bueno, el evangelista nos aclara que la pregunta que hizo Jesús a Felipe era para probarlo hasta dónde era capaz de resolver el problema por sí mismo. Jesús ya tenía la solución, pero quería dar una oportunidad a sus discípulos. La respuesta humana de Felipe fue que doscientos denarios de pan no basta. Es decir, no hay solución. ¡Es imposible!. ¿Cuántas veces somos probados en nuestra fe? ¿Qué respuesta le damos al Señor? ¿En quién confiamos ante una dificultad?. Felipe confiaba en el dinero, pero éste no alcanzaba. ¿Y ahora?

De pronto, sucede algo imprevisto, Andrés, discípulo de Jesús, hermano de Simón Pedro, ve entre la multitud a un muchacho, un adolescente, que tiene una canasta con cinco panes y dos peces pequeños. ¡Eso era todo! Ahora bien, ¿quién era ese muchacho o adolescente? ¿Qué hacía por ese lugar? ¿Estaba llevando los panes y los peces pequeños para su casa como alimento? ¿Era también un seguidor de Jesús?. Lamentablemente no hay más información sobre este adolescente. Jesús ante la imposibilidad humana de sus discípulos, decide realizar el milagro de la alimentación de la multitud que eran más de cinco mil personas, pero para ello va a necesitar de la colaboración, no de sus discípulos, sino de este adolescente, que solo tiene una canasta con cinco panes y dos peces pequeños. ¿Cuánto vale todo eso? Tal vez nada para sus discípulos, pero para Jesús es muy valioso. Él toma este recurso insignificante a los los ojos de los más, pero para el Señor es de suma valía. Así pasa con muchos de nuestros adolescentes en la iglesia que no se les toma en cuenta y no se aprecia lo que tienen. Están ahí con sus dones y talentos, pero para los adultos, no tienen valor. Jesús toma esos panes y peces y ordena a sus discípulos que la multitud descanse en el suelo, luego da gracias los reparte entre sus discípulos y luego entre la gente. ¡Qué privilegio para este adolescente, haber servido de ayuda al Señor para realizar un gran milagro! ¡En sus manos estaba la solución y nadie le daba importancia! Pero Jesús sí. 

Luego se informa que todos fueron alimentados y sobró una buena cantidad que tuvo que ser guardada para que no se pierda. Sin duda que el adolescente estaría muy feliz de saber que había sido un instrumento en el ministerio de Jesús. Hoy en día hay muchos adolescentes con muchos recursos valiosos que podemos utilizarlos en el reino de Dios para seguir cumpliendo la Misión. Ahí están entre nosotros y muchas veces no nos damos cuenta y no los incorporamos en la tarea de la iglesia. Solemos poner trabas y excusas para no darles participación en forma activa.

Cuán importante tener en cuenta que Jesús utilizó los recursos de este adolescente para hacer su Misión, no necesitaba hacerlo, pero era necesario para que sus discípulos vieran que los niños, los adolescentes, las mujeres y los adultos son todos importantes para realizar la tarea de proclamar el reino de Dios. ¿Cuántos adolescentes tenemos en la lista de la iglesia? ¿Cuántos de ellos participan en la vida de la iglesia? ¿Cuántos de ellos son vocacionados para servir al Señor? ¿Cómo estamos preparándolos para que sean más eficientes en la iglesia y en su comunidad?. Que el Señor nos ayude a reflexionar sobre esta enseñanza y no nos quedemos sólo con el milagro. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

       


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