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¿Y DÓNDE ESTÁN LOS INVITADOS?

 

(Mateo 22:1-14)

 

Comparto con ustedes la parábola de la fiesta de bodas, que su resumen es: "Porque muchos son llamados, y pocos escogidos". Esta es una parábola que Jesús nos dejó como enseñanza en lo que respecta al reino de los cielos. La enseñanza de esta parábola es que llega un momento en que el Señor convoca, invita a ser parte de Su proyecto, pero muchos ponen excusas para no venir a la invitación o no quieren venir a la fiesta. En la parábola podemos ver que cómo los violentos matan y no tienen misericordia de nada. Después de tanto llamar, el Señor ordena que inviten a otros que no son parte de la fiesta pero que ahora lo serán así sean buenos o malos. Los invitados con derecho ¿dónde están?. De ahí la expresión conocida: "Porque muchos son llamados, y pocos escogidos".

 

Por otro lado, quiero compartirles una parábola de nuestros días, que tiene un paralelo a la anterior: "Había un capitán que recibió el encargo de llevar la barca a una misión importante. Para ello convocó a todos los remeros experimentados para enrumbar la partida. Era la hora de partir y nadie venía; de pronto unos empezaron a venir sin sus remos; otros venían con los remos quebrados; otros se excusaron por tener muchas cosas que realizar primero. Al final, aparecieron unos voluntarios que no tenían experiencia en la navegación, pero querían ayudar al capitán, entonces él les consiguió remos y partieron rumbo a la misión. En el muelle la gente se preguntaba ¿y dónde están los remeros?"

 

Estos relatos se asemejan hoy en día al quehacer de la Misión en la Iglesia. Desde hace mucho tiempo, el Señor ha venido convocando a muchas personas para llevar adelante Su obra; muchas personas han sido capacitadas y entrenadas para asumir tareas; otros han salido al extranjero a prepararse y asumir un puesto en la barca; sin embargo, hoy cuando la Iglesia necesita de todos ellos para llevar a la Iglesia a nuevos rumbos, ellos no están, otros no tienen tiempo, otros solo hacen críticas, mientras que otros se quedan mirando la barca en el muelle; algunos expertos se cansaron y no quieren salir a navegar. La convocatoria ha sido hecha en todo momento. Aquí habría que preguntar ¿y los remeros dónde están?.

 

Felizmente, el Señor sigue llamando y a ese llamado han venido nuevos hermanos en la fe, sin mucha experiencia en la vida de la Iglesia; otros están llegando de otras latitudes a querer colaborar con su experiencia; nuevos creyentes comienzan a querer poner sus manos en los remos. ¡Gracias al Señor, que sigue llamando para la Misión y muchos ya están respondiendo a ese llamado para enrumbar a lo nuevo que Él ha preparado para Su iglesia en el Perú.

 

Que el Señor nos ayude a poner nuestras manos en los remos para que esta barca llamada Iglesia navegue por todo nuestro territorio y en su transitar rescate a muchas personas que necesitan de la salvación para poder vivir en paz. Que no escuchen cantos de sirenas y prosigan a la meta señalada. Amén.
 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

       


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