ACERCA DEL
ABUSO Y
LA VIOLENCIA SEXUAL
ricardocarmen@hotmail.com
A pesar de que se ha dicho mucho acerca
del abuso sexual y se ha discutido sobre castigos para los abusadores aun queda
la sensación de que es necesario aclarar ideas sobre el tema y de manera
especial, sobre la prevención. Es por ello que ensayaremos un punto de vista
interdisciplinario sobre el tema. Siendo para ello conveniente despejar el
exceso de información inadecuada para diferenciar lo real y exacto de lo falso,
la exageración y el sensacionalismo.
Una de las falsas creencias sobre el abuso sexual y sobre
otras manifestaciones chocantes de la sexualidad humana es que son recientes; es
decir, que es en los últimos años o meses cuando «el mundo se ha vuelto
loco» y han aparecido las más impresionantes expresiones sexuales, lo cual es
irreal pues estas prácticas vienen desde los inicios de la humanidad y han
estado presentes durante toda la historia.
También es falso que los abusadores son sujetos extraños o
marcadamente anormales, pues se ha encontrado que pueden ser de cualquier raza,
edad, nivel socio económico o de instrucción; hallándose en común algunos
factores de personalidad o historia familiar que mencionaremos más adelante.
Hasta hace poco existía la creencia de que el abuso y la violencia sexual
eran poco frecuentes en los menores de edad, sin embargo se ha encontrado en
estudios recientes que dos de cada tres adultos norteamericanos recuerda haber
sido objeto de caricias o juegos de naturaleza sexual durante su infancia, tanto
con niños de su propia edad, niños mayores o adultos.
En nuestro país es igualmente
alta la tasa de frecuencia de adultos que al ser entrevistados manifiestan
recordar el haber sido besuqueados o acariciados alrededorde la pubertad por
amistades de su edad o por adultos cercanos; esta información por si sola puede
llamar la atención, sin embargo, al ponerla en contexto encontramos que en
algunas zonas de la región andina y de la amazonía dichas prácticas son
consideradas como naturales expresiones de afecto y no se perciben como actos
con contenido sexual como podría ocurrir en algunos sectores de la ciudad de
Lima. Resulta importante entonces tener en cuenta que el contacto físico y las
caricias son percibidas y valoradas de acuerdo al grupo social que las juzga,
variando de acuerdo a la cultura y manera particular como vive y expresa el
afecto y la sexualidad cada grupo humano.
Arriba
EN BUSQUEDA DE LOS ORIGENES
Si revisamos la evolución de la especie humana veremos que
desde cuando el hombre era más una bestia que aquello que conocemos como
humano, se daban la mayoría, sino todas, de las expresiones sexuales que hoy se
ven. En la era paleolítica, en los tiempos de la manada humana, la ley de la
supervivencia era el supremo mandato y tal vez el único criterio de orden o
autoridad. Es por ello que la horda humana era controlada por un «macho
dominante», quien era el más fuerte y feroz, el mejor cazador, el mejor
proveedor de alimentos y guerrero en general. Este personaje era seguido por la
manada ya que en gran parte la supervivencia dependía de él; este macho
dominante era el primero en alimentarse, en escoger refugio, y por supuesto era
el primero al escoger las hembras de su «harém», sin poner mucho reparo en la
edad o el consentimiento de las escogidas.
En esos tiempos cada día realmente se luchaba por
sobrevivir. El hombre primitivo se enfrentaba a las inclemencias del clima, a
las fieras para las cuales él era presa y por último contra otros hombres
primitivos. Eran tiempos en que los mecanismos de supervivencia trabajaban al
máximo pues no sólo peligraba la existencia del individuo, sino la de todo el
grupo, incluso, la continuidad de la especie misma. Para situaciones como esta
la naturaleza ha previsto un serie de mecanismos que buscan garantizar la
supervivencia, estos principios se aplican a todos los seres vivos y vienen
funcionando desde los inicios de la vida hasta hoy en día. Una parte de dichos
mecanismos están vinculados a la sexualidad y prevee el incremento de la
fecundidad e inicio temprano de la vida sexual de las hembras de una especie o
grupo amenazado con la extinción; al escasear los alimentos y llegar con ello a
cierto grado de desnutrición, así como al disminuir la población y ponerse en
peligro la continuidad del grupo o especie.
Se ha encontrado que de manera complementaria a lo citado
anteriormente se da una fuerte asociación entre la situación de excitación
generalizada que rodea al escapar a la muerte tras una lucha o confrontación y
la inmediata continuidad de un estado de furor sexual que impelería al
apareamiento al sujeto sobreviviente como parte del mecanismo que busca
garantizar la supervivencia del más fuerte, y con él, la de su prole y la
especie.
Entonces tenemos que el hombre primitivo llevaba una vida
gobernada por las necesidades viscerales más elementales, las mismas que por su
naturaleza le resultaban impostergables. Estos mecanismos, por el valor que
tenían para garantizar la continuidad de la vida quedaron como mandato
genético o instintivo, transmitiéndose de generación en generación, durante
cientos de miles de años.
En los tiempos de la horda humana la vida transcurría
azarosa y llena de peligros, no existía la familia y casi todos los machos se
apareaban con casi todas las hembras indistintamente, pues ellas pertenecían a
la horda y no existían los límites que hoy da el parentesco ya que no había
forma de determinar la paternidad de la descendencia y el establecer ese tipo de
relación no tenía ningún sentido en aquel entonces, por lo que era común que
los machos más fuertes tomaran a todas las hembras aptas y disponibles para la
vida sexual, que pudieran encontrar atractivas, sin importar en lo más mínimo
si existía algún lazo de consanguinidad; siendo aplastada violentamente
cualquier oposición o resistencia. Este comportamiento se mantuvo en la especie
humana durante siglos, hasta que con el paso del tiempo y la evolución, la
manada humana acumuló experiencia, la misma que al ser asimilada se hizo
conocimiento, el mismo que fue transmitido a las nuevas generaciones; así
desarrolló una cultura, alcanzó cierto grado de conciencia convirtiéndose la
horda en una tribu dando origen a lo que hoy llamamos ser humano.
Con el paso del tiempo se formó un linaje, que dio origen a
una casta de machos dominantes que ostentaba el poder y control de la tribu, que
descubrió la necesidad de tener la certeza sobre la paternidad de su
descendencia para garantizar la correcta sucesión del poder del jefe saliente
al nuevo jefe, pues la certeza de este vínculo constituía en ese entonces la
única posibilidad para dejar el poder y seguir viviendo. Aparecieron así las
primeras restricciones en el comportamiento sexual así como en el uso de la
violencia y del asesinato como el principal medio de acceder al poder,
estableciéndose las relaciones exclusivas y cerradas para un grupo unido por
lazos de consanguinidad, es decir: la familia. Siguiendo un desarrollo
simultáneo y paralelo aparece la neotenia como estilo de vida en la cual
el periodo de protección y ternura propios para con la infancia se extienden
durante una larga etapa de la vida de los individuos, abarcando incluso la etapa
reproductiva, aprendiendo así el homínido en trance de humanizarse a vivir su
sexualidad no como una situación de violencia y sometimiento sino como una
experiencia de comunicación, amor y ternura.
De esta manera se consolidaron las castas o clases sociales
al interior de las tribus como un medio para garantizar el control del poder por
un linaje; con el ejercicio del poder aparecieron los límites y
condicionamientos que regían la vida familiar, la conducta sexual, la
consolidación de relaciones estables entre hombres y mujeres que serían el
germen del matrimonio.
En esta etapa del desarrollo de la humanidad, si bien ya
existía cierto orden social y una cultura incipiente, aún predominaba la
precariedad de las condiciones de vida, pues la lucha por la supervivencia
evolucionó de la lucha total contra el ambiente, las fieras y los demás
hombres, a la casi continua guerra entre los clanes o tribus por el control de
los cotos de caza, posesión de las tierras fértiles y de las hembras; de
manera que la amenaza de exterminación del clan era permanente y la única
alternativa para lograr sobrevivir como grupo a los continuos enfrentamientos
contra otros clanes era teniendo la mayor cantidad de guerreros dentro del clan;
por lo que se favorecían los enlaces que proporcionaran como descendencia
dichos guerreros y con ello fortalecieran el poder de la tribu, sin poner mayor
objeción o reparo en los vínculos de consanguinidad que pudieran existir,
penalizando únicamente aquellos comportamientos sexuales que no tuvieran como
finalidad la reproducción, apareciendo así la censura del auto erotismo
(«masturbación») y del comportamiento homosexual, por ser conductas que no
favorecían la generación de nuevos guerreros y que de prosperar podrían
amenazar el futuro de la tribu. Estos preceptos arcaicos extraídos directamente
de la búsqueda de la supervivencia sirvieron de base a las Leyes Mosaicas, las
que a su vez servirían de base a las leyes o moral judeocristiana.
Hasta este punto ya han transcurrido algunos cientos de miles
de años durante los cuales, quienes eventualmente devinieron en seres humanos,
habían ejercido la violencia como medio para imponerse al medio, a las fieras y
a otros de su especie; se habían apareado indistintamente guiados por la
búsqueda del placer y de la supervivencia quedando estos tipos de conducta como
atávicas, predispuestas genéticamente e instintivas. Tal como ocurre hoy con
otras especies próximas a la especie humana en la naturaleza.
Con la evolución de la vida en nuestro planeta, se generaron
mejores posibilidades para la vida del hombre pues desaparecieron o fueron
controlados una gran cantidad de sus depredadores; se diversificó su dieta
alimenticia, apareció el trabajo agrícola y artesanal como medios de
subsistencia, trayendo consigo el desarrollo de mayores niveles de conciencia,
desarrollo de la inteligencia y una cultura social que igualmente evolucionaba
de manera continua.
Arriba
REALIDAD Y ESQUEMAS SOCIALES
La evolución de la sociedad trajo consigo la aparición de
la religión, la moral, la ética, la ciencia, los manuales de buenas costumbres
y otros constructos mentales que pretendían describir y explicar «la manera
correcta» sobre como debían comportarse las personas de acuerdo a los
«valores superiores de la sociedad», siempre de acuerdo al pensamiento en
boga; ubicando al hombre como el centro y producto supremo de la creación, como
si estuviera regido por reglas diferentes a las del resto de la naturaleza. El
hombre aprendió a sentirse dueño del mundo y pretendió controlar los procesos
naturales, olvidando en su soberbia que no se pueden cancelar pulsiones y
atavismos formados durante cientos de miles de años, por la simple publicación
de un decreto ley, el acuerdo tomado en un concilio o por el dictado de la moral
vigente.
Al revisar la realidad y la forma como la entiende la
mayoría de las personas encontramos parte del problema pues aun existen
demasiadas creencias irracionales que son aceptadas sin haber comprobado si se
cumplen o no en la realidad.
Una de estas falsas creencias es que los niños no tienen una
vida sexual propia, pues al hablar de comportamiento sexual o sensaciones
sexuales infantiles lo hacemos desde nuestra perspectiva de adultos inmersos
dentro de un conjunto de experiencias y creencias propias de los adultos; cosa
que no ocurre en los niños. Hoy en día está largamente comprobado que los
niños al investigar y descubrir su propio cuerpo encuentran todo tipo de
sensaciones, dentro de ellas, las de placer que naturalmente proporciona la
investigación y manipulación de los órganos sexuales. Así mismo se ha
encontrado que la mayoría de niños en algún momento se siente atraído por
alguien de su entorno, siendo el origen de esta atracción de naturaleza sexual;
igualmente se ha hallado que un gran porcentaje de niños al interactuar con
otros niños, en algún momento tienen juegos sexuales, los que en la mayoría
de los casos quedan sólo en eso, en juegos; aunque de acuerdo al entender del
adulto y de acuerdo a sus normas puedan parecer impropios. Entonces tenemos que
existe una vida sexual infantil que forma parte del natural descubrimiento del
mundo y del desarrollo de la personalidad de todo individuo. Al margen de lo que
se pueda creer o aceptar en cada época, educación o cultura.
Otro mito o falsa creencia es acerca de la edad de inicio de
la vida sexual como la entendemos los adultos, es decir, una relación sexual
completa con la búsqueda del placer como objetivo. Las normas sociales que
algunos hemos heredado y la recomendación de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) nos hablan de una relación monógama, estable y madura, como la del
matrimonio entre jóvenes adultos; sin embargo al investigar lo que ocurre en la
realidad encontramos que el promedio de inicio de la actividad sexual en el
Perú para la costa es alrededor de los dieciséis años, catorce o quince para
la región andina y de once a trece para la región amazónica; promedios de
edades de inicio que tiende a seguir bajando. Al comparar estos índices con
otras realidades del mundo encontramos que no existen diferencias significativas
para regiones equivalentes, encontrando en algunos casos que las edades de
inicio son más tempranas aun. Cabe señalar que la iniciación sexual en la
mayoría de los casos ocurre con otro joven algunos años mayor y en muchos
casos es con un adulto, sin que por ello signifique una experiencia traumática;
incluso, en algunos lugares es socialmente aceptado.
Arriba
LOS ORIGENES DEL ABUSO Y VIOLENCIA SEXUAL
El abuso y la violencia sexual son realidades presentes desde
hace mucho tiempo y de las cuales hemos comenzado a tener conciencia social más
recientemente. Sus causas son diversas y complejas, sin embargo, a continuación
presentamos un ensayo explicativo que puede ser de utilidad.
En la vida de cada ser humano convergen dos historias o
desarrollos; por un lado se halla el desarrollo filo genético, que viene a ser
el legado de los aprendizajes de la especie humana a través de toda su
historia, expresado mediante los instintos y el inconsciente colectivo, y por
otro lado se da el desarrollo onto genético, basado en los aprendizajes
ocurridos durante la vida del propio sujeto. Ambos aprendizajes realizan sus
aportes durante la formación y el desarrollo de la personalidad de cada
individuo, dependiendo de las experiencias de vida el predominio de cada rasgo
en particular; jugando un papel fundamental aquellas que se dan al interior de
la vida familiar.
En cada persona se encuentran impulsos que la dotan de un
potencial que le puede llevar a desarrollar conductas barbáricas, de violencia
total y búsqueda de someter a toda costo al medio y personas que lo rodean; o
por el contrario, desarrollar conductas humanizantes propias de los aspectos
más elevados del hombre como el amor, el respeto, la confianza y la búsqueda
del bien común; ambos potenciales están presentes y coexistiendo en cada
individuo predominando uno u otro eventualmente según las circunstancias.
La vida familiar y las experiencias tempranas que rodean a
esta vienen a ser determinantes para las conductas que va a presentar un sujeto
durante el resto de su vida. Para abreviar citaremos algunos factores que están
relacionados con los abusadores; así tenemos:
-Son sujetos que tienen serias dificultades para establecer
relaciones de pareja adecuadas y satisfactorias con personas del otro sexo.
-Han tenido experiencias sexuales precoces con niños de su
misma edad o han sido abusados por adultos o niños mayores.
-Han tenido una madre represiva, posesiva, excesivamente
crítica, que anulaba sus iniciativas o intentos de independencia.
-Ausencia de una imagen paterna adecuada que le proporcione
reglas de comportamiento apropiadas y aceptables, así como el ejemplo de un
varón capaz de relacionarse acertadamente con las mujeres.
-Han tenido frustraciones importantes que los han conducido a
depresiones evidentes.
-Tienen serias dificultades para encontrar satisfacción en
las relaciones o situaciones normales o cotidianas.
-Tienen una pobre capacidad de autocrítica, pueden parecer
severos y serios pero al momento de controlar o juzgar la propia conducta tienen
excesiva indulgencia.
Todas o casi todas estas características están presentes en
la mayoría de los abusadores sexuales y de las personas con tendencias a
presentar dificultades significativas de las relaciones sexuales e
interpersonales. Es importante señalar que no es suficiente el presentar alguna
de estas condiciones para ser considerado como un posible abusador, sino que es
necesario que se den la mayoría de ellas para considerar el riesgo como viable.
Arriba
PREVENCION DEL ABUSO Y VIOLENCIA SEXUAL
Existen algunas recomendaciones a considerar para prevenir
que los niños sean objeto de abuso o violencia sexual; estas son:
-Proporcionar una educación sexual temprana, la cual se
puede iniciar desde los primeros años de vida enseñándole al niño a llamar
por su nombre a sus órganos sexuales, a asearse adecuadamente, así como el
respeto y cuidado que debe tener y exigir para con su cuerpo.
-Hacerle conocer sin exageraciones y de una manera realista
sobre los peligros y posibilidad de intentos de abuso sexual que existen no solo
en relación a extraños, sino con conocidos como familiares, profesores,
entrenadores y amigos.
-Proporcionarle la confianza de que siempre podrá contar con
sus padres para discutir abiertamente y sin vergüenza cualquier problema o
temor que agobie al niño, sin que ello signifique el sufrir un castigo, perder
el afecto, confianza o aprecio de sus padres.
-Tener cuidado de no dejar solos a los niños en la casa ni
en la calle, pues por lo general ellos no pueden cuidarse solos.
-No dejar a los niños al cuidado de desconocidos o con
personas que presenten las características mencionadas como las de posibles
abusadores.
-Organizarse a nivel de vecindario, de asociación de padres de familia,
servicio de serenazgo, etc. con el fin de estar atentos ante la presencia de
sujetos o de situaciones extrañas y de ser necesario actuar oportunamente.
-Compartir este tipo de información con los niños y
miembros de la comunidad a través de charlas, conferencias, Escuelas para
Padres, etc. solicitando el apoyo de instructores o profesionales debidamente
capacitados.
-Obtener información y consejería sobre la mejor forma de
educar a nuestros hijos, especialmente si estamos viviendo una situación
irregular dentro de la familia que podría desorientarlos o confundirlos, pues
de no tener cuidado y realizar correcciones a tiempo podríamos estar formando
futuros abusadores sexuales.
Es importante mencionar que el mayor peligro acerca de la
sexualidad humana es saber poco de ella o tener información incierta, de ahí
la importancia de educarnos y educar correctamente a quienes nos rodean.
Recordar que la mayoría de las personas han participado durante su infancia en
juegos de descubrimiento y exploración de la sexualidad sin que ello signifique
algún tipo de anormalidad. Que en caso de sospecharse o comprobarse una
situación de abuso o violencia sexual actuar con mucho cuidado y de preferencia
bajo consejería de un profesional de la salud mental pues muchas veces resulta
ser mucho más traumática la reacción de los padres y conocidos que la
experiencia misma.
Arriba
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Abraham,
G. "Terapias
sexológicas" Madrid. Pirámide
1978.
Beach,
Franck. "Sexo
y conducta" México. Siglo
XXI. 1970.
Beach
F. y Ford S.
"Conducta
sexual" España. Fontanella. 1976.
Bevan,
J. "El
sexo
y
la salud"
Barcelona.
Planeta. 1966.
Costler
y Willy
"Enciclopedia del conocimiento sexual"
(1978) Editorial Época.
Eysenck,
H. "Sexo y Personalidad"
Madrid. Cátedra. 1982.
Heiliger,
Anita. "La angustia y el miedo en el niño" México. Ediciones.Roca.1985.
Herrera,
Marta "La ansiedad
infantil y sus interferencias
en el rendimiento escolar. URP. 1980.
Hite,
Shere
"El informe
Hite sobre sexualidad masculina" España.
Plaza
y James. 1967.
Kenneth,
James "Sexualidad Humana"
México. Pax. 1974.
Mc
Cary, James
"Sexualidad humana, factores fisiológicos y
psicológicas
de la conducta sexual".
México Manual
Moderno. 1969.
Neyra,
Giraldo "Explorando
las sexualidades humanas".
México. Trillas. 1981.
Ochoa,
Elena "200
preguntas sobre sexo". Ediciones
temas de Hoy.
España. 1991.
Schofield,
Michel "El comportamiento sexual
de los adultos"
Edit. Fontanella
1977.
Tiefer,
L. "Sexualidad
humana"
México. Harla. 1980.
|