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Los Ejércitoa & las Tacticas

I. La Edad Feudal en Europa

1.1 Los Francos

1.2 Los Comienzos del Feudalismo

1.3 Carlomagno (784-814)

1.4 La Influencia Vikinga en el Desarrollo del Feudalismo

II. El Castillo en la Edad Media

III. Conclusión de la Edad Media

 

 

 

 

 

 

1.1 Los Francos

 

Hacia el 480, los ostrogodos, visigodos, y francos se habían extendido en los remanentes del Imperio Romano de Occidente. Nueve años después, los ostrogodos dominaron la moderna Italia, y por el 520 los francos habían absorbido el reino de burgundio en el valle del Ródano. Los visigodos ocuparon la península ibérica, mientras los francos ocuparon los territorios de la actual Francia en el siglo VI, y particularmente la parte norte de esta. El reino ostrogodo se derrumbó a la muerte de su rey, Teodorico, en el 526, e Italia fue reconquistada por Bizancio bajo Justiniano. En este momento, la dirección de Europa Occidental pasó a manos de los francos. En parte esto se debía a que el reino franco fue reconocido por Bizancio, como poder hegemónico en las Galias, para que Justiniano pudiera concentrar sus esfuerzos para arrebatar Italia de los ostrogodos.

 

Originarios de Europa Oriental, lejos de la frontera del Rin, los francos fueron influenciados sólo ligeramente por la civilización romana. Salvajes y paganos, no fueron cristianizados de forma rápida. El campesino libre dominó la sociedad; la cual era dirigida por una pequeña nobleza. El ejército franco no incorporó caballería a su ejército hasta el siglo VI. Compuesto casi exclusivamente de una masa de infantería campesina; no será hasta la decisiva derrota en Casilinum (554), cuando un ejército franco fue rodeado y aniquilado por los bizantinos, que los francos reconocieran el uso potencial de caballería. En el aspecto militar la derrota franca en Casilinum (actual Capua), tuvo similares condiciones tácticas que la batalla de Tagina (552), donde la caballería goda fue aniquilada por los arqueros apostados en los flancos, cuando esta arremetió frontalmente contra el centro bizantino.

 

Atraídos por la riqueza del Imperio Romano, los francos emigraron al sur a medios del siglo IV a la frontera de Flandes y el Rin de forma gradual. Una característica de los francos que los distinguió de otras tribus germánicas fue su intensa colonización de nuevos territorios, consecuencia lógica de su sociedad agrícola. Esta extensa colonización que proseguirá en el siglo V tendrá un efecto profundo en los sistemas feudales y militares posteriores.

 

En el siglo V, los merovingios, establecieron una jerarquía ascendente entre los francos. Alegando ser descendiente de los dioses, y atribuyendo la fundación de la dinastía al héroe mítico, Meroveo - de aquí el nombre de la dinastía: Merovingia. Clodoveo I probablemente el más grande de los reyes merovingios. Salvaje y cruel, era sin embargo un estratega capaz y un sagaz líder guerreo. Su conversión al Catolicismo en el 496 le dio a Clodoveo una fuerte e indispensable alianza con la iglesia, y fortaleció sus pretensiones de líder germano en las Galias.

 

Una comprensión precisa de las instituciones militares de los francos es difícil de obtener. Esta, tiene que ser buscada en las crónicas de los monasterios, las canciones populares, en las referencias casuales de historiadores bizantinos, en los dibujos de los manuscritos, o en los hallazgos revelados de las tumbas de los guerreros. Aún así, podemos disponer al menos de los datos más generales de estas. Un ejército casi exclusivamente compuesto de infantería, que se encontraba en proceso de constituirse en una leva nacional, donde no sólo se reclutaban soldados francos sino también de otras partes de la población dentro de territorio franco.

 

El soldado franco, no estaba equipado, ni de casco ni de armadura, y para protección llevaba un escudo oval de madera y metal. Su arma principal era la francisca, inspiradora de temor en el enemigo, un hacha que era capaz de atravesar e incluso partir, un escudo o un casco en las manos de un guerrero vigoroso. Algunas crónicas, describen como un guerrero franco cortaba con esta arma la cabeza de un caballo de un solo golpe. Cuidadosamente manejada, podía ser lanzada. Además, los francos llevaban una espada de entre 40 y 45 cm, y una daga. A veces, el soldado franco también empleaba jabalinas tanto para el combate cuerpo a cuerpo como para ser lanzada. Estos guerreros de escasa disciplina, poseían solo los más básicos conceptos de organización militar, del arte de la guerra y las formaciones tácticas más básicas, éstos robustos guerreros tuvieron éxito principalmente por la ferocidad de sus ataques en masa.

 

Siguiendo la muerte de Clodoveo, sus sucesores herederos de la dinastía de merovingia, menos capaces que Clodoveo, quien le había dejado una administración débil, porque él era un guerrero, desinteresado en adoptar aquellas características beneficiosas que aún quedaban de las instituciones romanas. Los gobernantes merovingios tuvieron una actitud hostil de gran parte de la población tanto es así que incluso un escritor sugiere que un rey merovigio que quería deshacerse de uno de sus oficiales simplemente lo mandaba a recolectar los impuestos; y nunca se volvería a escuchar de él nuevamente. La guerra fratricida entre jefes rivales y una ruinosa falta de apreciación para continuar la alianza con la iglesia debilitó a los merovingios aún más. Debe además mencionarse que un 90 por ciento de los hombres letrados en el periodo entre el año 600 y el 1100 recibieron su educación en las escuelas monacales, lo que repercutía directamente en el conflicto entre los merovingios y la iglesia.

 

Roma, apoyó así a Carlos Martel, quien era Mayordomo de Palacio de los francos. En esta época ya se había formado un estado papal en Italia, pero el Papa necesitaba un aliado fuerte para tratar con sus propios enemigos y atrajo a Carlos Martel para derrotar a los lombardos. Este resistió a los lombardos, y aceptó el apoyo que le ofreció el papado, pero dejó a su hijo la tarea de consolidar y concretar una alianza duradera con la iglesia. Carlos ganó su apodo del martillo, o "Martel"; por golpear de forma constante a los árabes en las Galias Centrales. Carlos Martel (714-741) probablemente era el hombre más significante y capaz entre Clodoveo I y Carlomagno. Protector de la iglesia y sus actividades misioneras entre las tribus germánicas, fue al mismo tiempo un soldado de primer orden. Mientras Bizancio estaban devolviendo el golpe musulmán en el este, Carlos Martel era el campeón de la cristiandad en el oeste. En el 732, detuvo el último esfuerzo de los moros para extender el Islam en Europa Occidental. Con un cuerpo de infantería él enfrentó a la caballería árabe. Su táctica de combate era similar a la que se habían empleado los francos durante 200 años y que habrían producido el desastre de Casilinum, solo que Carlos Martel había logrado disciplinar y entrenar a la infantería franca de forma que presentara una línea sólida capaz de soportar una carga frontal del enemigo, repelerla, y a la vez que sus soldados no explotaran esta ventaja inicial, y se mantuvieran en formación. Carlos Martel empleó tácticas puramente defensivas en la batalla de Poitiers (también conocida como batalla de Tours) con un éxito notable, sin permitir una persecución impetuosa, este sostuvo la masa sólida de hombres repetidamente, mientras los árabes atacaron lo único que les ofrecían los francos, una pared de infantería inflexible antes de que finalmente y ante la muerte de su líder Abderramán, se retiraran.

 

Hay otra razón de porqué la batalla de Poitiers es importante en el estudio de instituciones militares de la Edad Media, y este es el hecho de que Carlos Martel había comprendido que la distribución de propiedades a vasallos con el objeto de obtener medios para levantar un ejército rápidamente para detener a los árabes. Esto lo hizo principalmente a costa de tierras eclesiásticas, además de tierras reales. El método que usó se extendió rápidamente a lo largo del Imperio Franco, y fue el origen para el desarrollo y crecimiento del feudalismo en Europa Occidental.

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1.2 Los Comienzos del Feudalismo

 

La contribución de Carlos Martel al feudalismo no era tanto un punto de partida de este sino más bien la institucionalización del feudalismo, de un proceso que se desarrollo irregularmente en Europa Occidental. La idea de señoría y sumisión al señor de los vasallos no era nueva en Francia en el siglo VIII; ya que está había aparecido en el pueblo franco con anterioridad a esa fecha. Este proceso es incluso evidente en el período más tardío del Imperio Romano de Occidente, donde ciertos aristócratas se rodearon con hombres jóvenes que lucharon para el señor que a cambio, les ofrecía recompensas y protección por su obediencia y servicio. Sin embargo aún no eran caballeros, sino que estos vasallos frecuentemente eran individuos locales cuyo objetivo principal era una porción del botín. Sin embargo, no surgió entre los siglos V y VII, ningún lazo entre el vasallaje y la tenencia de tierra.

 

Un cambio fundamental en el método de guerra del siglo V al VIII el cual aceleró el proceso del vasallaje y su relación con la tierra, o feudo, como empezó a llamarse a partir de siglo VIII. La superioridad de la caballería impulsó a los nobles a reclutar sus ejércitos de hombres con armadura y caballo. La introducción del estribo en Europa, probablemente en la primera mitad del siglo VIII, mejoró la efectividad de la caballería. El uso del caballo, asociado al uso de armadura tanto del caballo como del jinete, generó y aceleró el proceso de feudalización en Europa, ya que ni los nobles, ni incluso el rey poseían una riqueza tal que les permitiera equipar un ejército montado, la alternativa lógica era proporcionar a un potencial soldado de caballería, los medios para equiparse, y en este sentido el otorgamiento de un feudo era la respuesta.

 

Sería un error, sin embargo ver al sistema feudal como una forma de reclutar un ejército. Marc Bloch, en su clásico análisis, "La Sociedad Feudal", describe al feudalismo como un sistema político, un sistema económico, y un sistema de valores. De hecho, el feudalismo en la Europa Medieval era una forma acompasada de estilo de vida. Aunque fuertemente ligado a las necesidades militares, no dependía completamente, ni estaba influenciado exclusivamente por el desarrollo de instituciones militares. En su primera etapa de desarrollo, el feudalismo se centró en los deberes de los vasallos al soberano. En su segunda fase, los vasallos afirmaron sus derechos, y en la fase final, un sistema balanceado de obligaciones recíprocas se agregó a las mutuas y complejas relaciones del sistema.

 

La posesión fundamental en el sistema feudal era la tierra, ya que el comercio había virtualmente desaparecido en el periodo que abarca los siglos V a X, como consecuencia las ciudades comenzaron a decaer en importancia; mientras los campesinos continuaron cultivando la tierra y siguieron produciendo alimentos. El campesinado ligado a un señor, no solo debía parte de su cosecha a éste, sino que también se esperaba que los campesinos proporcionaran al menos un soldado robusto que sirviera a las necesidades del señor, es decir un escudero.

 

Un último aspecto del sistema que merece mención, fue el hecho de que a un vasallo que le fuera concedida una porción de tierra no la poseía, no era esta tierra heredable; debiendo hacer, un juramento de fidelidad, y obediencia, a su señor que debía ser renovado cuando el vasallo o el señor falleciera. Aquellos vasallos con tenencia de una gran extensión de tierra, redistribuyeron su feudo a otros vasallos, los cuales prestaron el mismo juramento, es así como el sistema podría encadenarse y continuar a niveles inferiores, que incluso producía conflictos entre la nobleza en cada nivel. En este complejo sistema de manejo de la tierra, no era imposible para un rey que fuera vasallo de otro.

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1.3 Carlomagno (784-814)

 

Las exitosas conquistas de Carlomagno unieron los reinos en Europa Occidental en un solo estado, con las excepciones de Inglaterra y la península ibérica. Carlomagno trajo no solo una homogeneidad y orden a las instituciones políticas y sociales de Europa Occidental; si no que también produjo un fuerte impacto en el arte de la guerra. Aunque sólo semi - letrado, Carlomagno ganó el respeto de sus nobles a través de su habilidad de guerrero, y aplicando su inteligencia y capacidad en los problemas de gobierno. Su aporte al arte de guerra, se entrelazó indisolublemente con la sociedad feudal.

 

Para aumentar la proporción de caballería en el ejército franco, Carlomagno implementó un programa de desarrollo del servicio de la caballería y de su equipo. Además de conducir un mayor número de guerras ofensivas que en tiempos de su padre, Pepino el Breve, o de su abuelo, Carlos Martel. Al no poder la leva de soldados francos, llenar sus necesidades en sus constantes campañas, introdujo ciertas medidas para poder equipar y mantener su ejército. Se ordenó que los comerciantes no exportaran ninguna cota de mallas del reino; una de varias medidas adoptadas para mantener tantas armaduras como fuera posible dentro de las fronteras francas. Un comerciante atrapado enviando una cota de mallas, era penado con la confiscación de todas sus propiedades. Hasta este momento los ejércitos francos habían respondido al rey con un número especifico de tropas equipadas con lo mejor que ellos podían proporcionar o con el mínimo suficiente, este método de leva era en el mejor caso "apropiado".

 

Carlomagno cambió este sistema drásticamente. Al comienzo de su reinado, los lombardos se volvieron vasallos de los francos, por medio de las armas. Las ordenes reales de Carlomagno a los lombardos son reveladoras. En su orden del año 786 (el "Cpitularis"), se especifica no sólo con detalle quién debía presta servicio cuando se necesitaba un ejército, sino también una lista detallada que indica qué equipo adicional y bagajes debía acompañar a cada noble. Más aún, se detallaba las demandas a cada parte particular del Imperio. Una área en que los caballos y jinetes abundaron, como Lombardia, se reclutó principalmente caballería. Mientras los sajones quienes generalmente pertenecían a la clase más pobre, proporcionaron sólo infantería.

 

Probablemente la más significante de las innovaciones de Carlomagno era su construcción sistemática y uso de fortificaciones, que se denominarían marcas. Las tribus germánicas nunca habían fortificado antes sus propios campamentos. Al contrario que sus predecesores, Carlomagno no evacuó una provincia conquistada después de tomar algunos hombres como esclavos o rehenes y un tributo, para más tarde enfrentar una revuelta. Sitios bien escogidos, como Bremén, Paderborn, y Magdeburgo en el norte, fueron fortificados, estas fortificaciones seguirán siendo centros con actividad política y económica aún después de la muerte de Carlomagno y la desintegración de su Imperio.

 

En la campaña del 800 al 801 cuando Carlomagno invadió Cataluña, el hijo de Carlomagno, Luis sitió Barcelona con un tercio de su ejército, otro tercio del ejército cubrió el sitio, ocupando posiciones más al oeste. El propio Carlomagno comandaba la porción restante del ejército cerca de su base de abastecimientos, como reserva móvil. Dos consideraciones de la estrategia franca se destacan en la invasión de Cataluña. Para sitiar Barcelona, Carlomagno instruyo a Luis de construir un cerco de doble trinchera, el interior para hostilizar la fuerza sitiada y el exterior para repeler a una fuerza enemiga que intentara levantar el sitio, lo que le permitía guardar una reserva para relevar a contingentes exhaustos. Además, Carlomagno no terminaba la campaña cuando la temporada invernal llegaba. Siguiendo el precedente que ya había establecido cuando conquisto Sajonia en los años 785 a 786, Carlomagno invernó sus tropas en territorio enemigo, e intensificó las hostilidades para mantener al adversario en desequilibrio, dedicando sus esfuerzos hacia el aprovisionamiento, tanto de comida, como de ropa, y equipo para continuar con la iniciativa militar a lo largo del invierno.

 

Coronado como Emperador del Sacro Imperio Romano, sin embargo Carlomagno en su esencia, seguía siendo un monarca franco con tenencia de tierra que abarcaron la mayoría de Europa Centra, bajo su reinado se intensifico la práctica feudal. Además la magnitud del Imperio Carolingio, con un gobierno eficaz mejoró 1as comunicaciones de la época, los recursos económicos y las instituciones gubernamentales. Después de su muerte, otro poder externo se asomaba sobre Europa, acelerando la división del Imperio, y al mismo tiempo la feudalisación.

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1.4 La Influencia Vikinga en el Desarrollo del Feudalismo

 

Las primeras incursiones de los vikingos contra territorio franco ocurrieron en el 799, aunque algunas partidas ya habían alcanzado tierras más distantes, como el norte de Irlanda y Escocia. Qué impulso a los vikingos a dejar sus tierras no está completamente claro. Sin embargo es evidente que las incursiones vikingas hicieron que Europa se sensibilizara de su vulnerabilidad.

 

El reino de Carlomagno pasó intacto a su hijo, Luis el Piadoso (814-840), quién aunque competente militar y politicamente no era de la talla de Carlomagno. A la muerte de Luis, sus tres hijos lucharon entre sí y aceleraron la división del Imperio. Mientras el Imperio se desintegraba, las primeras incursiones de los vikingos, fueron consideradas poco más que actos de diversión, pequeños y aislados, entre las convulsiones internas de los caroligios, más urgentes. Los vikingos sin embargo, se aventuraron cada vez más adentro en los territorios del ya dividido Imperio Caroligio las incursiones los llevaron a penetrar profundamente en los ríos Mosa y Loira por el 840. Para el campesino indefenso, el periodo entre 840 y el 900 debe de haber sido la era más oscura desde que Carlomagno empezó a consolidar su imperio.

 

Las tácticas vikingas produjeron un problema de difícil solución para el monarca medieval. Las incursiones eran muy móviles, veloces y fugaces. El soldado vikingo, estaba equipado de un hacha, escudo, casco y en algunos casos de una cota de mallas corta, y luchó principalmente como soldado de infantería. Desembarcando en la costa o penetrando profundamente en los ríos navegables de Europa, usó su flota como base, y a menudo empleo los caballos en la zona de desembarco, para extender el alcance de sus incursiones. A pesar del uso de caballos como medio de locomoción, el soldado no luchó montado, y generalmente intentó evitar una batalla. Estacas y trincheras o una fortaleza temporal, ayudaron a defender la flota durante la corta duración de una incursión. Las matanzas, saqueos, e incendios (patrones normales en una incursión vikinga), hizo que los campesinos de Europa buscaran ayuda, pero no del monarca quien no podía proporcionarselas, sino del señor local y su castillo. Los servicios de protección del soldado de caballería ofrecieron una solución, aún cuando esto significaba para el campesino o la baja nobleza, la perdida en algún grado de libertades, logrando de este modo liberarse de las incursiones vikingas.

 

Durante los siglos IX a X se desarrolló completamente el feudalismo en Europa Occidental, tanto por las necesidades militares como por lo inadecuado del poder central. Se desarrollo entonces, la sociedad feudal de forma completa en su fase más sofisticada, y la relación de vasallaje formó el centro del sistema. El caballero recibió su feudo, es decir tierra y campesinos que le proporcionaran el sustento necesario para él y su familia. En contrapartida éste debía proporcionar un servicio militar al señor cuando este lo requería. Los reyes vieron sin poder detenerlo como el poder del reino cambiaba a un número creciente de príncipes locales, señores, y barones.

 

Los castillos reemplazaron a la falange como base segura para las maniobras de la caballería. En la sociedad de la Europa feudal, el guerrero montado se volvió el desafío militar más poderoso contra los invasores vikingos debido a su rápida respuesta; volviendose de esta forma, un miembro de la élite social, y una fuerza política también. Agrupados en números suficientes, estos podían rechazar a los vikingos, sin necesitar de habilidad táctica, ni de una eficiencia orgánica. Tampoco el guerrero vikingo contribuyó de manera significante a las instituciones militares de la Europa feudal. Aunque debemos reconocer, su respetable instrucción marina con una destreza tal que podía transportar de 40 a 100 guerreros en un barco a una velocidad de 10 nudos. La lucha en la tierra sin embargo, no creó ningún problema táctico o estratégico que requiriera una solución más profunda que el guerrero montado, y protegido con coraza. Esto dio como resultado que ni la estrategia ni la táctica se desarrollaran. Incluso, afianzado en su superioridad social y militar, el soldado de caballería pesada europeo no sólo no buscó nuevas armas o técnicas, sino que frustro cualquier mejora militar que amenazara su posición privilegiada.

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II. El Castillo en la Edad Media

 

Desde la aparición de la ciudad, en el neolítico, los pueblos y ciudades habían sido fortificados. Sin embargo el castillo medioeval será la residencia del señor feudal, distinguiéndose de las ciudades fortificada, los fuertes construidos por los carolingios, etc. Los castillos medievales no sólo debieron su fuerza a su construcción, sino también a la debilidad de las armas de sitio del periodo. Por consiguiente, capturar semejante fortaleza era lento, difícil, y normalmente costoso. Lo que motivó a que se utilizara la diplomacia para rendir un castillo, sin embargo cuando la diplomacia no tenía efecto sobre el enemigo, se recurría al sitio. Contra las murallas de 5 a 10 metros de espesor, la artillería de sitio de la época (catapultas y ballistas, etc.), no se adecuaba a la tarea a realizar. El alcázar, la parte más profunda del castillo, era sólida y alta, y no exponía maderas que podrían ser quemadas, ni ninguna entrada a nivel del piso donde podría abrirse brecha. Los que normalmente poseían un foso, que podía llenarse por un ataque enemigo, y luego abrir una brecha para el asalto, pero esto se hizo más difícil cuando los castillos incorporaron palizadas a sus defensas. La mina era una conveniente y prometedora forma de abrir una brecha en la muralla, después de excavar laboriosamente el terreno, pero muchos de los castillos eran construidos en tierras con suelo de piedra para evitar esta posibilidad. Para demoler las murallas más bajas, se construyeron manteletes para rellenar el foso, y luego se hacía el acercamiento desde un "castillo - gato" ("chat-chastel"), pero este era de materiales inflamables, cualquier arma incendiaria proporcionaba una amenaza constante.

 

Cuando se puso en claro que los primeros castillos no poseían ninguna defensa inmediata contra la zona debajo de los baluartes de los defensores quienes quedaban expuestos a los arqueros y ballesteros, dos cambios en la construcción del castillo se hicieron evidentes. Uno conveniente fue la construcción de parapetos o galerías de madera que corrían a lo largo de la cima de la pared y extendió el control defensivo al terreno junto a los muros exteriores. Las aberturas en el suelo de las galerías dieron así el control, a los sitiados de la tierra inmediatamente al lado de la base de la muralla de fortaleza. La construcción en madera de estos parapetos, sin embargo, dejaba la posibilidad del uso de proyectiles incendiarios por parte de los sitiadores. Más eficaz era la construcción de torres, en forma de salientes, pero de la misma construcción sólida de piedra y albañilería como las mismas murallas. No sólo podían las torres controlar la cara exterior de la pared, sino también sirvieron para frenar un avance enemigo a través de una parte capturada de las murallas. En materia de fortificaciones en la Edad Media, los asaltantes muchas veces, redujeron a la guarnición de un castillo por medio de la inanición mas que por asalto, una alternativa que costaba tiempo y pérdida de moral entre sus propias tropas.

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III. Conclusión de la Edad Media

 

En 1066, la caballería normanda, había demostrado la superioridad del jinete montado en el campo de batalla, contra una fuerza de infantería con un adiestramiento mínimo. De aquí en más la caballería domino completamente y sin excepción el campo de batalla hasta el siglo XIV. A partir del año 1297, tras la batalla de Stirling, las derrotas del guerrero montado se fueron sucediendo, Courtrai, Banockburn, Crecy, Poitiers o Maupertuise, y Agincourt, fueron resonantes derrotas del arma montada en el campo de batalla, y decisiva en la evolución de las tácticas en la Edad Media.

 

En Courtrai, los flamencos, invirtieron la derrota que los caballeros franceses les habían infringido en Bouvines. Sin olvidarla, trataron de neutralizar el potencial ofensivo de la caballería francesa, tomando posiciones ventajosas en una ladera. Al comienzo de la batalla los ballesteros lombardos forzaron a los arqueros flamencos a retirase detrás del cuerpo principal de infantería. La retirada de estos trajo aparejado una carga fratricida de los caballeros franceses, los cuales cargaron incluso sobre el cuerpo de infantería. El impacto inicial de la carga logro abrir una brecha en la línea flamenca, rápidamente cerrada por las reservas flamencas, que detuvieron el éxito inicial de los franceses. Una segunda carga sobre los flancos del ejercito flamenco, fue desastrosa, arrojando una confusión general en las filas francesas. En este punto las dos alas flamencas se cerraron y comenzaron una masacre de lo que quedaba de la caballería francesa, aún es recordada por el nombre de los pantanos allí existentes "Bloed-Meersh".

 

Por las mismas fechas en 1297, los caballeros ingleses sufrieron una derrota ante la infantería de William Wallace. El empleo de soldados equipados con picas y formados en falange por parte de los escoceses puso en jaque al dominio ingles de las islas. Sin embargo la rápida respuesta de éstos neutralizó la victoria escocesa. El uso de los arqueros para abrir alguna brecha en la falange escocesa, y una posterior carga de la caballería le dio la victoria a los ingleses. Sin embargo, la creencia del noble de la superioridad del arma montada, impulsó una nueva derrota ante la falange escocesa Banockburn (1307). Sin embargo las lecciones aprendidas en la guerra con los escoceses no fueron olvidadas por los ingleses, empleándolas en el continente contra la caballería francesa. Las victorias de Crecy, Poitiers o Maupertuise, y Agincourt, coronaron la superioridad del infante sobre el jinete.

 

El caballero entonces debió utilizar las tácticas de la infantería, y cuando no pudo forzar una posición debió desmontar y combatir a pie. Esta práctica continuo hasta la ulterior creación de un cuerpo regular pagado con fondos públicos; fue entonces cuando la caballería debió encuadrarse y formar en cuerpos permanentes, y asumir una el rol de arma de apoyo.

 

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