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EL CAMINO A LA PERFECCIÓN

 

(Hebreos 10:12-25; 26-39)

 

Una pregunta que a veces no nos gusta responder o a veces cuesta responderla, es la siguiente: ¿peca el cristiano? Desde ya esta pregunta es bastante seria y complicada en su contenido. Si tenemos en cuenta el siguiente texto bíblico: "Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios" (1 Juan 3:9), nos ahorraríamos la molestia de responder la pregunta en cuestión. Sin embargo, haciendo un recorrido de la vida cristiana a lo largo de los siglos hasta hoy, nos damos cuenta que esa afirmación no es así. Por otro lado, Salomón nos recuerda que "...siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse..." (Proverbios 24:16) y también estas otras palabras: "Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque." (Eclesiastés 7:20). He aquí la situación contradictoria en el camino a la perfección.

 

John Wesley nos dice en su sermón "Del pecado en los creyentes" que nadie está perfectamente libre de flaquezas...hasta que su espíritu vuelva a Dios. Tampoco podemos esperar hasta entonces estar libres de tentación, porque el siervo no es mayor que su señor. En este sentido no hay perfección absoluta en la tierra. No existe perfección en este mundo que no admita un continuo crecimiento. (Obras de Wesley, Tomo 1, Sermón 13, pp. 245-264). Ante esta realidad, cabe señalar que el cristiano no es perfecto desde el momento de su conversión, como muchos creen, sino que es un recipiente expuesto a todo tipo de experiencias buenas o malas, es colocarse en una actitud de morir gradualmente al pecado y crecer en la gracia; esto conlleva a considerar que hay un camino de perfección a recorrer que es en Jesucristo. Quien crea que no tiene pecado, se engaña así mismo; y quien dice no haber pecado, le hacemos a Dios mentiroso (1 Juan 1:8-10). Sólo Dios es perfecto y a Él debemos imitar.

 

En verdad que es difícil para el cristiano permanecer en santidad y estar en una actitud defensiva contra cualquier tentación. Se necesita un sacrificio personal para vencer el pecado y caminar firmes el camino de la perfección cristiana, hasta la meta gloriosa que Dios nos ha señalado. En esos momentos difíciles de nuestra vida personal, debemos hacer que Cristo sea el que viva en nosotros (Gálatas 2:20). Y aún en medio de nuestra caída, recordar lo que nos dice Juan: "Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo." (1 Juan 4:16-17) y "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" (1 Juan 5: 4-5). El cristiano debe estar en plena actitud de resistencia frente al mal.

 

Como cristianos, asediados por Satanás para caer en tentación, debemos tener muy en cuenta la oportunidad que Dios nos ofrece de perdonar nuestros pecados y aferrarnos a sus manos misericordiosas para pedirle perdón con un corazón contrito. Vale la pena considerar la palabra de Dios y las enseñanzas que John Wesley nos da sobre este asunto del pecado en la vida de los creyentes. Caminemos el camino de la perfección hacia la meta suprema de llegar a la estatura de Cristo, nuestro Señor. Que juntos podamos decir: "Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayamos padecido un poco de tiempo, él mismo nos perfeccione, afirme, fortalezca y restablezca. A él sea la gloria y la honra por todo los siglos". Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

       


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