Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

EL SOCORRO OPORTUNO VIENE DE DIOS

(Salmo 121)

Este Salmo es una afirmación de confianza en Dios, quien está siempre pronto a acudir en ayuda de los que le invocan. Pareciera que el salmista en una situación desesperante y de angustia recurre a mirar hacia los montes; tal vez, una vez que ha explorado las posibilidades de ayuda en su entorno social y al no encontrarla, recurre a buscar el socorro arriba, en las alturas de los montes, ahí donde habita Jehová, el Señor. Muchas veces nos puede pasar a nosotros también, cuando nos encontramos en una situación muy difícil, a veces, sin salida; buscamos desesperadamente una ayuda de algún amigo o persona muy cercana a nosotros, pero de pronto, no es posible ese auxilio. ¿Qué hacer ante esa situación? Nadie puede darnos una mano, nos desesperamos y no sabemos qué hacer y la depresión y la angustia nos consume, nos corroe el alma. El autor de este salmo se pregunta a solas, tal vez también nosotros lo haríamos, ¿De dónde vendrá mi socorro?, mejor dicho, ¿Hay un lugar más allá de mi horizonte o de mis circunstancias en que pueda encontrar esa ayuda? Después de un silencio, de un tiempo de reflexión a solas con Dios, el salmista encuentra la respuesta: "Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra". Esta es una respuesta de confianza en Dios en los momentos muy difíciles y de angustia. Solo Dios puede darnos el socorro oportuno, no hay nadie más. Él es todopoderoso, él hizo los cielos y la tierra. ¿Hay alguna duda sobre su poder? Toda la Escritura habla de su gran poder y que él fue quien creó el Universo. ¿Es esa nuestra confianza también? ¿Recurrimos confiados en su poder?

Ahora bien, ¿En qué radica nuestra confianza en Dios? El autor nos dice en todo el salmo, que Dios no dará nuestro pie al resbaladero ni se dormirá quien nos guarda, que no se adormecerá ni dormirá al que guarda a Israel, su pueblo. Jehová es nuestro guardador, es nuestra sombra a la mano derecha, el sol no nos fatigará de día ni la luna de noche. Dios nos guardará de todo mal, guardará nuestra alma, también guardará nuestra salida y nuestra entrada eternamente. Todo eso es para hacernos ver que el Dios a quién acudimos para nuestro pronto auxilio, es un Dios que nos guarda, nos cuida constantemente y para siempre. Es bueno tomar en cuenta que en todo el salmo se utiliza el verbo guardar muchas veces, se refuerza la idea de que Jehová es nuestro guardador. ¿Es esa nuestra fe en Dios? ¿En quién está nuestra confianza todos los días?

Personalmente, puedo dar testimonio sobre la influencia de este salmo en mi vida. Cuando empecé a leer la Biblia, después de convertirme al Señor, este salmo me llamó mucho la atención por su contenido y contundencia en la confianza en Dios. Mi primera experiencia sobre este salmo fue cuando decidí casarme con mi enamorada Elizabeth. Yo era un estudiante de teología que estudiaba becado en el extranjero y dependía de la ayuda que me daban. Decidí casarme, y lo primero que me preguntaron mis amigos: ¿Con qué dinero iba a celebrar la boda y atender los gastos que demandaba el matrimonio? Esa pregunta me dejó congelado y en verdad me puse muy nervioso, hasta el punto de pensar en desistir de esa idea de casarme. Pero de pronto, este salmo vino a mi mente, lo volví a leer y entonces sentí que el Señor me decía que no temiera, que él me iba a ayudar en todo. Es así como alcé mis ojos al cielo y clamé a Dios por el socorro. Decidí casarme, regresar a mi país, tenía un solo dólar en mi bolsillo, y de esa forma inicié la aventura de mi matrimonio. Llegué a casa, busqué a Elizabeth, le propuse matrimonio, todos me preguntaron con qué dinero iba a sostener mi familia y muchas preguntas más. Mi respuesta fue: Dios proveerá. Y así fue, la familia de ella y la mía nos apoyaron, la iglesia nos ayudó, recibimos donaciones de dinero, todos los trámites fueron cubiertos, las bendiciones venían en abundancia, y en esas circunstancias nos casamos y salimos del país para vivir juntos. Terminé mis estudios y regresamos a casa otra vez. Desde ese momento este salmo ha sido para mí una inspiración y una afirmación de que Dios es nuestro guardador. Hemos pasado muchas dificultades económicas, y en todo momento hemos alzado nuestros ojos al cielo y nos hemos preguntado como el salmista: ¿De dónde vendrá nuestro socorro? La respuesta ha sido contundente: "Nuestro socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra"

Entonces, este salmo no es meramente un cántico gradual para utilizarlo en la liturgia de un culto, es para vivenciarlo, para ponerlo en práctica, para dar testimonio del gran poder de Dios y de su protección hacia nosotros. El salmista vivió una experiencia y escribió estas hermosas palabras de confianza para con Dios. Yo puedo también dar testimonio que he recibido el socorro oportuno de Dios en momentos de angustia y de necesidad. Nunca me cansaré de dar este testimonio. Demos gracias al Señor por su infinita misericordia y por su ayuda constante en nuestras vidas. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

       


Copyright © 2013 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.